capítulo 11:noche de bodas

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Charly

-Muy seguramente están orgullosos de la hija que tienen-dije mirando las lápidas intentando no quebrarme

-¿Lo crees?-preguntó casi sollozando.

-Lo hago, seguro tu padre me estaría apuntando con un arma, de hecho tu madre me estaría amenazando con su mirada y tu abuela, ella no me perdonaría jamás, es un hecho.

Yeimy soltó una pequeña risa.

-Mi papá te odiaría, pero muy en el fondo sabría que me haces feliz, mi mamá, ella estaría reprochandote el dejarme embarazada dos veces y mi abuela te haría mil y un preguntas, pero en el fondo re querrían.

Nos estábamos despidiendo de sus papás, nos habíamos casado lo mínimo que podía hacer era eso.

-Hay que irnos, siento todo lo que pasó suegros, pero prometo cuidar la reina, la princesa y el príncipe.

Yeimy me abrazó y salimos del cementerio, acabábamos de abandonar el salón de fiesta, eran las cuatro de la mañana, decidimos irnos antes y que los invitados se quedaran. Mi mamá cuidaría a Aria está noche, lo bueno era que tomaba leche en biberón.

Pasaríamos nuestra noche de bodas en nuestra casa y al otro día nos iríamos de luna de miel, con nuestra pequeña, no podíamos dejarla.

-Señora Cruz, permítame.

La tomé de sus piernas y espalda haciendo nuestra entrada como novios, la bajé y cerré la puerta con seguro.

Todo estaba adornado, un pasillo de velas, las cuáles eran de plástico para evitar accidentes- y pétalos de rosas.

Nos guiaba a nuestra habitación, había pedido ayuda, tenía un corazón de pétalos sobre la cama y muchas luces adornaban la penumbra de tal lugar.

-Oficialmente mi esposa.

Se volteó en mis brazos y me dio un suave besito.

-Mi esposo.

Anteriormente Yeimy se había quitado el vestido de novia, nos encantaba pero no queríamos arruinarlo en un momento de desenfreno.

Ahora se encontraba con un vestido corto que no dejaba mucho a la imaginación y una chaqueta por encima para que nadie más que yo pudiese verla de esa forma.

Así eramos nosotros, una fina linea entre lo romántico y apasionado. Me encantaba su sorpresa con esa ropa que realzaba sus curvas.

Pedí permiso para desvestir la y una vez asintió me dio pase libre.

Le quité la chaqueta bajandola por los hombros dulcemente, reflejo sonaba en el reproductor que había programado dando un toque más personal.

Me detuve a observarla, luego de tanto por fin nos habíamos casado y yo estaba más que feliz.

Comencé a desprender las pocas trabas del vestido hasta que por fin cayó al suelo, dando paso a un conjunto de lencería blanco a juego.

-Mi reina, cada vez más diosa.

-Tú cada día más lindo, me toca.

Se acercó y comenzó a desprender mi camisa, bajandola por mis hombros hasta el piso, paseando sus dedos por la tersa piel de mi pecho, detallando cada marca.

Bajó sus manos hasta el cinturón de mi traje y lo soltó, dejándome en ropa interior junto a ella, la forma en que me miraba me hizo saber que no había ni una pizca de duda sobre su decisión de ser mi esposa.

Me encargué de desarmar su peinado poco a poco hasta que su cabello descansó en sus hombros y espalda.

La empujé levemente hasta que quedó frente a la cama

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