Propuesta CAPÍTULO XXXIX

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-Fernando, aunque no entiendo tu pregunta, quiero decirte que yo respeto lo que hay entre Ana y tú y mis intenciones hacía ella solo son de amistad. – Fernando sonrió.

-No me has contestado mi pregunta... ¿Estas enamorado de Ana?

-Creo que esta conversación no nos está llevando a ningún lado, mejor ve que tu esposa – Hizo énfasis en "tu esposa" – Te está esperando.

-¿Sabes que había llegado cinco minutos antes? – Alberto negó – Me quede en el auto pensando y observando como la mirabas, y déjame decirte que no es una mirada de amigos pero tampoco una mirada con morbo – Fernando sonrió - Losé porque antes yo la miraba así y te voy a decir lo que piensas: En protegerla, cuidarla, impedir que la lastimen, solo quieres estar cerca de ella y verla reír. – Alberto guardó silencio – Pero tengo que reconocer que en algo tienes razón y es que Ana me espera. Esta conversación no ha terminado, te espero mañana en mi oficina, a la hora que quieras. Es algo que podría cambiar la vida de los dos. – Fernando no espero respuesta y se alejó.

Ana esperaba impaciente en al auto, tenía una presión en el pecho y sólo esperaba que a Fernando no le diera uno de sus ataques de celos. En un descuido Fernando entro sin decir una palabra, al igual que en todo el camino. Al llegar a la mansión Ana hablo.

-Fernando. ¿Qué hablabas con Alberto? – Preguntó. Fernando sonrió.

-Cosas de hombres, no te preocupes mi cielo – Le dio un beso en la mano, ambos bajaron del auto y entraron.

Al entrar todos sus hijos estaban en la sala, cuando vieron entrar a sus padres corrieron hacía ellos y los abrazaron.

-Ana, ¿jugamos algo? – Preguntó Luz, mientras se soltaba del abrazo.

-Claro mi corazón, ¿Qué propones?

-¡Las escondidas! – Expresaron Luz y los gemelos a unísono. El resto de la tropa sonrió.

-Está bien, las reglas, son que no vale la cocina ni fuera de la casa, eso equivale a estacionamiento, jardín y alberca – Menciono Fernando.

-El mayor cuenta – Sugirió Sebastián, todos reían a excepción de Fernando.

-En ese caso no juego – Todos siguieron riendo menos Ana.

-Yo tampoco, mejor que cuente el más inteligente del mundo – Ana abrazó a Nando.

-¿Yo? No, que cuente Alicia o Sebastián.

-No mejor cuenta tu pareja – Hablaron los gemelos a unísono, señalándose mutuamente.

-Cómo ninguno se pone de acuerdo, yo cuento – Se ofreció Luz.

-No mi princesa – Fernando le sonrió – En ese caso yo me sacrifico. Yo cuento – Todos rieron y comenzaron a prepararse.

Pasaron todo el resto de la tarde jugando en familia, cuando llego la noche, Ana fue a acostar a los niños, cuando regresó Fernando estaba acostado en su lado de la cama. Ella al verlo sonrió y se acerco. Inclinándose hasta llegar a su altura. Él tenía los ojos cerrados.

-Fernandou – Lo llamó Ana, él no se movía ni contestaba – Mi vida – ella le dio un corto beso en los labios – Mi corazón, mi amor, mi cielo – Continuó Ana, en cada frase repetía la acción de la primera. Viendo que no tenia respuesta se dio por vencida y cuando iba a recuperar su estatura normal, Fernando la jaló logrando que ella cayera encima de él.

-¿Me llamabas? – Preguntó con una sonrisa, a menos de dos centímetros de los labios de Ana.

-¿Estabas despierto? Fernando Lascurain eres un tramposo de lo peor – Ana fingió molestia, e intentaba pararse pero sólo lograba que él la sujetara con más fuerza.

Nunca te dejaré de amar - Ferana♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora