capítulo 14:París 2/2

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Yeimy

Aproveché que nuestra niña se había dormido por el viaje y muy seguramente pasaba de largo hasta mañana.

Cerré la única puerta que nos separaba y caminé hasta mi esposo, aquel que se encargaba de complacerme en todo lo que le pedía.

Me quité la bata, quedando en camisón y caminé lentamente hasta dónde el estaba. Su cuerpo reposaba en el sillón de cuero, con una pierna a cada lado y sus manos sobre las mismas. Mostrando una pose tan dominante como solo él podía serlo, aunque yo también, claro está.

Empujé su cuerpo hacía atrás y sin dejar de mirarlo comencé a quitar su camisa, botón por botón

-¿Qué tramas?lo veo en tus ojos.

No dije nada, quité la prenda por sus hombros y me senté sobre sus piernas, besando desde su mandíbula hasta el pecho. Sintiendo el calor que emanaba su cuerpo y lo bien que nos conocíamos el uno al otro.

-Mi amor...me vas a matar.

Desprendí su cremallera sin dejar de mirarlo y bajé la poca ropa que quedaba hasta el suelo, al final terminaron en algún lado de la habitación

Comencé a bajar poco a poco y cuándo por fin supo lo que iba a hacer sujetó mi cabello en una coleta.

Sujeté su miembro erecto en una de mis manos y me dediqué a acariciarlo de arriba a abajo, notando como el placer comenzaba a abordarlo.

Lo introduje poco a poco en mi boca, hasta que al final levantó sus caderas mandadolo de golpe, la forma en que sujetaba mi cabello me encendía más que nada, me manejaba a su antojo y me encantaba.

Introduje mi mano libre por debajo de mis bragas y comencé a estimularme a la vez que se lo hacía a él. Ahí estábamos, entregandonos el uno al otro.

La respiración de Charly se volvió pesada, haciéndome saber que estaba cerca.

-Eres muy traviesa, Yeimy... Montoya-dijo como pudo.

Acelere mis movimientos sin dejar de mirarlo, hasta qué al fin lo sentí tensarse y liberarse en mi boca. Me levantó por la coleta y beso mis labios con fuerza, reclamandome.

-¿Es qué no tuviste suficiente con lo del otro día?

Negué divertida, claro que me había costado recuperarme pero cuándo se trataba de él nunca era suficiente.

-Estoy dispuesta a todo contigo.

-Qué bueno, te espera una noche larga.

Lo vi alejarse y cuándo volvió tenía unas cuantas cosas en sus manos. La cuerda de las cortinas reposaba en una de sus manos y mi pañuelo en la otra

-Solo tienes que confiar en mí-dijo mientras se acercaba

-Lo hago, confío en ti

Quitó las últimas dos prendas que quedaban y comenzó a atar mis manos, luego llevó el sobrante al respaldo del sofá, quedando inmóvil de mis manos. Lo siguiente que hizo fue pasar el pañuelo por mis ojos, privandome de la vista.

Ahí estaba yo, lo sentí moverse en el pequeño lugar, manteniéndome a la espectativa.

-¡Charly!

Algo frío bajaba por mi cuello, un cubo de hielo seguro, comenzó a pasarlo hasta mis clavículas, deteniéndose en mis pechos, en esos botones tan sensibles.

-Dios, está helado.

Lo sentí reír y siguió su recorrido, mi ombligo quedó con una gran cantidad de agua mientras se derretía, su boca ocupó el lugar del hielo, siguiendo el mismo trayecto. Calentandome con solo su toque.

-¿Te gusta?-preguntó al cabo de unos minutos.

-Mucho.

Lo sentí agacharse y entonces pegar sus labios a ese tan ansiado punto que palpitaba por él, tanto juego previo me había puesto al borde, necesitandolo ahí.

-Eso es, solo te mojas así para mí, nadie más que yo causa esto en tí.

Gemi con fuerza cuándo introdujo dos dedos de golpe, acompañando el ritmo de su lengua, lo suficiente para volverme loca.

-Sigue, ni te contengas Yeimy.

Cubrí mi boca con mi mano cuándo por fin me liberé, me moví en el sofá intentando liberarme, la sensación abrumadora de no poder tocarlo

Quitó la venda de mis ojos y me besó con fuerza, quitándome el poco aire que tenía.

Lo siguiente que hizo fue liberar mis manos, entonces lo atraje a mi cuerpo, sintiendo como se introducía en mí.

Abrazada a su gran espalda, demostrando lo mucho que nos amábamos. Mis uñas y dientes marcaban su hombro y espalda, pero a él parecía no importarle.

Llenandome como solo el podía hacerlo, llegaba a ver las estrellas cada vez que estabamos juntos, no importaba el lugar, ni la hora, cuándo la pasión nos abordaba nos entregabamos el uno al otro

Los gemidos se escuchaban en toda la habitación, nuestros cuerpos sudados pegados el uno al otro. Hasta que ambos anunciamos nuestra llegada, corriendonos juntos por segunda vez.

El calló encima de mi cuerpo y yo me dediqué a tocar su cabello con la poca fuerza.

-Charly, me estás aplastando.

Hola, hola ¿cómo están?lo prometido es deuda.
Una pregunta random ¿alguna novela turca preferida o que estén viendo? O alguna serie también cuenta.

Yo digo mis últimas cinco.
Love is in the air
Amar es primavera
Hayat, amor sin palabras
Pájaro soñador
Hercai
Sin duda todas me han encantado. Soy fan

Único AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora