61. QUIERO TUS OJOS

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- Prepara los papeles y manda a los chicos con tu madre, es la única forma de mantenerlo seguros -

- Espera un momento, estás exagerando, papá no sería capaz de hacerte eso -

- ¡Tu padre mata y come del muerto! Es un monstruo, atentó contra nosotros y usó a mis hijos para amenazarme -

El General Yu los atacó directamente. Se ensució las manos hasta el fondo por ese viejo degenerado y así le pagaba. Lo peor del caso, era que su esposa le mintió. El dejó que sus tres hijos estuvieran bajo la directriz de su suegro, pero no pensó que los convertiría en bestias igual que él.

Aún así, eran sus hijos.

La señora Yu, los mantenía a raya, pues ellos le obedecían sin ningún problema. Harían lo que sea que ella mandara. Estaba en una encrucijada, ¿Salvar a su esposa e hijos? ¿O salvarse él? No sabía el resultado final, pero no dejaría que lo pisaran de nuevo. Agachó la cabeza por mucho tiempo, ya era suficiente. La señora Yu, era de bastante ayuda por suerte, aceptó recoger a los dos niños restantes y llevarlos con ella.

Tae, Dae y Jae; sus tres hijos.

No hizo mucho por ellos. Era un hombre de poco valor y lo sabía pero, hasta el más retorcido a de sentir pesar al ver a sus hijos revolcarse en la misma mugre que el resto.

- Papá, ¿Cuándo regresas? - por suerte, aún lo consideraban su padre. No podía culparlos, ellos eran su responsabilidad, pero decidió pasarlos a otro.

- Pronto. Dae, ustedes tres deben quedarse con su abuela no importa qué, no importa como ni cuánto tiempo deban hacerlo. Manténgase al lado de su abuela - instruyó al chico.

- ¿Es por lo que te hizo el abuelo, verdad? -

El General Yu, le dijo que ya no lo necesitaba en la familia, igual que se desecha una servilleta. Le exigió que se divorciara de su esposa y le cedieran la custodia de sus tres hijos.

Todo por confrontarlo. Kim Bona le entregó un sobre con fotos y registros de todo lo que el General Yu hizo con sus hijos. Era un maldito, siempre pensó que al tenerlos en la academia militar les brindaban una educación estricta pero buena. No pensó que los convertiría en sus sicarios personales.

Pero seguían siendo niños. Tae que era el mayor apenas alcanzaba la mayoría de edad. ¿Cuántas vidas habría arrebatado su hijo a esas alturas? Pero la gota que llenó el vaso, fue el día en que castigó a Jae por lo ocurrido en las olimpiadas. Eso y la información que le brindó Bona fueron su detonante. Ahora su vida corría peligro a manos de ese hombre.

- ¿Hyuk y Hyun vendrán también? - Tae terminó de subir sus cosas al auto de su abuela.

- Si, iremos por ellos... ¿No te duele? - la señora Yu tocó el rostro herido de su nieto.

- Ya no duele tanto, abuela -

- Debería matar yo misma a ese maldito - refiriéndose al General Yu. Ella mataría a ese hombre con sus propias manos así tuviera que morir en el intento. Si debía morir, se lo llevaría a la tumba junto con ella.

- Papá está peor, por suerte alcancé a llegar a tiempo... Abuela, ¿Porqué el General quiere matarlo? Hemos hecho todo lo que pide... ¿Porqué quiere matar a papá? ¿Qué hará con mamá? - Tae tenía miedo. De verdad lo tenía.

Él vio con sus propios ojos lo que el General Yu era capaz de hacer con quiénes se interponían en su camino. Por eso siempre obedeció acosta de su propia moral. Hicieron todo sin reprochar absolutamente. Daría lo que fuese por poder librarse del control de ese hombre, tanto él como sus primos. A pesar de todo, las cosas estaban resultando bien.

DESCIFRANDO TUS ACCIONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora