Tal y como lo había dicho en media hora el sonido del timbre hizo presencia en el departamento de Deku, el se levantó del sillón y dudo en abrir, ¿Que tal si la otra persona detrás de la puerta no era Todoroki?.
-Midoriya soy yo, abreme por favor.
El sudor frío que se había presentado en la espalda del peliverde desapareció con aquel gentil llamado y el nudo en su garganta dió lugar cuándo abrió la puerta. Todoki por su parte lo sostuvo entre sus brazos, se percató de cómo es que temblaba el peliverde.
-Tranquilo, ya estoy aquí, nadie puede hacerte daño.
La mirada de Todoroki se desplazó por todo lo que era visible en el departamento buscando algo que le diera alguna pista de porque Midoriya estaba en ese estado, pero no encontró nada.
-Agarrate fuerte, no quiero que te caigas.
Midoriya asintío rodeando su cuello con los brazos dejando que Todoroki lo tomara por las piernas para cargarlo. El rojiblanco lo llevó hasta la sala donde se puso cómodo con el peliverde en brazos.
Media hora se convirtió en una hora, hora y media en dos horas y así sucesivamente hasta el punto en el que los sollozos de Izuku fueron acompañados por las gotas de la lluvia que había comenzado a caer. Todo el tiempo Todoroki lo abrazo, no preguntó en absoluto, no dijo nada, en momentos las lágrimas paraban y en ratos se intensificaban acompañadas de coraje.
(¿Se durmió?.)
Cuando peino el cabello revelde del pecoso se dejaron ver dos hermosas esmeraldas que estaban adornadas de un leve rojo y una hinchazón notable. Midoriya había dejado de llorar pero no había hablado, había quedado hundido en la nada olvidando que estaba en los brazos de alguien y que este debía estar preocupado.-¿Mejor?.
Midoriya asintío.
-¿Quieres que vayamos a tu habitación? Tienes ojitos de sueño.
La primera tenue sonrisa surco las labios de Izuku,
-Si… hablemos en la habitación.
El rojiblanco se levantó de vuelta y camino a la habitación. Una vez ahí lo dejo con cuidado y se sentó a su lado.
-En la tarde me reuní con un amigo, yo sé que el es la nueva pareja de mi ex pero quería decirle que su novio aún no ha terminado las cosas conmigo… estaba listo para decirle todo sin importarme nada pero llegaron juntos y no pude hacerlo, se veían tan bien juntos que lo único que quería hacer era salir corriendo.
-¿Y el que hizo al tenerlos a los dos juntos?.
-Ignoro que me conocía y su mirada amenazaba cada una de mis palabras.
-Cada vez lo odio más y eso que aún no lo conozco.
-No, no te llenes de odio porqué gracias a lo de hoy tomé una decisión y entendí muchas cosas.
Midoriya tomó las manos del rojiblanco y las acuno en las suyas, cerró el espacio que había entre los dos y hablo con la más grata sinceridad.
-Quiero dejar este lugar con todos sus recuerdos, formar hermosas memorias contigo… y si llore, no fue porque aún lo quiera, fue porque no fui capaz de darme cuenta de quién es él realmente, sin embargo hay algo que le agradezco…
Izuku se acercó a los labios del más alto y en ellos surruro.
-... el averte conocido a ti, y te juro que está vez terminaré todo con él.
Acto seguido abrazó los labios del rojiblanco en un beso de delicadeza, amor y cariño que fue bien correspondido, Todoroki poco a poco fue acostando a Midoriya sobre la cama sin dejar de besarlo, podía asegurar que ahora era completamente suyo.
Los finos dedos de Todoroki recorrieron centímetro a centímetro los brazos completamente lampiños y desnudos del otro, ascendió a ese hermoso cuello con clavícula marcada, terminando por tocar el rostro del peliverde. Si, esto no era un sueño, era completamente real.
-Gracias Midoriya, no sabes lo feliz que me siento.
-Gracias a ti por no dejarme.
Izuku se acomodo en los brazos de Todoroki quien como pudo jalo la colcha debajo de ellos, se aseguró de cubrir bien a Midoriya y sonrió en la oscuridad de la noche disfrutando de la calidez del cuerpo a su lado.
Feliz 14 de febrero.
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Me engañaste primero
FanfictionBakugo mi mejor amigo de infancia con el paso de los años se convirtió en mi amor imposible por mucho tiempo. Pero las oportunidades se presentan una vez en la vida y se aprovechan, aún así lo que está destinado a no ser nunca será ¿Quién podrá sana...