Capítulo 37

8.3K 358 17
                                    

Narra Destiny.

Lo primero que hice al abrir mis ojos fue quedarme viéndolo por un buen rato... No podía creer que después de tanto tiempo pasaría esto.

Había pasado mucho tiempo y muchas cosas en medio, pero todavía lo veía y me parecía tan lindo, tan único.

Las sabanas apenas le llegaban a la cintura, en donde se le marcaba una V. ¿Por qué tenía que estar tan bueno? Así no iba a poder dejar de gustarme nunca.

Dormía con sus brazos hacia arriba, dejando todo su torso libre y al descubierto, lo que me tenía como una tonta porque me fascinaba que sea tan perfecto.

Mi mano viajó directamente a su pecho, donde tenía una "D" tatuada, una que se hizo por mi, y que me hacía sentir culpable por todo.

Nadie se tatúa una inicial porque sí. Se tatuó mi letra, en su piel, en su pecho... Me quería de verdad.

No puedo dejar de pensar en que fui una idiota por haberme alejado, por no darnos una segunda oportunidad. 

¡Porque yo sí lo amaba! Pero me mentalicé tanto en que me lastimaría otra vez, que no pude.

Lo amaba como nunca amé a nadie más, y aun así me alejé sin mirar atrás, siento que nos lastimé a los dos en vano, porque aqui estabamos de nuevo... Sin poder evitarnos, sin poder alejarnos.

El tenerlo así, a mi lado, después de haber sido suya una vez más, solo me deja claro una cosa; jamás lo olvidé como quise aparentar, todavía lo sigo queriendo con la misma intensidad de antes.

¿De que diablos sirvió poner distancia y buscar algún sentimiento en otra persona, si mi corazón siempre le perteneció?

< Hiciste todo mal, Destiny. Quizás nunca sepas cuanto dolor le causaste, porque el siempre intentará hacerte sentir bien, aunque tenga que culparse por todo. >

Es verdad, él no se merece alguien como yo, el merece algo mejor.

Miro su rostro y como está despeinado... Aún está igual al Harrison que yo conocí.

El chico con el cabello negro alborotado, cubierto de tatuajes, del que me enamoré, y del que sigo enamorada por más diferente que intente verse.

Comienza a removerse en la cama y a abrir sus ojos lentamente.

Se queja despertándose y me ve. 
—¿Disfrutabas verme dormir?

—Recién me desperté, no sé de qué hablas.
—Miento, hace como una hora que estoy viéndolo.

El me abraza, apretándome contra él, haciendo que quede acostada nuevamente pero con mi cabeza en su pecho.

—¿Podemos estar así para siempre?

Me pongo cómoda sobre su pecho. 
—¿Podemos? —Pregunto también.

Comienza a acariciar mi cabello mientras piensa. —¿Esto te parece extraño?

—No. —Digo con seguridad. —¿Por qué?

—El vernos, el estar así, como si nada, después de tanto tiempo... ¿No te parece raro? —Vuelve a preguntar jugando con mi cabello.

—No... Contigo siempre se siente como estar en casa. —Hago una pausa. —No me incomoda, no me siento rara, me siento... donde debo estar.

El sonríe. —Como pertenecer. Sí, me siento igual... No importa cuanto tiempo pasó, para mi fue ayer cuando te besé por última vez. 

Levanto mi rostro para hablarle cara a cara.
—Pero si me siento perdida... —Pienso un momento. —Es decir, no sé cual será el próximo paso. Ahora estoy aquí contigo y estoy bien, pero esto no durará por siempre.

ERES MIA, ENTERATE. (+18) / 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚 / 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗡𝗗𝗢***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora