1. DESPUES DE LA TORMENTA

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¿Ir a la escuela el primer día aún cuándo el mundo hizo de todo para ponerse en tu contra?
Bueno, esa era la realidad de Minjeong y Beomgyu.

3:30 am:

Una madrugada desastrosa y devastadora. Estaban en medio de lo que se suponía era la sala de la casa que ahora se había convertido en lo único que los cubría de las gotas restantes que caían del cielo. El techo de su cuarto se lo había llevado la brisa fuerte del huracán, todo era simplemente un caos y para remate, era el primer día de clases para ese año, tenían una prueba por delante, es decir, la prueba de promoción de grados; Minjeong tenia que hacerla si o si, pero con su uniforme mojado, los zapatos hechos nada y cero desayuno a la vista ni ganas de ir tenia.

—No te puedes quedar ahí Min, sé que esto no es de lo mas fácil pero... pero... pero nada, ¿Qué te puedo decir? solo... todavía es temprano, si nos movemos ahora podríamos escurrir un poco el uniforme y por los zapatos, por hoy toca— Decía Beomgyu tratando de animar un poco a su hermana y es que ¿Qué mas podían hacer?.

Minjeong, con un suspiro se levantó del suelo, dispuesta a buscar el uniforme, si es que podía sacarlo de ese reguero medio fangoso que había. Sacó la camisa, las medias, la falda, los zapatos, la correa y de milagro unos cuantos interiores secos. Por otro lado, Beomgyu también sacaba el suyo, pero no con tanta suerte como para encontrar calzones secos. Una hora después de todo el proceso de exprimir la ropa, estaban, bueno, estaba menos mojada, era tolerable, por lo menos se iba a secar mas rápido en lo que corría la mañana.

—¿Hay ALGO para comer?— miró hacia la cocina —No, ni para que pregunto— terminó de acomodarse la correa de la falda, ya solo faltaba peinarse un poquito. Se desenredaba el pelo con pereza y rabia. Rabia, porque justo ese día tenía que llover tan fuerte, justo ese día tenía que entrar a clases, justo ese mismo maldito día su madre se había ido de la casa. Juraba haber visto a su madre en la casa con ellos a las 11 de la noche, pero cuando dieron las 2 con 37 de la madrugada que se levantaron debido a la tormenta no quedaban rastros, es mas, no dejó ni las sabanas. ¿La culpaba? SI y NO.

SI, porque si se iba a ir hubiese preguntado "¿oigan quieren irse conmigo para hacer una nueva vida?" o "¿vámonos juntos donde su padre no este?", incluso pudo haber dicho: "¿nos vamos a otro lado donde podamos vivir tranquilos así nos toque trabajar como mulas?", pero no, la señora se fue sola.

Arma el desastre, los trae al mundo y ni se interesa en como mínimo no dejarlos con el desgraciado que les consiguió como padre.

NO, porque, ni quien la pueda culpar, soportar una golpiza cada vez que a él se le antoja, rogarle casi que lamiéndole las patas para que le de la plata para la comida, suplicar para que no les hiciera daño y otras cosas, era agobiante.

La cosa estaba jodida, jodidísima se podía decir, lo bueno de momento era que su papá se encontraba trabajando en las minas, volvía hasta dentro de 2 meses.

Ni tan bueno, ahora solos les tocaba buscar la forma de ganarse la comida, no tenían ni siquiera para el almuerzo de hoy, ¿Qué almuerzo? ni para el desayuno que era lo básico.

5:00 am, "listos" para ir al colegio.

—Min, ¿pasamos por las demás? para no irnos solos hasta allá, sabes que está un poco peligroso a esta hora y—

—Vamos rápido— respondió con simpleza.

Pararon frente a una casa de madera alta, bonita. Era la casa de Jimin y Yeoreum, eran las primeras a quienes recogían en su trayecto. Luego de tocar la puerta, quien apareció fue Yeoreum, lista para irse. —Oh, si vinieron, y yo decía que ya no llegaban— dijo.

DESCIFRANDO TUS ACCIONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora