Capítulo 9

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Llegamos al Lux, la discoteca principal de la zona, la más concurrida y conocida pero no la mejor.

Al entrar trato de pasar sin hacer contacto visual con nadie. Nunca faltan los desubicados que me gritaban cosas, e incluso algunos tocaban mi cabello.

Ser mujer en estos momentos es horrible...

¿Qué mierda les pasa a estos tipos?

En un momento, uno me tomó desprevenida y agarró mi cara intentando darme un beso, lo empujé y antes de que me diera cuenta Harrison ya le había pegado con su puño en la cara y el hombre había caído al suelo con sangre en su nariz.

Bueno, te lo merecías.

No supe que decir o hacer, Harrison me empujo para que siguiera caminando hacia dentro.

—Gracias. —Le digo por lo del sujeto, aunque es su trabajo, quería agradecerle.

—Dime una cosa... —Habla viéndome con atención. —¿Cuántas veces te ha pasado eso?

—¿Eso que? ¿Qué asquerosos intenten tocarme o cosas así? Muchas. —Respondo suspirando.

El hizo una mueca y fue a por un trago, mientras yo buscaba con la vista a Chad.

Pero no lo encontraba.

—¿Los ves por algún lado? —Le pregunto acercándome a él.

El observa un poco a su alrededor, es mas alto que yo asique es probable que el si los vea.

—No. —Vuelve la vista a su trago y es como si no le importara mucho.

Pido un trago para no aburrirme mientras espero y me quedo a su lado.

—¿Y si le envío un mensaje? Sí, eso haré. —Le hago saber. En realidad, yo le hablaba como si a él le interesara charlar conmigo pero no me respondía, era como hablar con la pared.

—Ya le escribí yo. —Responde tranquilo.

—¿Y que te dijo?

—Que se le hizo tarde en el trabajo, pero vendrá. —Comenta. —Tenemos que esperar.

Bufo porque es algo muy común de él, siempre todo es su trabajo.

Me invita a salir y luego me hace esperarlo, estaba un poco molesta.

Pero nada que unos buenos tragos no puedan calmar, la bebida me hace poner alegre.

Luego de unos cuantos tragos, mi cuerpo siente cada ritmo musical y solo quiero bailar.

Harrison está cerca mío y también está tomando pero parece que ni el alcohol logra sacarle una sonrisa.

Sigo en lo mío, bailar sola no me da vergüenza, al contrario, es divertido.

Esta debe ser la definición de "el alcohol se te subió a la cabeza" porque así se siente.

Sonrío mientras bailo y veo las luces moverse hacia todos lados.

Yo no nací para la fiesta, la fiesta nació para mi.

Voy a por un trago más, pero cuando estoy por agarrar mi vaso, Harrison lo toma por mi.

—Ya es suficiente. —Dice viéndome... de una manera rara.

—¿Perdona? —Lo miro desafiante. —Dame mi bebida. —Intento agarrarla pero el la levanta más alto y no llego.

—Estás borracha. —Susurra. —Y tu novio ni siquiera llegó, ¿Qué crees que dirá?

—No me importa que dirá. —Respondo orgullosa. —Bien, pediré otro.

ERES MIA, ENTERATE. (+18) / 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚 / 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗡𝗗𝗢***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora