- ¿Qué?, por dios Alexa voy enseguida- dijo preocupado y un poco adormilado.
- No David, es mejor que nos veamos en el hospital- dije segura a lo que él respondió con un rotundo no- tengo mucho miedo, si te espero tardaremos en llegar por favor por una vez en tu vida hazme caso.
Después de convencerlo y de cambiar mi pijama subí a mi auto. El camino fue un poco aterrador ya que las manos me sudaban haciendo que se me resbalaran por instantes del volante, cuando por fin llegué David estaba parado en la entrada buscándome por todas partes con su mirada, me baje rápido del auto y camine a pasos lentos hasta él para que me abrazara, siempre que estaba en sus brazos me sentía protegida aunque de verdad del único que me tenía que proteger era de él, saqué ese pensamiento de mi cabeza para entrar por fin.
Una enfermera se acercó hasta nosotros tomando mis datos, pidió que esperáramos un momento hasta que uno de los doctores estuviera libre. Media hora después un doctor se acercó hasta mí, me llevó a su consultorio y le hice un resumen del porqué estaba aquí, hizo que me acostara en la camilla para hacerme una ecografía lo hice sin rechistar estaba aterrada de que fuera algo malo y le perjudicara a mi bebe.
- Señora Maestroni, todo está en perfecto orden no se preocupe- me tendió una toalla de papel para limpiar mi vientre, señalo la silla que habían frente a él indicando que me sentara.
- Doctor si todo está bien ¿Por qué sangre?- ladee mi cabeza a lo que él me regaló una sonrisa que también le devolví.
- Vera señora, estas pérdidas de sangre suelen ser comunes durante el primer trimestre de embarazo pero las causas pueden ser la alteración de las hormonas, emociones fuertes, cargar cosas pesadas o también mantener relaciones sexuales de forma brusca- me miró como queriendo decir que había sido lo último pero negué- bien, le recomiendo que tenga reposo por unos días, con esto no me refiero a estar acostada en una cama, me refiero a que evite malos ratos o demasiado estrés.
Cuando por fin el doctor terminó de darme algunas recomendaciones me dirigí a la sala de espera, ahí se encontraba David con la cabeza entre sus manos mientras movía sus pies de un lado a otro. Me acerque y toque su hombro para llamar su atención apenas me vio se abalanzo abrazándome fuerte, me miro directo a los ojos y me beso, algunas de las enfermeras que pasaban por nuestro lado nos observaban con ternura mientras que otras tenían una mueca amarga, quería soltarme e ir hasta ellas y decirles "este hombre es todo mío y puedo hacer con él lo que quiera" pero bah eso le subiría el ego a David.
Nos separamos cuando una de las enfermeras carraspeo, ambos nos miramos sonriéndonos, tomó mi mano y llevó su otra mano a mi vientre.
-¿Qué tal todo?- preguntó angustiado.
- Está bien, el doctor dice que pueden ser las hormonas o emociones fuertes- le dije con una sonrisa- creo que es por todo el estrés de la universidad tranquilo- besé castamente sus labios para dirigirnos hasta el estacionamiento, la verdad es que mi sangrado se lo atribuía a la discusión de la tarde de ayer con su ex novia loca pero no se lo iba a decir.
- Deberías volver conmigo a casa, quiero poder cuidarte y tratarte como te mereces- me detuvo esperando mi respuesta pero negué.
- Tuviste la oportunidad de tratarme como lo merecía pero la desaprovechaste, ahora tienes que ganar una nueva- ladeo su sonrisa pero yo me mantuve seria que mejor castigo que no volver con él y hacerle pagar todo lo que me hizo.
No dijo más palabra me llevo hasta mi casa y se despidió de forma seca, sinceramente quería golpearlo pero el doctor me advirtió que nada de emociones fuertes, lo que era un poco imposible ya que me quedaba casi tres semanas de universidad lo que significaba exámenes finales en exceso.
(***)
El domingo fue un poco aburrido, ya no tenía nada que hacer por lo que me la pase estudiando y comiendo, no llame a Natalia ni a Manuel de seguro ellos estaban igual o peor que yo. A las seis de la tarde estaba tan cansada de estudiar que deje un lado mi libro y me hice un pequeño bocadillo. Una hora después el timbre se escuchó por toda la casa pero esta vez sabía muy bien quién era así que no me preocupe.
- Traje lasaña- dijo Austin con su típica sonrisa- ¿puedo pasar?
- Claro por dios que maleducada- me hice a un lado para dejarlo entrar y beso mi mejilla- perdón que sea tan insistente pero ¿para qué querías verme?
El sonrió de lado pero no dijo nada, fue hasta la cocina trayendo consigo dos platos y sirvió la lasaña, me senté en el comedor frente a él esperando una respuesta pero jamás llegó, en vez de eso empezó a platicarme sobre su estadía en estados unidos y de cómo había reaccionado su madre con el tratamiento, también le platique un poco sobre cómo había sido el matrimonio con David los meses que él se fue claro que evitando cada detalle en donde me había gritado y golpeado esa vez en el hotel durante nuestras vacaciones.
- Te enamoraste de él, ¿no es verdad?- afirmó mientras bebía un poco de té frio.
- Si- sonreí- ¿tú no has conocido a nadie?
- He conocido a muchas chicas Alexa, pero ninguna es como tú- sus ojos me mostraban sinceridad pero no soportaba la idea de que Austin me había sido infiel por varios meses con aquella zorra- se que cometí un error al acostarme con tu sabes quién, pero tenía las esperanzas de volver y enmendar mi error.
- Austin tú fuiste mi gran y primer amor pero ahora estoy con David, lo quiero y voy a tener un hijo con él- se levantó de su silla y tomo mis manos.
- Alexa eso no me importa- hizo una pausa esperando que yo contestara pero eso no iba a pasar quería escucharlo primero- sé que me llevas aun en tu corazón y que si yo pongo mi empeño lograre tenerte de nuevo conmigo.
- lo siento Austin pero eso no va a pasar- negué repetidas veces- ahora por favor si ya acabaste vete, es un poco tarde y si alguien conocido te ve salir de aquí pensara que no solo estábamos hablando.
Asintió y volvió a darme un beso en mi mejilla, quería a Austin pero no volvería con el sabiendo que podría formar verdaderamente una familia con David. Lo acompañe hasta la puerta para despedirlo y me abrazo con delicadeza, dos golpes en la puerta se escucharon por lo que me soltó para poder abrirla, del otro lado estaba David con una sonrisa, al ver a mi acompañante su sonrisa se desvaneció y tenso su mandíbula.
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Matrimonio infernal.
RomantizmPor mis padres haría lo que fuera, incluso, casarme con aquel hombre de ojos verdes y sonrisa perfecta. Pero alto ahí, él no es mi caballero de resplandeciente armadura. Él es el caballero negro del cuál las damiselas escapan. Portada hecha por @dr...