Capitulo 51

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Con el aliento justo y las piernas arrastrando fue que llegó a la puerta del departamento, el elevador fue de gran ayuda para alcanzar el sexto piso donde se situaba el departamento.

-Izuku.

Shoto se había levantado del sillón en la sala apenas escuchó el ruido que hacían las llaves, fue justo que abriera la puerta pues enseguida el peso total del peliverde lo tuvo encima suyo.

-Lo siento Todoroki,

-No, no… ¿Estás bien?

Izuku hizo un movimiento con la cabeza pero el contrario no entendió si era un sí o un no, ya que se había echado a un lado en el piso. Sin mucho esfuerzo Todoroki lo tomó en sus brazos y lo cargó al estilo princesa.

-¿Qué hacés?

-Llevarte a la cama, el piso es fresco y todo pero no puedo dejarte ahí.

-Perdón, solo que hoy de verdad no siento las piernas.

-No te disculpes por nada, has trabajo duro en estos días.

El entrenamiento que estaba llevando con Toshinori era sumamente agotador, y aunque había veces en las que quería abandonar todo, sus ganas de seguir con ello y lograr su objetivo eran más.

Llegando a la habitación dejó al peliverde sobre la cama dándole un beso en la frente y acomodándose al lado suyo.

-Estoy sudado y huelo mal, te voy a pegar el mal olor.

-Eso no es importante, solo quiero estar contigo para compensar el hecho de que no puedo verte todo el día porque tienes que ir a entrenar.

Izuku rio ligeramente ante las acciones del contrario, sus gestos eran demasiado tiernos. Sin  embargo el rugido de su estómago interrumpió el meloso momento que estaba por iniciar.

-Deberías descansar un poco, después bañarte y por último cenar, pediré algo a domicilio, ¿Qué se te antoja?

-Todoroki deberíamos cocinar algo en vez de pedir a domicilio, déjame bañarme y haré la cena.

-Estás estás muy cansado, mejor aprovechamos ese tiempo para darte un masaje.

-Bueno si no quieres que cocine entonces cocina tú mientras yo me baño.

Una sonrisa inocente apareció en el rostro de Midoriya.

-Quisiera comer algo hecho por ti.

Después de estar entre que si y entre que no, el rojiblanco derrotado había accedido a realizar la cena y mientras Midoriya se bañaba se apresuró a rebuscar en la despensa las cosas que necesitaba.


(Muy bien, aunque es la primera
vez que cocinó para alguien no debe
ser tan difícil. Debería pedir a domicilio y
ponerlo en platos, hacer que lavo y no,
no… Hagámoslo así salga mal.)


Su manera de cortar los ingredientes no fue la mejor pero al menos se había asegurado de que quedarán completamente cocidos, no muy convencido del sabor y de todo su proceso emplato todo de manera presentable, ahora solo esperaba a que Midoriya llegará a la cocina.


(Debería tirarlo.)


Mientras ponía los palillos, el aroma dulce del shampoo le hizo cosquillas en la nariz.

-Que bien huele, cenaremos ramen.

Nervioso, rascó su nuca mientras se daba la vuelta, agarró la toalla que el peliverde traía colgada del cuello y le ayudó a secar las puntas del cabello húmedo.

-Insisto en que deberíamos pedir la cena.

-No, yo quiero cenar lo que preparaste.

-Midoriya, no… soy buen cocinero, eso,,, seguro que te hace daño y…

-Nada de lo que hagas puede hacerme daño, estoy muy seguro que fuiste lo suficientemente cuidadoso al preparar la comida.

Todoroki soltó el aire de manera pesada, rindiendo de manera nerviosa.

-De acuerdo, pero si no sabe bien lo dejas.

Ambos se sentaron en la mesa y Todoroki no pudo evitar juguetear con sus dedos sobre la madera, estaba muy atento a los gestos de Midoriya.

El peliverde removió ligeramente sobre el plato y sonrió al ver la verdura cortada, estaba un poco dispareja y el pollo estaba dorado.



(Se nota su arduo trabajo.)



Se llevó la primera cucharada a la boca después de soplarle y se mantuvo callado unos segundos sin apartar la mirada del ansioso rostro de su novio.

-¿Y?... Lo sabía, sabe horrible, no, ya no te lo comas.

Rápidamente estiró la mano para quitarle el plato a Midoriya, pero el otro fue más rápido,y lo agarró con fuerza.

-Esta rico Todoroki, de verdad quiero terminarlo.

-Seguro lo dices para quedar bien.

-Claro que no, sabes que no mentiría.

Aquellos ojos verdes atraparon la ansiedad del rojiblanco y la hicieron desaparecer de inmediato.

-Terminemos de cenar.

Midoriya amaba la comida hecha en casa, extrañaba la cocina de su madre después de irse a vivir solo y ahora no tenía palabras para explicar la calidez y emoción que sentía por probar la comida hecha por Todoroki.

-Deberíamos cocinar juntos la próxima vez.

Una vez que Torodoki se acostó a su lado, apagó la lámpara de mesa y lo cubrió con el edredón.

-Tienes que enseñarme, está es la primera vez que cocino para alguien y estaba muy nervioso.

-¿De verdad? Gracias por tu esfuerzo.

Midoriya dió un beso rápido en la mejilla de Todoroki y se tapó completamente con el edredón escondiendo su timidez y emoción.

Me engañaste primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora