Capítulo 51

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Narra Harrison.

Nunca le tuve miedo a nada, hasta ahora. El momento en el que esta cría inmadura se metió en mi vida comencé a temer, por todo. 

Tenía miedo de sentir cosas por ella, luego de que no me quisiera como yo a ella, después de perderla, y así... Incontables situaciones que de verdad me asustaban.

Ahora, precisamente, si no puedo arreglar esto, y si la cago aun peor, me muero.

Es de noche y es tarde asique doy por sentado que debe estar en su casa, asique aquí estoy, otra vez... Dispuesto a hacer lo que me pida por su perdón. 

¿Me imaginé alguna vez así? No. ¿Me siento un poco estúpido por rogar tanto? Sí. Pero me lo merezco.

Aldo me permite pasar sin problemas, dado que ya soy como de la familia.

Subo a su habitación y no la encuentro, pero si oigo el ruido del agua cayendo... Está duchándose.

Puedo imaginarme cuanto me gritará al salir del baño y verme aquí, y honestamente no me importa. 

Me siento en el borde de su cama, mientras mis ideas sobre que decirle siguen flotando sobre mí como fantasmas. Pero me distrae su teléfono que se encuentra en la mesita de noche, suena, la pantalla se enciende y no pude evitar mirar, era una notificación de un mensaje. 

¿Un novio normal no lo tomaría ni vería nada, verdad? No. Y eso era justo lo que iba a hacer, dejarlo pasar... Pero luego sonó otra vez.

Para mi suerte ni siquiera debía desbloquearlo completamente, solo con deslizar las notificaciones podía ver que decía, aunque no diría que tengo tanta suerte, porque esos mensajes eran una puta mierda.

"Ya quiero verte otra vez" 

"Estabas hermosa, como siempre" 

En ese preciso momento, apareció ella, con una bata mirándome desde la puerta del baño. 

Se sorprendió al verme, pero se sorprendió aun más al ver su teléfono en mi mano.

Y mierda, su cara pálida del susto me dejaba en claro que no quería que leyera... Sin pestañear corrió a querer quitármelo con desesperación. Obviamente esto no era normal.

-¡Dámelo! ¡No tienes derecho a ver mis cosas! -Gritaba histéricamente mientras intentaba sacármelo.

Mientras tanto yo intentaba abrir aquel chat, para ver quien era el de los mensajes.

-¡Harrison, por favor! ¡Eres un idiota! - No podía alcanzarlo y se ponía aún más furiosa.

Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, ya ni siquiera prestaba atención a sus palabras y no quería ni voltear a verla. 

Estaba completamente cegado por el odio, nada que pudiera haberme hecho podía haber sido peor que esto.

¿Quién le envío los mensajes? Connor. 

Estrellé su teléfono contra la pared, viendo como los pequeños vidrios de la pantalla se esparcían luego en el suelo. 

-¡No! - Chilló al ver como se hizo pedazos.

-¡Estuviste con él, otra vez! —Grité aún más fuerte.

-Nos encontramos en Los Ángeles y solo hablamos. - Comentó sin levantar la vista.

-¿Crees que soy idiota? ¿Y hasta le diste el número? Eres una puta de mierda, eres igual que él, una basura. -Dije con rabia.

-¿Y tú? Tu estuviste con una zorra en tu casa, no puedes decirme nada. -Se defendió.

ERES MIA, ENTERATE. (+18) / 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚 / 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗡𝗗𝗢***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora