CAPÍTULO 53
Por fin llegó otro camión. Afortunadamente, porque el paradero se pone feo de noche. Tuvo suerte, alcanzó el último asiento libre. Esperando que la gente terminara de comprimirse, Adriana repetía un mantra mental: Universo, escúchame: ¡Necesito, quiero y merezco dinero! ¡Necesito, quiero y merezco dinero! ¡Necesito, quiero y merezco dinero!
Es delicioso cuando te quedas dormida en el transporte público. Cerca de las once de la noche, la camioneta que tomó saliendo del metro se detuvo cerca de su casa. Despertó justo a tiempo ─¡Bajan, bajan! ─dijo secándose la baba. Odiaba caminar cuesta arriba y luego hacia abajo entre callejuelas torcidas.
─¿Entregaste la carta? ─la encaró su madre, más alterada que de costumbre.
Es lo malo de no saber mentir. La cosa se puso muy fea muy rápido. Gritos. Llantos. La ópera completa.
─¡¿De qué vamos a vivir, de qué?! ─ le preguntaba su madre con chillidos irritantes.
─¡Mamá, lo estoy intentando, te lo juro, solo necesito que confíes en mí!
─¡Entiende, pendeja! El préstamo no es para que tú estudies, sino para que no nos lancen a la calle.
─¡Pues eso hubieras pensado antes de hacer que mi papá nos abandonara! ─al fin contestó Adriana.
─¡Tu padre nos cambió por una mesera de tu edad!
─¡Tú lo abandonaste primero! A los hombres hay que quererlos, hay que hacerlos sentir importantes. ¡Tú ni siquiera le hablabas!
─¡¿Tú qué sabes de hombres, pendeja, si ni siquiera sabes limpiarte el culo?! ─ y el remate de esta frase fue un cachetadón.
─¡Mamá! ─gritó Mónica poniéndose entre ellas.
Esta vez, Adriana la encaró.
─¡Sé lo suficiente de hombres como para saber que mi papá nos quería, a pesar de que... no era nuestro verdadero padre!
Acordes trágicos. Lorena hubiera preferido que la golpeara.
─¡¿Qué?! ─preguntó Mónica con el rostro deformado. ─¡¿Cómo que mi papá no es mi papá?!
─¡Adriana, cállate! ─Amenazó Lorena.
En un segundo, Mónica armó el rompecabezas. Ella era muy pequeña cuando Rogelio llegó a esa casa, pero Adriana lo recordaba con nitidez.
─Si mi papá no es mi papá... ¡¿entonces de quién soy hija?!
Lorena le lanzó un zarpazo, como tratando de hacer que esa pregunta regresara a su boca, pero Adriana metió el brazo.
─Ella no tiene la culpa de nada.
─¿ Entonces, mamá?... ¿Quién es nuestro papá? ─insistió Mónica a gritos.
─Muy bien, se los voy a decir─ sentenció Lorena. Señaló a Adriana. ─ Tú. Tú eres hija de un novio que tuve en la preparatoria. Cuando se lo dije, desapareció. ─Luego señaló a Mónica. ─Y tú eres hija de uno de mis jefes en mi segundo trabajo.
─¿Y... por qué no te casaste con él?
─Porque era casado. Cuando se lo dije, me despidió. Rogelio apareció cuando Adriana era una niña de primaria y tú estabas aprendiendo a hablar.
Después de la catarsis, Lorena acariciaba el cabello de su hija menor para consolarla. En ese momento, Adriana escuchó la vibración de su celular. ¿Un mensaje? Sí, a la una de la mañana.
─Vimos su anuncio en internet, nos gustaría platicar con usted ─leyó Adriana en voz alta.
CONTINUARÁ...
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LA AUTOPSIA DEL ÁNGEL
Teen FictionGénero: novela pop. Tenía ganas de ti y para capturarte lo único que tuve que hacer fue mirarte a los ojos. Te comiste mi anzuelo, a pesar de que te dije que no te enamoraras de mí porque soy muy peligrosa. Recordarás este momento el resto de tu vi...