75. FANTASMAS

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El olor a cigarrillo era el aromatizante común en la zona. Desde la mañana hasta el anochecer las cantinas, bares y billares no descansaban, la música en volúmenes demasiado altos para intentar pensar y no sentir que cada pensamiento retumba con el ritmo de la música. Las zonas rosas eran el moridero de los desechables que no podían acceder a las ganancias desconocidas de quienes bebían casi las 24 horas del día.

Las armas eran el pan diario, un muerto a la puerta de la casa era un adorno dejado por extraños la noche anterior, un día por aquí y otro por allá. No era un lugar apto para niños pero, oh, sí que los había.

Pero, aún con el movimiento y el bullicio del día a día, el reloj encontraba una hora muerta en que, la música se detenía y los tacos de billar descansaban en las esquinas. Dónde los casinos se volvían apacibles y libres de apuestas por un indescriptible acuerdo mutuo que el cansancio les obligaba a firmar.

Mientras la entrada a las ciudades era adornada por todo tipo de estaquillos y cantinas, asemejándose a un casino viviente que simplemente se tragó a la ciudad entera; en las entrañas y los caminos que llevaban a los rincones profundos del vasto laberinto formado por las casas mal hechas, similar a las maquetas de cartón armadas por niños de primaria; se encontraba la matriz del tráfico de mercancía ilegal. Una casa sobre la otra prácticamente, el concepto de límite de construcción no existía allí, tampoco el de privacidad.

Afuera se veían la lujuria y los vicios, por dentro solo habían muertos aquí y muertos allá. Cómo su nombre indicaba, el asentamiento estaba justo en la frontera del país. Así que había un cumulo de criminales que también venían de afuera. Por supuesto, no todos eran malos, pero de cada 100 se salvaban 2, un promedio muy escaso como para hacer la salvedad. Las personas menos favorecidas acababan viviendo ahí por no tener otras opciones, eso incluía a los migrantes.

El propósito de Bona no era erradicar las ciudades, no, ella solo quería limpiarlas, después de eso, el resto de residentes podrían seguir viviendo allí, si los extranjeros querían pues también podían seguir ahí después de hacer el debido papeleo; e incluso si no.

Bona les dió la lista con nombres y rostros, también la ubicación de los objetivos a eliminar, los encargados del exterminio a muerte eran los muchachos de la unidad.

Por otro lado, Bona dirigiría a la mañana siguiente los debidos arrestos. Se acabaron las negociaciones, no más tratos con esa gente; el ejército tomaría las ciudades por mano propia, con autorización de los tribunales, el resto de entidades con posibles quejas no tendrían derecho a meter la mano en ese asunto.

Joy observaba con nostalgia la caída del sol, sentada en el techo mal montado de una casa vacía. Era la hora de comenzar uno de sus trabajos favoritos, se le daba bien eso de rastrear ratas para después pisarlas. Ten, que estaba a su lado, miraba triste a dos pequeños que estaban tirados en las calles de abajo.

- ¿Te recuerdan a ti? -

- De hecho sí, así solía vivir... Te mentiría si dijera que no me entristece verlos -

- ¿Crees que sean huérfanos? -

- No lo creo, hay muchos niños en esta zona cuyos padres trabajan en las cantinas -

Siguieron mirando y conversando, unos minutos después, aparecieron un hombre y una mujer tomados de la mano. Ambos estaban borrachos a más no poder. Los niños se levantaron asustados con la llegada de estos. Unos de los dos pequeños llamó madre a la mujer, que de inmediato hizo mala cara y prefirió ignorarlos para seguir su camino con el hombre a su lado.

- ¿Él no es el padre? -

- Eso parece -

El niño más pequeño se aferró a la mano de la mujer y ella lo empujó tan fuerte que el pequeño chocó contra la pared. A Ten le empezaba a molestar la escena.
El niño mayor le gritó a la mujer, le reclamó, y entonces supieron que era la madre, pero el hombre era solo el amante de turno. Por boca del chico, escucharon que él y su hermano estaban muriendo de hambre porque la madre gastaba todo en hombres día con día.

DESCIFRANDO TUS ACCIONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora