Al día siguiente tal y como lo había dicho David, nos dirigíamos a una tienda de vestidos de novia según él, la mejor de la ciudad. No podía dejar de pensar en Austin y en su mirada cargada de dolor, me había estado llamando toda la noche, pero no tenía ganas de escuchar su voz, si bien yo lo había herido no había sido por voluntad propia, estaba solo haciendo lo correcto, algo que él no pareció importarle cuando se besó con esa.
Me sentía extraña con esto, como la mayoría de mujeres, de niña siempre soñé como sería el día de mi boda. Tenía tantas cosas en mente y para ser franca sabía que nada de eso se haría realidad. Nunca quise una boda ostentosa, quizá una linda ceremonia con amigos y familiares, una linda cena frente al mar con nuestros allegados y luego poder escaparme junto a mi esposo para disfrutar y proclamarnos amor.
- Llegamos- David se bajó para abrirme la puerta algo que me sorprendió bastante, pues no parecía de esos hombres.
- ¡Oh por Dios! no lo puedo creer, esto es precioso- grité al ver la hermosa tienda que tenía en frente de mí.
- Lose, aquí pueden diseñar el vestido de tus sueños- David sonrió en grande al ver mi expresión
- No es necesario que lo hagas, yo puedo comprar uno por Internet- me encogí de hombros restándole importancia, no quería que viera lo emocionada que estaba.
- Estas demente- su estúpida sonrisa me hizo querer patearlo- Soy un empresario de prestigio, no dejaré que uses cualquier vestido.
- Bien- dije resignada, aunque por dentro estaba gritando como niño en una dulcería.
Entramos y una joven muy bonita se nos acercó, se presentó como Rose la diseñadora, nos llevó hasta el otro lado de la habitación, nos hizo sentar en un par de sillones blancos y nos ofreció algo de beber. Ella era bastante entusiasta, cuando empezó a curiosear sobre lo que quería comencé a decírselo todo, ella solo asentía entusiasmada, de vez en cuando me daba algunas ideas que yo aceptaba o denegaba. Apenas acabo me mostro su boceto, de inmediato quede maravillada, tomo mis medidas y nos informó que estaría listo dos días antes de la boda por si quería arreglar o añadir detalles.
David había salido quince minutos antes para atender una llamada, me despedí de Rose con un abrazo, pues era un encanto de persona. Cuando salí de aquella habitación, lo vi hablando con un hombre igual de alto a él, su cabello rubio estaba atado en la parte de atrás, vestía un traje bastante gracioso y una sonrisa enorme adornaba su rostro, tal vez estaban hablando de su esmoquin. A medida que me acercaba escuchaba con más claridad lo que decían, él hablaba de la tela, los botones, el tipo de bolsillos, sus medidas y al parecer también parecía estarle dando información de la recepción.
- Vamos - dijo cortante al ver como un chico me miraba del otro lado de la sala. Levantó su mano a manera de saludo y yo correspondí.
- Claro - salí detrás de él.
Volvió a abrir mi puerta para después rodear el coche y subir en el asiento del piloto, su mirada estaba fija en la carretera, pero sus manos apretaban con fuerza el volante, quise preguntar qué le pasaba, pero se me adelanto.
- Cuando aceptes ser mi esposa nadie podrá comerte con la mirada- estaba furioso, pero no era mi culpa, en todo caso que le importaba a él si eso sucedía.
- Oh vamos, el chico intentaba ser amable- intente aligerar el ambiente con una sonrisa.
- No me gusta ese tipo de amabilidad - su voz sonaba tan cortante que daba miedo.
Me dedique a mirar por la ventana, no me gustaba para nada su actitud y realmente no sabía de qué más hablar con él.
(***)
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Matrimonio infernal.
RomancePor mis padres haría lo que fuera, incluso, casarme con aquel hombre de ojos verdes y sonrisa perfecta. Pero alto ahí, él no es mi caballero de resplandeciente armadura. Él es el caballero negro del cuál las damiselas escapan. Portada hecha por @dr...