Capitulo 17: El despertar

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Especial San Valentin

Yeimy
13 de septiembre

Hoy era el cumpleaños de mi amor, mi todo, mi hermoso marido. A sus treinta y nueve años estaba para comerselo.

Aprovechando qué nuestros hijos vendrían más tarde le preparé el desayuno.

Pensé en nuestra hija, todo había pasado muy rápido estaba a días de cumplir ocho meses y era sonrisas y babas. Eso si, era imposible despegarla de mi o de Charly a menos que le dejáramos alguna prenda nuestra.

-Feliz cumpleaños a ti...-comence a cantar-feliz cumpleaños mi amor.

Charly abrió sus ojos despacito, pero al verme sonrió mostrando su perfecta dentadura, sus ojitos brillaban y aún recién levantado se veía hermoso.

Dejé la bandeja en una mesita y me acerqué hasta quedar cerca de su rostro, le di varios besitos dulces.

Entonces dejé frente a él una pequeña cajita color rojo.

-No es la gran cosa pero es especial.

-Tu siempre serás mi mayor regalo, no necesito nada más.

Me derreti en sus brazos ante tales palabras ¿cómo habíamos pedido tanto tiempo?

-Abreló.

Charly asintió y comenzó a sacar el lazo, una cajita que dejaba a la vista un colgante, éste tenía fotos de los cinco y aún quedaban espacios por si quería poner a su madre en este mismo. Era especial, la fecha de cuándo nos conocimos, luego de cuándo nos volvimos a encontrar, la vez que salió de la cárcel y por fin el día en que nos casamos.

-Pastelito, es el mejor regalo que me han dado luego de toda mi familia.

Me besó, un beso cargado de amor y dulzura. Supuse que íbamos a desviarnos si seguíamos así, así que coloqué la bandeja en el medio y me levanté en busca de Aria.

Mi hija, la princesa que me llenaba de esperanza. Lograba balbucear algunas cosas y estaba lo suficientemente firme para mantenerse sentada. Era la mimada de sus hermanos que babeaban por ella.

-Acá está la bebé de papá.

Charly sonrió al ver cómo estiraba sus bracitos para que él la cargara. Quizas no teníamos 30 años, pero el ser padres a está edad nos había hecho bien. La confianza que teniamos aumenta cada día ¿y la pasión?sigue ahí nunca se ha ido.

-Tu madre viene por ella, prepararan un almuerzo familiar.

Charly se volteó hacía mi con una sonrisa pícara, claro, yo se la correspondí. Era mi otra sorpresita, me encantaban los momentos de pasión con Charly.

-¿Qué pasa por esa cabecita perversa?-dijo Charly al botar que me iba por un momento.

Solté una risa nerviosa pero no le contesté nada o iba a atraparme.

Al final Ligia llegó a casa, llenó de besos a su hijo y se llevó a nuestra bebé. Le di un bolso con las cosas necesarias y mi camisón para qué así no nos extrañará mucho.

Al cerrar la puerta me quité la bata quedándo en un vestido, sencillo pero sexy. Me acerqué al cuarto y al entrar, luego de fingir picardía no pude evitar reírme ante tal payasada.

Me lancé en la cama sobre su cuerpo aplastandolo.

-Yeimy me estás matando.

Lo llené de besos y me separé dejándolo respirar por fin.

-Estas muy sexy mi vida.

Charly aprovechó la posición para recorrer mis muslos de arriba a abajo en una suave caricia. Mis manos presionaban su pecho y mi sonrisa no podía quitármela nadie.

Me estremecí cuándo soltó el único lazo del vestido en mi espalda, logrando que se amontonara en mi cadera.

-Tan perfecta.

Charly subió sus manos hasta mis pechos masajeandolos a su antojo. No había alguna explicación a como me hacía sentir. La forma en que me adoraba y me hacía sentir tan segura de mi misma.

Un gritito abandonó mis labios cuándo me volteó en la cama, dejándome bajo su cuerpo.

Está posición lo ayudaba mucho más a él. Besaba y mordía cada rincón de mi cuerpo, degustandose con él.

Tomé sus pantalones, luchando por quitarlos, cuándo pasaron más de cinco segundos me rendí.

-Quitalos, te necesito-logre decir.

Cuándo por fin se los quitó aproveché a quitarme el vestido

Una vez no nos cubría ninguna prenda lo acerqué a mi cuerpo, hasta que por fin lo sentí.

-Como te amo, feliz cumpleaños mi amor.

Charly sonrió en mi cuello y me besó como respuesta.

-Te amo más, mucho más.

Tuve que separarme de sus besos, el placer era mucho mayor para mí, volviéndome loca con cada punto que tocaba

No se cuánto estuvimos así, perdidos en nuestros ojos, hasta que la presión con mi pelvis anunció mi llegada, minutos después lo hizo él.

Caímos sobre la cama, agitados y agotados

-Hay que irnos.

Lo iba a subir ayer pero no se que me pasa, el viernes voy a mi médico. La 3 dosis me afectó articulaciones y aún me duelen, de paso me duele mandíbula y oído.

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