Capítulo 51

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El silencio era casi terrorífico en la habitación, todos y cada uno de los presentes se habían quedado mudos con la noticia que había salido de mi boca, yo solo tenía ojos para David pero su rostro no mostraba nada, Elois tenía cargado a Leonard, Danilo estaba sentado junto a los pies de David, este último estaba cruzado de brazos sin articular palabra, yo mientras tanto me mantenía quieta esperando que alguno hablara y rompiera el silencio.

- Ya lo sabía- fueron las palabras de David, todos nos volteamos a vernos pero el solo miraba en mi dirección.

- ¿Quién te lo dijo?- ninguno de nosotros despegaba los ojos de David.

- Una de las enfermeras entró por la noche a traerme un poco de agua, ella dijo que la mujer que había ingresado conmigo el día del accidente se había suicidado hacía unas horas, trataron de salvarle la vida pero ya era tarde- se encogió de hombros.

- Cariño, porque no vamos por un poco de aire, este no es un buen ambiente para nuestro nieto- Elois me sonrió y salió de la habitación junto a su esposo.

El silencio de nuevo se instaló en la habitación, él me ofreció su mano para ir a su lado y no dude ni un segundo en hacerlo, cuando estuve lo suficientemente cerca me apretujo en sus brazos como el día anterior, pensé por un momento que volvería a llorar pero en vez de eso un suspiro demasiado pesado salió de sus labios. Me aleje un poco para acariciar su rostro, sus ojos verdes brillaban con amor pero al mismo tiempo había tristeza en ellos.

- ¿Cómo te sientes con esta noticia?- sonrió de lado.

- Mal- cerró sus ojos por un momento- jamás pensé que las cosas acabarían de esa manera.

- ¿La quieres?- espero su respuesta, sé que me va a decir que si y no me molesta, ella hace parte de su pasado. Un pasado que ahora no volverá más.

- Sí, la quise en su momento- niego para que me diga la verdad- está bien, si la quiero, puede que hubiera sido mala conmigo y que me haya vuelto una persona fría pero gracias a eso te conocí a ti-vuelve a bufar- sin embargo ella no merecía morir, merecía ser feliz al lado de un hombre que verdaderamente la amara, uno que aceptara toda su locura y la ayudara a encontrar su luz, ¿Cómo te enteraste?

- Fui a su casa- David me mira mal- quería hablar con ella de algunas cosas, pero ya verás de lo que me acabe enterando- asiente- yo también estoy un poco triste, pero mi tristeza no ayudará para que ella regrese.

Dejo mi cabeza sobre la suya y acarició su cabello, a crecido bastante pero no me molesta, amo pasar mis manos por él. Después de unos minutos me separo un poco de él, lo beso con delicadeza, pero como siempre es él quien toma el control, pone su mano tras mi nuca para acercarme mucho más, sus suaves labios chupan, muerden y succionan los míos, deja un pequeño mordisco que intenta calmar con su lengua, me separo solo cuando siento que me falta el aire y David me mira con una sonrisa maliciosa, entendiendo lo que quiere me retiro, no puede ser que aun en esta situación el tenga cabeza para algo así, pero bueno, hablamos de David, él siempre va a querer sexo.

- ¿No se supone que si no puedes mover tus piernas, no puedes tener una erección?- comentó al ver como su bata se alza, él sólo ríe y lleva su mano a su entrepierna.

- Ya ves, el accidente no daño esa estupenda parte de mi cuerpo.

- Que modesto por Dios.

- Como si no te gustara- giró sus ojos- deberías, no se, ayudarme a bajarla- abrí mi boca en sorpresa, ¿como podía pedir aquello?- ¿O dejarás que sufra este agonizante dolor?- enarque una de mis cejas- no creo que dejes padecer más dolor a este pobre hombre que luchó con todas sus fuerzas para volver de aquella oscuridad, que ha estado en abstinencia y se siente atraído solo, y únicamente por su malvada esposa que no quiere siquiera ayudarlo.

- Eso es jugar sucio- giro mis ojos, me levanto para ir a la puerta y poner el pestillo- pero para que no vea que soy una malvada esposa, le ayudare a bajar ese dolor señor Maestroni.

(***)

El sacerdote termina la ceremonia y el ataúd es descendido, me acerco hacia Bianca que llora desconsoladamente mientras arroja una rosa blanca al ataúd, acaricio su espalda de arriba-abajo, jamas espere ser yo la que algún día consolará a esta mujer pero lo estoy haciendo porque no siento rencor hacia ella, me apena un poco saber que ahora estará sola, David me observa con una sonrisa en su silla de ruedas, le pide algo a su madre y esta asiente, se acercan a nosotras y toma su mano.

- Lo siento mucho- ella asiente- perdoname por haberlas tratado mal, solo quería mantener a salvo mi familia.

Ella mira fijamente el ataúd que ahora está siendo cubierto por tierra, sus ojos se cristalizan, no soy experta, tampoco soy buena leyendo a las personas pero asumo que lo único que rodea a Bianca ahora es la culpa. David habló con un profesional de la clínica, quien se comprometió a hacerle algunas visitas para que ella pudiera lidiar mejor con la pérdida y no hiciera lo mismo que su hija. La soledad nunca va a ser buena, para una persona deprimida. 

- No lo sientas. Todo fue mi culpa, debí haber sido una mejor madre para ella, ahora solo me queda cumplir su deseo.

Se que todos quieren preguntar cuál fue su último deseo pero es mejor no meter más el dedo en la herida, nos quedamos unos minutos más hasta que el hoyo es completamente llenado de tierra, una gran corona de flores rojas es posicionada en el centro, David se acerca y deja una flor amarilla.

- Eran sus favoritas- Bianca asiente, unas cuantas lágrimas más descienden por sus ojos- te llevamos a casa.

- No te preocupes, tengo que hacer algunas cosas, gracias por venir a su funeral.

Aparte de la mujer que me abrió la puerta el día que fui a su casa, y de Bianca somos las únicas personas que están en el funeral, siento un poco de nostalgia, su vida fue muy solitaria y triste. El camino hacia el auto es un poco largo, el día ha estado bastante frío y de a poco algunas gotas empiezan a caer, Elois se va junto a Danilo, empujó la silla de David quien pudo conseguir su salida solo con la condición de que se cuidara y tuviera los cuidados que el doctor Ferreira le había otorgado.  

Me encargue de tomar notas, de comprar los alimentos que podía comer, también debimos hacerle algunos arreglos a nuestra casa para que David pudiera moverse a su antojo, mientras tanto estábamos quedándonos en casa de sus padres. 

- ¿Por qué sonríes?- beso su mejilla.

- Porque estas aqui conmigo- suelta una pequeña risa- sé que va a sonar un poco cruel, pero creo que ahora sí vamos a tener nuestro estúpido cuento de hadas.

- No será un cuento de hadas hasta que el idiota de tu ex novio salga de nuestras vidas y yo logré levantarme de esta silla- no me importa Ostin, mi vida es y será david

- Pues eso será pronto...muy pronto- susurro en su oído.

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora