Barba CAPÍTULO VII

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Hay estaba Fernando, sentado en el balcón de su habitación de hotel. El mismo en el cual le pidió matrimonio a Ana, esta vez tenía sentimientos opuestos a aquel día. Se encontraba enojado consigo mismo, ya que el accidente fue provocado en parte por su descuido. Se sentía inútil al saber que la mujer que amaba recordaba a todos menos a él. “Tal vez en este instante ella esté pensando en divorciarse” era lo que su mente le repetía a cada rato.  Estaba tomando, cosa que hacía muy pocas veces, tenía por primera vez en su vida barba de unos días. Se encontraba sin camisa y con una bermuda azul. Miraba al mar, en el se podía observar a algunas parejas, esto le provocaba la necesidad de estar cerca de Ana. Pero esto ya no era posible, sus lágrimas empezaban a salir, dio un trago a su bebida. En ese instante la puerta sonó, se dirigió a ella, en el camino limpio sus lágrimas, giro la manilla.

-Señor Lascurain recibió este sobre – Dijo un empleado del lugar mientras agitaba en su mano derecha un sobre amarillo.

-Pedí que nadie me molestara. ¿O me equivoco? – Dijo Fernando en un tono seco.

-Lo sé, señor. Pero su hijo llamo y dijo que insistiera en dárselo – Fernando recibió el sobre.

-Gracias – Dijo Fernando. El joven se retiro. Fernando cerró la puerta.

Tiro el sobre encima de la cama y se preparo un nuevo trago. Se disponía a bañarse cuando su teléfono sonó, lo ignoro completamente, volvió a sonar, se acerco a él, era un mensaje de un número desconocido.

“¿Recuerdos?, nunca olvides lo que dejas atrás, lucha por ello como yo lo hago justo ahora. Tal vez solo necesitas alguien que te escuche y puedas compartir lo que sientes. Hazlo conmigo. Te espero en la playa a las 8pm” 

¿Nando viajo hasta acá? Qué raro que no vino, jóvenes todo lo hacen con misterio. Ahora tendré que ir. Observo su reloj todavía faltaba cuarenta minutos, volvió al balcón hasta que pasaron unos quince minutos más. Se baño, se vistió con un pantalón negro y una playera marón oscura. Se subió el ruedo del pantalón pues iría a la playa. Salió del hotel y camino un rato por la orilla, se preguntaba donde estaba Nando. Se sento en la arena mirando las inmensas olas. “Eso paso con mi felicidad, paso una de estas y se la llevo” pensó. En ese instante sintió la presencia de alguien a sus espaldas.

-¿Por qué tardaste tanto? – Pregunto, pero no obtuvo respuesta alguna - ¿Nando? – Pregunto sin voltear confuso.

-Fernando – Hablo por fin – No voltees, Nando me dijo dónde estabas y vine a visitarte. Sigue mirando el mar tan inmenso, tan hermoso, tan único. Como esto que siento. Que sentimos.

Esa voz la reconocía, al escuchar su voz se le puso la piel de gallina, sentía una corriente que recorría todo su cuerpo. La pregunta era ¿Qué hace aquí?

-¿Sabes que estos días me hiciste falta como nada a nadie? – Pregunto – No como vas a saberlo si abandonaste a todos los que te amamos. No te estoy juzgando ya que si me hubiera pasado a mí, ni la menor idea de cómo reaccionaría – Se sentó a un lado de él.

-Ana… yo – Dijo, volteando a verla – Perdón. Pero es que todavía no puedo creer que no me recuerdes. Esto ha sido muy difícil para mí.

-Solo te preguntare dos cosas y te diré otras dos – Suspiro y sonrió mirando al mar - ¿Quién dijo que no te recuerdo? ¿Crees que para mí ha sido fácil? Escúchame bien. No te voy a decir que recuerdo todo, pero si lo suficiente para saber que te amo. Si te amo y mi amor por ti es tan inmenso como este mar y pase lo que pase aunque no recuerde ni quién soy yo, no dudes de nuestro amor.

-Yo también te amo y lo sabes – Dijo tomando entre sus manos el rostro de Ana – Yo no he dudado de nuestro amor.

-Fernando – Dijo Ana sosteniendo las manos del y despegándolas de ella – El hecho de que hayas creído que lo nuestro llego a su fin es dudar. Nuestro amor puedo con eso y con mil cosas más… Te amo.

-Yo te amo mas – Dijo Fernando mientras en sus labios se dibujaba una gran sonrisa – Ana, mi Ana Leal – Tomo nuevamente el rostro de ella y beso sus labios. Cuanta falta se hacían, eran perfectos juntos.

-¿Y esto? – Dijo Ana, mientras se separaba de Fernando y tocaba su barba.

-Esto fue un error. Al igual que irme y dejarte a ti y a mis hijos.

-Por cierto, Luz está enojada porque te viniste a la playa y la dejaste a ella y a sus hermanos.

-Gracias, por haberme salvado la vida, por devolverme las ganas de vivir, gracias por amar a mis hijos y darme dos más… Gracias por existir.

-Gracias a ti, por darme esta familia maravillosa – Fernando la abrazo y ella reposo la cabeza en su hombro.

Se quedaron durante un par de horas luego decidieron regresar a la habitación. En ella hablaron del accidente, de los medicamentos de Ana, de los problemas de los niños.

-Y Leon se quiere casar cuando antes con nuestra Fannys – Dijo Ana, la cual estaba al lado de Fernando en la cama, recostada en su pecho – O al menos eso fue lo que me dijo.

-Aunque me cueste decirlo, Leon se ha comportado como un caballero con ella y la trata como se merece. Es trabajador y soñador. Pero me preocupa que cometan un error, están muy jóvenes aun.

-Pero ahora hay una diferencia. Fanny si se quiere casar – Soltó Ana. Lo que provoco que Fernando se levantara de una vez de la cama - ¿Qué? – Dijo en un tono alto y empezó a caminar por toda la habitación.

-Cálmate – Dijo Ana, mientras se burlaba de la actitud de Fernando.

-Mi hija, mi bebé. Se quiere casar. No puede ser.

-Y te vas a sentir peor si te digo que Alicia este año cumple dieciocho años, ¿Verdad? – Dijo levantándose de la cama y acercándose a él – Por cierto, hablando de cumpleaños – Puso sus manos en el cuello de Fernando – Al otro día después del accidente, fue tu cumpleaños. Teníamos una sorpresa preparada pero con todo esto yo creo que a los niños se les olvido y después dicen que la que no recuerda soy yo – Ambos rieron – Feliz cumpleaños mi amor – Se besaron – Te daría un regalo imprevisto pero ambos estamos convalecientes.

-Pues a mí ya no me duele el brazo – Dijo tratando de mover el brazo con su yeso – Y tu pierna la veo muy bien – Dijo en tono pícaro.

-Pues no. Mejor cuando estés recuperado.

-Esto es muy injusto. ¿Lo sabes? – Dijo haciendo un puchero.

-¿Sabes que es más injusto? Que te vayas a tener que cortar esa barba.

-¿No te gusta? – Dijo – ¿Cómo no te va a gustar esta guapo?

-Pues esta guapo si me gusta – Dijo y recordó a don “guapo” en el hospital no pudo evitar sonreír – Pero su barba no. Me has raspado mucho – Dijo tocando los vellos de la barba de Fernando.

-Es una lástima, porque yo conozco a una mujer guapa, guapa, guapa – Ambos rieron – Que este como este, se ve hermosa – Dijo tomando a Ana por la cintura.

Al día siguiente regresaron a su casa. La felicidad había vuelto. Ana obligo a Fernando a quitarse la barba. Pasaron unas semanas y estaban organizando la boda de Fanny y Leon, hoy por fin le quitaban el yeso a Fernando así que fueron a la clínica. Cuando preguntaron por el doctor se llevaron una gran sorpresa.

-El doctor Pérez de fue de viaje, pero le dejo todos sus pacientes a un doctor que llego de Italia. Es muy bueno – Dijo la enfermera mientras acompañaba a Ana y Fernando a que le quitaran el yeso y le tomaran unas radiografías. Cuando llegaron al lugar estaba un hombre, alto, de ojos claros, lucia joven.

-Doctor Di Franco ellos son los señores Lascurain. Expediente numero 10 – Dijo la enfermera.

-Señor – Le dio la mano a Fernando – Señora – Le dio la mano a Ana esta quedo paralizada ante el contacto.

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Hola :D En multimedia el doctor Di Franco 7-7 

Nunca te dejaré de amar - Ferana♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora