3. NO HAY BIEN

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9:45 pm

El día pasó volando, rápido. Tanto que llegaron sus problemas a tocar la puerta. Por suerte, el primer examen lo rindió completo. Al salir del colegio la madre de Aeri y Yizhou fue a recogerlos. Ella se había encargado de ir personalmente hasta la casa que estaba en ruinas, y al no hallar una solución rápida para ponerla en pie de nuevo, la única opción concisa era sacar lo que todavía pudiera servir para los hermanos Kim, y llevárselos a su casa, había espacio de sobra. Ella no estaba dispuesta a dejarlos a su suerte.

Durante la búsqueda de algo que pudiera servir dentro de la destrozada casa, encontró un sobre particular, cubierto con una carpeta de plástico oscura.

Jieun entregó la carpeta de plástico a los hermanos. Beomgyu la abrió de inmediato, sospechando que era extraño haber encontrado un objeto así dentro de su casa. En cuanto los hermanos Kim vieron que estaba marcado con la letra de su madre entendieron que era importante —No quiero abrirla. no quiero ni ver que dicen esos papeles— dijo Minjeong, cansada, le dolía la cabeza del estrés —No quiero hacerlo. Mamá se fue sin más, sin dejar nada, nada, ni siquiera encontramos ropa suya o mencionó algo, solo se fue, y ahora resulta que dejó una carpeta con los papeles de nuestra custodia— continuó, en su voz había rabia, tristeza, ni ella entendía que sentimiento era ese, pero fuera lo que fuera, se sentía mal, la estaba pudriendo por dentro.

Estaba asqueada. Pensar en sus padres normalmente le causaba náuseas y en general su familia le descomponía el día, pero eso era el colmo. Se habían ido, los dejaron a su suerte, y aún cuando estaban cerca lo único que hacían era maltratarlos y hacerlos sufrir. Incluso una persona que no tiene nada que ver con ellos ni mucho menos tiene la obligación de responder por ellos; era quien mas preocupada y atenta estaba, pero el agradecimiento que sentía hacia la madre de sus amigas en ese momento se lo estaba tragando un agujero oscuro.

Beomgyu al notar la forma en que el rostro de su hermana iba de mal en peor, intervino —Min, cálmate, te entiendo, pero molestarnos por esto, ahora, no va a solucionar nada— puso una mano en su hombro, dejando palmaditas —Ella va a cuidarnos y dejar que nos quedemos aquí hasta que podamos solucionar algo— inclinó su cabeza hacia la madre de sus amigas. Minjeong la observó y ésta solo asintió dándole a entender que estaba bien —¿ves? a pesar de todo aún hay quien nos ayude, veremos después, por hoy ve a dormir y descansa que todavía faltan dos días de examen— le sonrió. Minjeong accedió, se fue al cuarto de Yizhou ya que la había invitado.

—¿Qué hacemos ahora?— Beomgyu tenía el rostro cubierto con sus manos, estaba igual de frustrado que su hermana, pero dejarse llevar por ese sentimiento no lo ayudaría en nada. Levantó el rostro mirando a los ojos a la mujer frente a él, quien les estaba tendiendo la mano como nadie lo había hecho antes, le sonrió —Tu mismo lo dijiste, por un tiempo pueden descansar y estar tranquilos, en unos días veremos que hacer con estos papeles y con el supuesto regreso de tu padre. Ve a dormir también, tienes que ganar un examen mañana— le dijo con una sonrisa cálida; Beomgyu la observó, agradecido por esas palabras. También sonrió, se levantó para ir a descansar.

—Gracias, muchas gracias. Sin usted, mi hermana y yo estaríamos durmiendo en ese tiradero de no ser por usted. Gracias—

—Ya agradeciste lo necesario, alza la cabeza y ve dormir, descansa bien—

Una lagrima cayó del rostro de Beomgyu; esa noche dormiría en paz, sabía que esa tranquilidad no le iba a durar mucho pero aprovecharía mientras pudiera.

—Oye, gigante llorón, tu duermes en el tercer piso, allá hay dos cuartos, el tuyo es el que esta al lado del balcón y también hay baño allá arriba; no tienes que estar bajando y subiendo escaleras— Aeri le extendió las sabanas y almohadas que llevaba —Tus cobijas y almohadas, el cuarto también tiene aire acondicionado en caso de que— Aeri suspiró al verlo llorar, las lágrimas le cubrieron el rostro en silencio, sus hombros temblaban igual que sus manos —Deja de llorar, por amor al cielo— rogó al verlo, Aeri le limpió el rostro con la manga de su pijama, odiaba verlo así —Termina de limpiar tu cara y agarra esto, no tienes que llorar; ahora van a estar mejor— le entregó las cosas y empezó a subir para ir a su cuarto —hasta mañana— se despidió .

DESCIFRANDO TUS ACCIONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora