Capítulo 2

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No podía dejar de verlos, me llamaban la atención demasiado.

—Amor, te presento a mis amigos. Él es Cole. —Dice Chad presentándonos a ambos y nos estrechamos las manos.

—Yyyy él es Harrison. —Nos presenta y nos damos las manos, acto seguido, les digo que pasen a disfrutar de la fiesta.

El primero me saludó simpáticamente dándome un beso en la mejilla, y el segundo me saludó de una manera tan fría como su mirada, apenas estirando su mano. Que incómoda me puso.

¿Chad se olvidó de decirle que esto es una fiesta y no un funeral?

No voy a juzgarlo por su cara de pocos amigos, pero siento que me caerá mal.

En medio de la fiesta cada cierto tiempo volteaba a ver a mi novio, que se encontraba con sus amigos, asique con la vista los detallaba a los tres desde lejos.

Me generan mucha curiosidad... Nunca estuve con gente así. No porque no quiera, es que no tuve la oportunidad, en mi entorno no hay personas así.

Chad es Chad, él se ve jodidamente bien siempre. Además destaca siempre porque es elegante, parece un príncipe en medio de ellos.

El chico de cabello rubio es lindo, tiene una sonrisa perfecta, está tatuado y tiene una actitud de rebelde que lo hace ver ardiente y al mismo tiempo es muy simpático. Si lo hubiera conocido antes quizás me habría enamorado de él.

Y por ultimo, el de cabello negro azabache... Está vestido completamente de negro, parece que quisiera combinar con su pelo oscuro, de su remera asoman tatuajes por sus brazos y cuello, muchos tatuajes... Me pregunto ¿Cuántos tendrá? Se le ven muy bien. ¿Cómo era su nombre? No recuerdo. Es aún más musculoso que su amigo. Y...

Está mirándome fijamente, mierda.

¿Habrá notado que los estoy viendo hace rato?

La incomodidad se apodera de mí, siento mi cuerpo arder porque ahora quien me mira es uno de ellos. Pero él si me mira con total descaro, no como yo, que supongo y quiero creer que lo hacía disimuladamente, sin que lo notaran.

~

Mi fiesta salió como lo esperé, bailé hasta que los zapatos me dolieron y tuve que sacármelos y andar descalza, con la estatura de un duende pero no iba a sacrificar mis pies, ni modo. Perdí el flow pero no los pies.

Desperté y estoy sola, desperté sola. ¿Dónde diablos está Chad y porqué no volvió?

Es la primera fiesta que no está conmigo ni en la fiesta, ni en la madrugada. Anoche se la pasó con sus amigos y no lo he vuelto a ver.

Estoy sola en casa. Ni siquiera Aria está, pero no me sorprende, ella siempre se va con alguno.

Ella no pierde oportunidad de disfrutar.

Termino de tomarme una ducha cuando escucho risas provenientes del piso de abajo, agarro la toalla y apenas me asomo para espiar, sí, es Chad con sus amigos, vienen riéndose a carcajadas... y súper borrachos.

Me pongo el pijama rápidamente y mi novio entra a mi habitación encontrándome de brazos cruzados.

—Holaaa amor. —Dice muy alegre cuando me encuentra en la habitación, e intenta abrazarme, pero no, pues estoy enojada.

—¡Ya voy Aria! —Pongo de excusa que A me llama e ignoro a Chad.

El se ríe y me sujeta. —Amor, no te enojes, salimos dos segundos y cuando quisimos darnos cuenta ya estaba de día. —Habla poniendo cara de inocente.

—Tu no eres así. —Digo ladeando la cabeza, y mirándolo con desaprobación.

—¿Me perdonas? — Me hace la carita del gato con botas.

—Por esta vez nada más. —Respondo.

<Que difícil de convencer eres.>

—Pero ahora tendrás que hacerme muchos mimitos. —Le hablo al oído.

Voy lentamente hacia la cama y me recuesto en ella, mientras juego con las puntas de mi blusa y lo veo fijamente, ocasionando que Chad me sonría libidinosamente.

Se pone sobre mi y sin tardar un segundo más lo primero que hace es quitarme aquella blusa de seda, ahora solo tengo puesto el pantalón del pijama y mi torso está completamente desnudo.

Comienza a darme besos por la clavícula bajando lentamente hacia mis pechos mientras yo cierro los ojos y me muerdo los labios por el placer que éste me genera.

Estaba tan hambrienta de él que solo deseaba intensificarlo y sabía que eso estaba a punto de pasar... Pero sin previo aviso, la puerta se abre de par en par.

Giramos nuestras cabezas rápidamente hacia la puerta, agitados y sin poder articular ni una palabra.

Al voltear me encuentro con un par de ojos grises mirándome intensamente, una ceja sutilmente levantada y una boca con una mueca casi por sonreír o reír, no sé. Reacciono y me tapo lo más rápido que puedo.

—Lo siento, hermano, no sabía que esta era su habitación... y que estaban ocupados. —Se ríe y cierra rápidamente.

Y ahí se fue toda mi inspiración sexual, gracias a este imbécil que no sabe tocar. Aunque no sé quién es, no recuerdo sus nombres porque no estaba prestando atención cuándo nos presentaron.

Toda la calentura que tenía se convirtió en vergüenza de que un desconocido me viera así.

Dejo a Chad durmiendo y opto por ir a desayunar, ya que el momento se arruinó prefiero dejarlo dormir, yo de todas formas ya me estaba levantando.

Bajando por las escaleras me cruzo a Aria, que estaba llegando también.

—Adivina quién se comió a un semidiós —Dice Aria moviéndose triunfalmente.

Me río porque yo claramente no pude comerme nada.

—¿Quién más si no tú? ¿A quien? —Pregunto.

—Luego te cuento, voy a darme un baño. - Contesta Aria con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando Aria está a punto de subir se topa con el bestia impertinente que no sabe golpear puertas y se queda tiesa.

Yo la miro extrañada porque nunca la vi así en presencia de un hombre, está bien, los dos son lindos pero no para que se quede en modo estatua.

Él nota como se pone ella, y se nos acerca con una sonrisita ladina, pf.

La saluda y a Aria casi se le salen los ojos y tres litros de baba. Juro que jamás, jamás la vi tan así.

Luego el bestia pasa a mi lado mirándome por arriba sin importancia y simplemente sigue su camino sin dirigirme ni una palabra.

Claro, como si no me hubieras visto casi desnuda recién. No me saludes, mucho menos te disculpes, idiota.

—Por mi santa madre Des, ¿por qué diablos no me avisaste que había semejante hombre en esta casa? Algo me late y no es el corazón. —Dice exageradamente.

—Ni tanto, ¿en serio te parecen taaaaan lindos? —Le contesto.

Ella asiente. —¿Estos son los amigos de Chad? Gracias Dios por este regalo divino. - Dice mirando hacia arriba.

Resoplo. —Sí, creo que van a volver con Chad a la ciudad, entonces van a quedarse todos estos días en la casa hasta que volvamos todos juntos.

—Creo que me encantaría alargar mis vacaciones un poco. —Me guiña un ojo y se ríe.

—Ah, te quedarías por ellos, pero no por mi. —La miro con los ojos entrecerrados y con una mueca.

—Cállate tonta, era chiste. —Me abraza apretándome fuerte y se va.

Nuevamente estaba sola, Aria se fue a bañar y supongo que a dormir un poco, Chad dormía, el bestia que no toca las puertas se había ido no sé adónde, y el otro supongo que también dormía.

Asique me fui a la playa al frente de casa un rato, estaba tomando sol tranquilamente cuando alguien se sienta a mi lado, es el amigo de Chad, el chico rubio todo tatuado.

Esto no me lo esperaba. ¿Y además, como se llamaba? Debí prestar atención.

ERES MIA, ENTERATE. (+18) / 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚 / 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗡𝗗𝗢***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora