Capítulo 48:El nacimiento

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Yeimy

-¡En la vida me vuelves a poner un dedo encima, Carlos Cruz!

-Pero, mi amor...

-Mi amor nada ¡Dios como duele!

Flashback

-¡Charly!

Llegó corriendo hasta la habitación dónde yo estaba, mi cara de pánico lo decía todo.

-¿No llegaste al baño o qué?- dijo refiriéndose al charco bajo lis pies

Le lancé con mi zapatilla.

-Rompí bolsa estúpido ¡tu hija va a nacer!

Ahora el también tenía cara de pánico. Se apresuró a tomar el bolso y bajó rápidamente a lo que sususe el auto, lo escuché encenderlo

¿Me iba a dejar aquí?

-¡Mi vida perdón!

Subió las escaleras y me cargó hasta el auto.

-¿Te ibas a ir sin mí?

No dijo nada, se dedicó a manejar como mafioso hasta que llegamos al hospital dónde gritó hasta despertar medio barrio.

-¡Rompió fuente!

Fin flashback

Ahora estaba en sala de parto, llevaba por lo menos más de cinco horas y aún no tenía la suficiente dilatación, me habían dejado con Charly y solo pensaba en matarlo.

-Dos hijos Charly, todo culpa tuya

-Yo no te vi quejarte mientras los hacíamos.

Apreté su mano fuerte clavándole las uñas.

-Ya,ya perdón.

Intenté soltarme pero me sujetó más fuerte.

-Hey, hey- tomó mi rostro entre sus manos-repirá, por favor.

Asentí y tomé aire varias veces intentando calmarme poco a poco.

-Eso es, en menos de lo que crees vamos a tener nuestra hija acá princesa.

Me robó un largo beso que logró tranquilizarme. Las contracciones eran seguidas y no podía más.

-Te odio tanto Charly.

-¿Volvimos al pasado, pastelito?

No me soltó ni un segundo, ni siquiera cuándo llegaron los médicos anunciando que luego de varias horas estaba lista.

No era mamá primeriza, pero todo era muy distinto y me asustaba.

-No voy a soltarte mi amor.

La doctora me daba indicaciones y solo sentía que iba a morir, sujetaba la mano de Charly con fuerza, el había optado por ponerse detrás mío para sujetar ambas manos.

No sabía como él no se había desmayado pero agradecía con todas mis fuerzas tenerlo a mi lado.

-Vos podés mi amor, dale.

Me besó la cabeza y siguió sujetándome, hasta que un dulce llanto llenó la sala.

Me tiré hacía atrás exhausta después de tantas horas.

Veintidós de enero a las 5:30 de la tarde mi pequeña había nacido.

Recordé a Eric, el miedo que sentía, el que siento ahora, pero todo se desvaneció cuándo una enfermera dejó a mi pequeña Aria sobre mi pecho desnudo.

-Hola mi amor.

Tomé su manito sintiéndola, era una sensación que me llenaba el pecho.

Miré a Charly que la miraba embobado, se acercó a ambas y tocó su pequeña naricita.

-Bienvenida Aria.

Me dio un beso en mi cabeza.

-Lo hiciste bien mi amor, gracias poe hacerme padre otra vez, te amo.

Estaba completamente despeinada y sudada, sentía que me pesaban los ojos y el cuerpo, aún así, Charly me miraba embobado.

Una enfermera muy agradable se llevó a la bebé para su chequeo y a mi me llevaron a otra habitación.

Charly

Pasaron unos cuántos minutos en los cuáles me dediqué a llamar nuestra familia y avisarles, se me había pasado entre tantas cosas, pedí disculpas.

-Papis, acá traigo su pequeña

Venían con una pequeña cunita, agradecí que todo estuviera bien y no necesitara incubadora.

Había sido un parto largo, pero todo estaba bien.

La enfermera se sentó junto a Yeimy y comenzó a enseñarle a amamantar correctamente, sabía que no lo había hecho más de dos veces con Eric.

Cuándo lo logró la enfermera, que por cierto se llama Lucia, nos dejó solos.

Me senté a su lado observando mis dos mujeres.

-Babeas por ella, Charly.

-Correción, por ambas pastelito.

Negó divertida sin quitar su vista de Aria.

Cuándo acabó la recostó sobre su cuerpo dándo suaves palmaditas y acariciando su espalda sacándole los gases.

-No creo que dejen pasar visitas aún.

Tenía razón, seguramente deberían esperar un rato, quería salir a ver a mis hijos, pero no tenía intenciones de alejarme de ellas.

Yeimy recostó la bebé en la cuna y pude observarla por fin con sus ojos abiertos.

-Tiene mis ojos- dije al ver el color celeste.

-Pero va a salir a la mamá ¿verdad?-dijo haciéndole mimos en la pancita.

Le robé un beso y me miró sorprendida, me reí.

-Descarado.

Me dediqué a acariciarle la mejilla dulcemente.

-¿En serio no te voy a poder poner un dedo encima?-le recordé lo que me dijo-¿Me odias también?

-Idiota, te amo.

Bien, hay cosas que nunca cambian

Hola, espero que les haya gustado, falta poco para el final.

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