Capitulo 18

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¿Paz y tranquilidad?, esas palabras no querían estar presentes en mi vida desde que conocí a David. 

Hacía tres días nos habíamos visto y falto solo vernos la cara para discutir al ver mi aspecto, pero no era mi culpa de que estuviera vomitando la mayoría del tiempo, había ido a ver al médico para preguntarle acerca de mis vómitos y mis ascos y solo me había dicho que era normal en los primeros meses de embarazo, pero al verme vomitar de una manera espantosa me recetó unas pastillas que no dañaría mi bebe.

Claro que el no entendió y solo me reprocho, su discurso sobre que esto me sucedía por no aceptar vivir de nuevo junto a él nos llevó a discutir, David nuevamente me estaba mandándome y eso me ponía de los nervios. Cuando la rabia se esfumó de ambos, de una manera bastante dulce me pidió conocer el lugar donde me quedaba, a regañadientes le di la dirección de mi casa, claro que le advertí que si quería verme tenia que primero llamarme para aceptar su visita. La universidad era otro tema, los constantes vómitos no me dejaban concentrar así que no iba, me quedaba en casa pasando el rato, leyendo o adelantando de las clases a las que no iba.

(***)

- Alex, te ves fatal- Natalia me dio un té lo cual agradecí porque era lo único que lograba contener en mi organismo junto al pastel de zanahoria.

- Lose, pero no puedo hacer nada las pastillas hasta ahora están haciendo el efecto- suspire cansada llevando mis manos a mi cabeza- lo peor de todo es que esto durará tres meses y hace apenas unos días que cumplí dos.

- ¿Que tal con David?- preguntó mientras llevaba un poco de pastel de chocolate. Lo más irónico era que a mi bebe no le gustaba el pastel de chocolate, pero sí el de zanahoria que tanto odie cuando niña.

- No entiende, según el es mi culpa estar tan delgada- gire mis ojos- hace unos días hicimos una videollamada y me mostro un articulo publicado en un blog de mamás primerizas sobre como eliminar los vómitos con remedios caseros- ambas reímos, ¿quién iba a imaginarlo?

- Se que yo fui la primera en reprocharte y decirte que te alejaras de él, pero creo que deberías volver a su casa- la mire mal pero ella ni se inmutó sólo sonrió como idiota y prosiguió- allí tendrás quien te cuide- tenia razón-Has bajado unos kilos, no quiero que un día de estos te sientas débil y no haya quien te ayudé.

Sus palabras me hicieron razonar y en cierta parte tenía razón, pero yo era demasiado terca como para hacerle caso.

- No pisaré aun esa casa.

- Bien Alexitosita, lo que tu digas- bufó- y tus padres ¿cómo lo llevan?.

- No se los he dicho, pero estoy mas que segura que van a enloquecer.

Seguimos hablando sobre los proyectos que teníamos que hacer hasta que llegó Rodrigo y nos llevo a cada una a nuestro destino, claro que primero me llevo a mi, esos dos no podían estar separados por mucho tiempo.

Al llegar a casa me sentí sola, la verdad es que aunque no quisiera volver a su casa lo extrañaba, quería estar cerca de él, que me besara, que me estrujara entre sus brazos incluso extrañaba sus gritos y sus estúpidos cambios de humor. Sacudí mi cabeza, de nuevo se me estaba pegando su bipolaridad. Me di un baño, depile mi cuerpo casi en su totalidad, para después salir con una sensación satisfactoria, me puse unos jeans de mezclilla, una blusa de mangas largas lila y mis vans blancas, me preparé la cena dándome cuenta que ya no quedaba casi nada en la despensa, por lo que después de acabar de comer tome mi abrigo, mi bolso con la cartera y salí rumbo al supermercado.

A mitad de camino la suerte se puso en mi contra y el auto se detuvo en medio de la nada, trate de hacerlo arrancar pero me di cuenta que me había quedado sin una gota de combustible, maldije y golpeé el volante  haciéndome daño en uno de mis nudillos con una de las tiras sueltas de este, tome el celular y llame a la única persona que me ayudaría sin importarle que estuviera haciendo.

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora