Capitulo 45

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La sala de espera está abarrotada de personas que van de un lado a otro, otras lloran a gritos al recibir la noticia no deseada y yo solo estoy sentada mirando el vacío. Las lágrimas dejaron de salir hace unas horas, no hemos recibido ninguna noticia, lo único de lo que he podido saber es que había dos personas en el auto, una de ellas David y la otra la mujer que ha hecho de nuestras vidas un infierno.

- Cariño ¿Por qué no vas a casa?- papá intenta por quinta vez que me levante de la silla y vaya a casa pero no quiero hacerlo, lo único que quiero es saber que David está bien.

- Él no se hubiera movido de aquí si yo estuviera en la misma situación- papa bufa cansado y se marcha junto a mi madre que no ha dormido en toda la noche.

Después de dos horas, sigo sin saber noticias, siento que voy a perder la paciencia en cualquier momento y voy a acabar con todo a mi paso pero veo a lo lejos la madre de Scarleth venir hacia nosotros con furia. El padre de David se interpone antes de que llegue a mí, su mirada quiere atravesarme y creo que la entiendo porque justo en ese momento quiero hacerle algo peor a ella.

-¡Todo esto es tú culpa!- ella grita mientras solloza- por tu culpa mi hija hizo todo esto, ellos en verdad se amaban pero tú te interpusiste entre ellos.

- ¡Cállate Bianca!- el grito de la madre de David nos deja a todos mudos-  ¡Tú no supiste criar a tu hija, no le diste amor y tuvo que buscarlo en otra persona, tu le enseñaste a Scarleth que amar era obligar, atar y hundir a las personas que aman, David no la amaba, sentía pena hacia ella porque fue el producto de una mujer tan despreciable como tú!- Bianca se queda callada, pero no quita esa altanería que parece rodearla, pasa de largo y toma la primer salida.

- Alexa deberías ir a comer algo, no solo tienes que alimentarte a ti- asiento y voy hasta la cafetería.

Me siento en una de las sillas para comer tranquila pero simplemente no puedo, de nuevo siento ganas de llorar, muerdo un pedazo del emparedado que tengo en mis manos y bebo un poco de zumo, estar aquí sin poder hacer nada me llena de impotencia. Al acabar subo por el ascensor, siento que va más lento y pulso el botón varias veces para ver si así se mueve más rápido, al llegar a la planta que deseo veo que un doctor está hablando con ambos padres, me acerco lo más rápido que puedo haciendo que el doctor se gire a verme regalándome  una sonrisa triste.

Miles de cosas malas pasan por mi cabeza y la sacudo para alejarlas, con una mirada nos indica que vayamos a su consultorio, el corazón quiere salirse por mi boca con cada paso que doy pero trato de convencerme de que todo está bien. El dice un par de cosas para que estemos calmados pero con eso ya logró quitarme aquella tranquilidad.

- El señor Maestroni tiene un par de costillas rotas pero gracias al cielo no lograron atravesar los pulmones, una de sus piernas y brazo está fracturado,  hay bastantes rasguños en su cuerpo pero la lesión que más nos preocupa es la de su cráneo.

- ¿Qué pasa con ella?- pregunta la madre de David con los ojos llenos de lágrimas.

- El señor Maestroni sufrió un trauma craneoencefálico, que lo ha mantenido en estado de coma desde que lo trajeron al hospital.

Mis barreras se rompen por completo y me dejo caer más en la silla. Lo único que se escucha en el consultorio son nuestros llantos, esta es la peor pesadilla de mi vida y lo peor de todo es que no puedo despertar de ella porque es real.

- ¿Podemos verlo?- secó mis lágrimas viendo al doctor un poco borroso.

- En unas horas lo trasladaremos a una habitación y les avisare para que puedan verlo.

Todos asentimos saliendo del consultorio, por mi cabeza no deja de pasar imágenes de David sonriendo, enojado, celoso y hasta incluso recuerdo su rostro de la última vez que hicimos el amor. Todas las palabras que me dijo en el último mes, nuestras discusiones, reconciliaciones y sobre todo la alegría de su voz hace unas horas cuando dijo que volvería pronto.

Después de unas horas en las que estar sentada me pone tan irritable, el doctor por fin se acerca a nosotros, nos dice que estará en la UCI debido a la gravedad de sus heridas y que en unos momentos pasará por nosotros para llevarnos hasta la habitación.

Todos subimos en silencio, no creo que unas palabras de aliento entre nosotros sirvan pues hay demasiado dolor. Me he mantenido tranquila por nuestro hijo, porque no he sido la mujer más cuidadosa en mi embarazo y no podría soportar que algo malo le pasara a él también, pero temo que a penas entrar no pueda siquiera soportarlo. El doctor se acerca después de unos minutos y la madre de David se acerca a mi.

- Si quieres, puedes pasar primero a verlo- solo puedo asentir, estoy segura que mi voz fallaría si lo hago.

El doctor me guía por un pasillo desierto, al llegar a una puerta donde se pone el numero 407 me invita a pasar y lo hago. Un sollozo sale de mis labios al ver su estado pero ninguna lágrima sale de mis ojos, me acerco con cautela sentándome en la silla que hay allí a su lado.

- Puede hablarle, muchas veces la motivación de los seres que aman logra que el paciente vuelva del coma en menor tiempo.

El se va dejándome sola, el único ruido de la habitación es del electrocardiógrafo, tomó una de sus manos entre las mías apretandola un poco para darme un poco de valor.

- No te quiero perder, por favor- es lo primero que sale de mis labios- no puedes dejarme David, me prometiste estar a mi lado siempre y en estos momentos te necesitó más que nunca, necesitó que te levantes de esa cama para que podamos recuperar la felicidad que nos han arrebatado- sollozo- joder David, te amo como nunca he podido amar a nadie en la vida a pesar de todo lo que me hiciste, me enamore de ti, me enamore de cada uno de tus defectos, de tu forma de mirarme y decirme que me amabas, te necesito igual que al mismo aire- sorbo mi nariz y mis manos tiemblan- ¿sabes?, hace mucho que te perdone porque entendí que de nada serviría guardarte rencor si mi amor por ti era mucho más grande que eso- mi vientre se mueve y las lágrimas por fin abandonan mis ojos- Leonard quiere que estés con nosotros y no me voy a ir de este hospital a menos que sea contigo de la mano, nunca de otra forma.

Me levanto temblorosa de la silla, porque no puedo quedarme más alli viendolo de esa forma. Salgo de la habitación para que sus padres puedan estar con él. Bajo hasta la primera planta pues necesito desahogarme, Bianca sale de una habitación con los ojos llorosos  y me mira con asco.

- Te odio- ella rechina sus dientes, me alejo de ella porque no quiero discutir pero ella vuelve a gritar- si ambos llegan a morir ten siempre en tu mente que fue por tu culpa.

La miró por encima de mi hombro porque de nuevo las lágrimas se han acumulado en mis ojos, aquellas palabras se quedan estancadas en mi pecho. No es mi culpa, lo tengo muy en claro pero de alguna forma aquello si había pasado por mi mente.

- No es mi culpa que su hija sea una maldita loca- me alejo de ella porque no quiero lidiar con alguien asi. No tengo fuerzas.

Voy hasta la pequeña capilla que hay dentro del hospital y me arrodilló frente aquel altar donde un cristo me mira con dolor.

- No soy la persona más devota del mundo, se que me he alejado de tí y no merezco que hagas nada por mí, pero por favor, ayúdame a afrontar esta situación, dame la fuerza de seguir luchando por este amor con tantos altibajos, no permitas que me rinda ni que siquiera pueda pensar en la derrota, no te quiero pedir nada pero por favor, necesitó que me lo devuelvas.

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora