Capítulo especial

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SCARLETH

La casa es solitaria, fría y sombría, no hay nadie en ella y me gusta, no quiero ver a nadie. La soledad ha sido mi mejor amiga desde que tengo memoria. Voy hasta la cocina con los ánimos por el suelo, creo que es la hora de acabar con mi dolor y dejar ser feliz a todas las personas que alguna vez me rodearon, no me bastan los medicamentos, ni los centros de ayuda, para dejarlos ser feliz debo desaparecer de este mundo. Quedarme como un recuerdo que con el tiempo va a borrarse.

Uno de los cuchillos llama mi atención, es largo y filoso, lo tomo entre mis manos, lo analizo, viendo mi reflejo en el sonrió y subo a lo que queda de mi habitación, cierro la puerta con pestillo, me arrodillo frente a mi cama y por última vez le pido al cielo que me deje partir en paz. Pasó el filo del cuchillo por mis muñecas, son solo cortes superficiales para alivianar el dolor sin tener que llorar, se siente bien hacerlos. Mientras los hago la imagen de David junto a Alexa cuando los vi en la mañana mientras se besaban viene a mi mente.

Me dolió haber presenciado esa escena, pero no voy a negar que mi corazón se hinchó cuando lo vi sonreír de aquella manera. Él era feliz y no iba a volver a ser yo la que acabará con esa felicidad, una que hace mucho tiempo yo había arrebatado. Escucho como abren la puerta de la entrada pero no me importa, debe ser Bianca, esa mujer que no merece ser llamada madre porque nunca lo fue, jamás quiso actuar como una, después de que mi padre nos abandonara ella cayó en depresión. Nunca recibí amor por su parte, todo fueron palabras destructivas y golpes, nunca supe que era un abrazo o un te quiero por parte suya, jamás dejó que nadie me diera amor.

- Scarleth porque cierras la maldita puerta con pestillo, sabes cuánto detesto que lo hagas- esa es su voz, ella solo lo hace porque ahora se siente culpable de mi demencia, pero no estoy loca solo estoy deprimida.

- No quiero verte- la escucho gruñir.

- Haz lo que quieras- y se marcha, eso es todo, jamás le he importado y haré lo que quiera tal como lo dijo.

Corto con un poco más de profundidad mis muñecas, también hago un corte en mi vientre bastante profundo, empiezo a perder un poco las fuerzas pero eso es todo lo que quiero. Al igual que en las películas, mi vida empieza a pasar frente a mis ojos, lo mejor de esto es que solo pasan momento felices. Aquellos que viví un día con David. El recuerdo de nuestro primer beso, lo asustado que estaba el día en que le quite su virginidad, suena tonto pero él a sus quince no había besado a ninguna mujer, a sus diecisiete seguía siendo virgen y yo no era paciente. Aquella vez en que deje que lo golpearan solo para que su lado malvado saliera a la luz, algo que logre sin duda.

Recuerdo su mirada la primera vez que le pedí que nos escapáramos, que nos fuéramos lejos de esta ciudad, sin embargo el amaba demasiado a su madre como para dejarla sola. El recuerdo más doloroso de todos fue cuando se enteró del aborto que hice, pero yo no quería tener hijos, no iba a ser buena madre para ellos, sin embargo le quite su derecho de ser padre, sus ojos por primera vez en mucho tiempo me habían mirado con odio, y ese fue el detonante para darme cuenta que era una maldita perra. No busque ayuda, mi único consuelo fueron las drogas y vaya que me sentí por fin bien y en paz, hasta que apareció Bianca.

Mis brazos ya no tienen fuerza pero como puedo entierro más el cuchillo dentro de mi vientre, la puerta se abre dejándome ver a Lupe, la única persona que se ha encargado de cuidarme por muchos años, su voz me pide que resista pero yo no quiero hacerlo, quiero por fin estar en paz. La escucho llamar a una ambulancia, también escuchó los tacones de Bianca acercándose, sus ojos se cristalizan con la escena y por fin a mis veintinueve años de edad le regaló una sonrisa sincera, necesito pedirle perdón por mi comportamiento, a pesar de no ser una buena madre necesito su perdón.

- Perdóname- las palabras salen de mi boca con sinceridad pero al mismo tiempo con dificultad - tienes que ser feliz, por mi- suplico- deja que tu odio se vaya.

- No cariño, por favor no te vayas, quédate conmigo un poco más- ella solloza- prometo que cambiare, seré una buena madre, hare por ti lo que no he hecho en muchos años pero quédate a mi lado, eres lo único que me queda- niego.

- No puedo más.

Al igual que en el accidente, todo empieza distorsionarse de a poco, veo la figura borrosa de mi madre, que gran palabra, escucho a lo lejos una ambulancia pero ya no hay nada que hacer, mi vida se acabo este era mi tiempo y así debía ser mi muerte. Si pudiera pedir un deseo en este momento, sin duda pediría volver al pasado, al día en que vi aquellos ojos verdes, esos ojos que no me miraron con compasión sino con cariño. Hubiera empezado de otra manera, tal vez un guiño o una simple conversación, si todo hubiera sido diferente ese día estoy segura que no estaría en esta habitación agonizando.

Estaría en sus brazos al igual que lo está Alexa ahora, sería yo la madre de sus hijos y la causante de su felicidad, pero ya no se puede dar marcha atrás, las cosas están en su lugar y no puedo interferir en ellas. Es por eso que no voy a aferrarme más a mi vida, dejaré que las personas que alguna vez hicieron parte de mi y a las cuales les hice daño sean felices.

Antes de que mis ojos se cierran para siempre pido perdón a la única persona que siempre estuvo para mi.

David.

Este capítulo lo cree desde el principio y quería compartirlo, me dolió un poco porque a pesar de que ella lo merecía también fue víctima de otras personas

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora