Capitulo 39

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La tarde de ese día ya amenazaba con llegar a su final, los rayos del sol estaban casi apagados y las luces de las calles comenzaban a encenderse para alumbrar la oscura noche.

-Midoriya si quieres puedo quedarme hoy también.

-No, ya es muy tarde y no quiero que llegues tarde a clase mañana, además tienes que estudiar para los exámenes.

-Esta bien, pero dame un beso más.

-Me pediste el último hace un rato.

-Pero es que nunca es suficiente.

Entre una sonrisa tímida Izuku sostuvo el rostro de Todoroki y apenas con los pies en puntillas alcanzó los labios del rojiblanco para besarlos.

-Ya, ten un buen viaje, avísame cuando llegues a tu casa.

-De acuerdo, hablaremos de la mudanza otro día.

El peliverde asintío y cerró la puerta del departamento, camino a la ventana y desde ella observó la figura del bicolor salir del edificio, lo despidió con un movimiento de manos para así regresar tranquilo a su habitación.

De la ida de Todoroki habían transcurrido escasos diez minutos por lo que el "toc toc" en la puerta no sorprendió a Midoriya, tal vez al rojiblanco había olvidado algo o inclusive insistiría para quedarse.

-Vamos, ahora que se… te olvidó.

Fue un intento fallido el querer cerrar la puerta pues la otra persona había metido el pie que estaba cubierto por un duro calzado.

-A mí no se me olvidó nada, pero a ti se te olvidó invitarme a pasar.

Grito el rubio quien con su fuerza empujó la puerta aventando al peliverde al piso.

-Yo no te he invitado a pasar a mi casa Bakugo.

-Bueno no necesito tu permiso.

Midoriya se levanta del suelo después de que escuchó el golpe que dió Bakugo tras cerrar la puerta, debía corregir su costumbre de abrir la puerta de una.

-¿Que haces aquí?.

-¿Qué, no puedo visitar a mi novio?.

-Vaya broma, ¿De qué novio hablas, qué acaso no soy el amante?.

-Eres un poco listo, después de todo tu eres todo lo contrario de él.

-Y si el es mejor entonces no debiste venir por mí si ya habíamos terminado.

-No puedo dejar ir lo que entra en mis manos, y tú, ya estabas en mis manos, porque en vez de hacer tus berrinches no mejor lo tomas de ejemplo para corregirte a ti mismo.

-¿Corregirme? No soy un maldito objeto Bakugo, soy una persona y no le pertenezco a nadie, acepta mi actitud o piérdete de una buena vez

El rubio sostuvo el cuello de Midoriya con fuerza y con el mismo coraje lo estrelló contra la pared.

-A mi no me grites maldito nerd, y ahora no me vengas con esa actitud de amor propio cuando tu fuiste quien me dijo que dejaría y haría todo por mi en el pasado.

-Tu lo has dicho, en el pasado y ahora soy yo quien definitivamente te pide que te vayas y que dejes está maldita relación si no quieres que todo esto acabe en los oídos de Kirishima.

-A mi no me corras y mucho menos me amenaces, porque de los dos a quien va a creerle por sobre todas las cosas será a mi, bien dicen que el amor es ciego.

-Si, es ciego pero no para siempre.

Midoriya golpeó las partes nobles del rubio para poder liberarse y aunque ese lugar era su propiedad fue él quien salió de ahí para sentirse a salvo. El oxígeno por fin pudo circular libremente y su cara excesivamente roja recuperaba su color natural poco a poco, nunca había creído que Bakugo fuera capaz de maltratarlo a tal grado, si bien había dicho que terminaría todo con el rubio él quería que fuera en otro entorno

(¿Lo… grabé?.)

En el parque cercano a su casa busco un lugar donde sentarse y con calma revisó el móvil. Cuando había caído al piso y conociendo el carácter del rubio Midoriya no fue tonto y puso a grabar toda la conversación.

(Esperemos y veamos a quien
le creerán Bakugo.)

La noche se torno fría, tenía que buscar un lugar en donde quedarse y marcar a Todoroki era una opción pero si él veía la condición en qué se encontraba era seguro que iría al departamento y las cosas se pondrían peor.

(No estoy seguro de si estará
abierto pero es una opción.)

Media hora más tarde la figura del peliverde estaba de pie ante el bar que él solía atender como barman. La puerta principal estaba cerrada pero la puerta de servicio no, con lentitud y discreción entró al establecimiento y con discreción se acercó a la oficina del jefe.

-No debiste haber venido hoy bonito.

Izuku ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar ante el golpe en su nuca, lo único que pudo percibir fue el rostro de esa chica que una vez le pidió probarlo.

Me engañaste primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora