CAPÍTULO 19

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Para Jorge, la escuela significaba un interminable trámite burocrático. El futuro no estaba en sus planes. Solo entraba a las clases de los maestros que le caían bien, pero así no funcionan las cosas; siempre tendrá que aparecer un número en su historial académico y a menos que se esforzara como nunca, estaba por perder el año.

Esperó en el pasillo del segundo piso hasta que pasó su novia con toda la intención de entrar a su clase.

─¡Blú!

Lo ignoró apresurándose. Jorge la tomó del brazo y puso su cara de soy demasiado guapo como para que me ignores.

─¡Mira qué hora es! ─dijo ella.

─Tuve un problema.

Blú lo golpeó con fuerza usando sus libros ─¡¿Crees que soy idiota?!

─No, bebé... Yo lo que...

─¡Vete al carajo!

Jorge la alcanzó.

─Déjame explicarte.

─¿Qué me vas a explicar? ¿Que ayer te revolcaste con la zorra de Sandra? Casualmente, también llegó tarde.

Jorge permaneció callado largo rato.

─Mi mamá apareció. Ayer se mudó con nosotros.

─What?! ─dejó salir ella.

─Pues sí... ¿cómo ves?

Blú no podía competir contra esto.

─¿Y cómo estás?

─Pues... de la chingada.

Blú, míralo. Espera. Mira sus ojos ¿Qué está pasando? ¿Está a punto de llorar? ¿Es posible? Lo tomó de la mano.

─Ven.

─¿No vas a entrar a literatura?

─No, estamos analizando una novela muy aburrida. De verdad, prefiero que me cuentes. Vamos a las canchas.



CONTINUARÁ...

LA AUTOPSIA DEL ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora