Capitulo 50

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Bakugo sintió un suave tacto invadir su rostro, no se molestó demasiado pero sí empezó a removerse en las sábanas, con las manos tomó la cintura contraria y lo atrajo aún más.

-Buenos días dormilón.

El pelirrojo dió un beso ligero en los labios del rubio y después se sentó en la cama.

-Kirishima…

Aspiro hondamente mientras pegaba el rostro en el abdomen del pelirrojo.

-Si, aquí estoy, es hora de levantarse, el desayuno está listo.

Sonrió tenue a la vez que acariciaba suavemente el cabello desordenado del rubio.

-Anda, levántate, te espero en el comedor.

-Bajo en unos minutos.

Kirishima se levantó de la cama y salió de su cuarto, bajó las escaleras y llegó al comedor donde comenzó a acomodar la comida en la mesa.

El rubio por su cuenta chasqueó la lengua mientras estiraba su cuerpo. Entro al cuarto de baño para lavarme la cara con agua fría.

(Tal vez después del desayuno
deba probar con ir al parque, recuerdo
que mencionó ejercitarse por ahí.)

-Que bien huele.

Un brazo se pasó por la cintura de Kirishima, mientras que con la mano recorría el cuello de la playera para dejar la piel expuesta, después dejó un beso allí.

-Hoy estás más cariñoso de lo normal.

-Soy tu novio, tengo derecho a hacerlo.

-De acuerdo señor romántico, ahora siéntate y desayuna.

Empujó al rubio a la silla y después él se sentó a su lado comenzando a comer sin ninguna preocupación.

-¿Y tu familia?

-Desde hoy solo seremos nosotros dos, mis padres salieron muy temprano y dijeron que llegarían hasta en unos días.

El rubio sonrió ladino. Desde el inicio de las vacaciones Kirishima lo había invitado a pasar algunos días de vacaciones en su casa, después de comentárselo a sus padres y recibir su aprobación, ya sumaban cuatro días en casa ajena.

-Con qué solos eh.

-Si, ¿Que te gustaría hacer el día de hoy? Anteriormente solo hemos jugado videojuegos o entrenar.

-Tenía planeado algo pero eso puede esperar.

-Podemos hacer esos planes juntos.

-No, hay algo que me interesa más que eso.

-¿Y qué es?

-Ya lo verás, primero termina de comer.

Kirishima asintió sin más, cambiaron el tema de conversación a la vez que continuaban comiéndo.

(Ya podremos buscas a ese
nerd después, no podrá esconderse
por siempre.)

-¿Te gustó?

-Si, ¿Por qué lo preguntas?

-Es que el día de hoy preparé todo solo, temía que no fuera de tu agrado.

-Fue delicioso y… por eso me gustas.

Con fuerza tomó a Kirishima de la cintura reduciendo el espacio entre ellos.

-¿Ba-kugo?

-Me pregunto si está vez puedo tomar un bocadillo extra.

-¿Qué tipo de bocadillo?

Los brazos de Kirishima no tardaron en envolverse alrededor del cuello del rubio.

-Uno que nos guste a ambos.

Sin más que decir se abalanzó sobre los labios contrarios con gran hambre. Sus manos comenzaron a subir por debajo de la playera de tirantes negra y con su rodilla se abrió paso entre las piernas de su novio. El beso se intensificó locamente y ambos luchaban por someter a la lengua del otro, ninguno cedía y el sonido húmedo acompañado de respiraciones agitadas comenzó a ser cada vez más sonoro.

A pasos torpes comenzaron a subir las escaleras, poco faltó para que se cayeran en las mismas. Afortunadamente Bakugo agarró fuertemente a Kirishima y tomó apoyo prestado del barandal, un par de risas salieron de sus labios antes de volver a tomarse mutuamente acaloradamente. En cuanto llegaron a la puerta de la habitación la abrieron y cerraron con violencia. Bakugo aventó a Kirishima a la cama y se quitó la playera del pijama, se colocó de nuevo sobre Kirishima atacando su cuello y clavícula.

Las manos del pelirrojo comenzaron a explorar la desnuda espalda del rubio, tan firme y musculosa como lo dejaba ver su traje de héroe. Una de sus piernas rozó contra la entrepierna del rubio y no tardó en escucharse un jadeo roncó que hizo que toda su piel se erizará. Aquella zona era dura como una roca y el tamaño no era ni de lejos pequeño.

La habitación pronto se vio envuelta en una temperatura elevada sin la necesidad de calefacción y en sonidos morbosos que te ruborizaba la cara.

Me engañaste primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora