Yizhou encontró su camino hasta Yeonjung, los días amargos y las malas noticias no paraban de llegar. Lastimosamente, Yizhou era una mera espectadora en esa ridícula pelea, que, de alguna manera la envolvía también. Yizhou sabía lo que es perder a un ser querido, no una, sino varias veces. Dolía, y podía entender la depresión y tristeza profundamente arraigada en el pecho de Yeonjung.
Yizhou tomó asiento frente a Yeonjung que curaba sus manos. Las enfermeras le dijeron que podían ayudar, pero se negó y prefirió hacerlo por su cuenta. Yizhou la siguió y en silencio le dio una mirada que le exigía no negarse. Ver las manos de Yeonjung raspadas, ralladas y dañadas por todo lo sucedido, le dolía. Yizhou limpiaba las heridas con el algodón empapado de alcohol, pero Yeonjung no se quejó en absoluto, posiblemente acostumbrada a ello. Luego aplicó ungüento para terminar con el vendaje. El silencio entre ellas era cómodo a decir verdad.
Yizhou; quién se negó a soltar las manos de Yeonjung se quedó un tiempo observando lo que había hecho, el calor de las manos de Yeonjung era contrario a la frialdad en su mirada, pero tal sentimiento poco cálido tenía tintes de ira y tristeza en igualdad. ¿Cómo terminó así? Las cosas se volvieron oscuras de un día para otro. Yizhou lo entendía, ver que la persona que le brinda luz a tu existencia se va sin poder hacer nada para detenerlo, es aplastante. Eso enterraría el corazón de cualquiera. Diferente a Yizhou, quién vio a su luz apagarse lentamente, Yeonjung observó a su mundo oscurecer en un suspiro, un segundo, un parpadeo, y ya, no había reversa, ni vuelta para atrás. El golpe fue brutal en todo aspecto.
Lo había escuchado por partes, la historia de Yeonjung era triste, agotadora y desalentadora para cualquier ser humano, ahora quería escuchar todo, para poder abrazar cada fragmento de esa historia que solo Yeoreum conocía y poder darle ánimo. Yizhou temía que Yeonjung intentara quitarse la vida, la vio deseando aquello una y otra vez, aún con su luz acompañándola, no quería imaginar lo que sería de ella sin Yeoreum.
Yizhou escondió su rostro entre las manos de Yeonjung, dejando que sus lágrimas mojaran las vendas. También estaba triste y enojada, Yeoreum era su amiga con todo y peleas. Perderla de un día para otro no era fácil de aceptar, mirar al lugar de la persona que no está y saber que no volverá destroza el corazón. Resignarse a la ausencia no es sencillo y tampoco es rápido.
Yeonjung, que había guardado las lágrimas finalmente cedió al sentir las lágrimas de Yizhou humedecer sus manos, las llemas de sus dedos que estaban libres podían sentir el descuidado descenso de estas. Yizhou la escuchó una vez y ahora estaba a su lado, mostrando empatía para ella. Estaba intentando ser fuerte y no caer en la demencia pero callar por tanto tiempo se volvió asfixiante sin darse cuenta. Pero ella soportó la presión de sus días por ver la sonrisa de su Yeoreum, que era como un milagro para ella.
- Lo lamento, en verdad lo hago - la voz llorosa de Yizhou llegó hasta sus oídos como una oleada de comprensión que no sabía que necesitaba, lo transmitió con una sinceridad bárbara, como si hubiese entrado en el pozo oscuro que era su cabeza para tomar su sentir y hacerlo suyo. Yeonjung conocía poco sobre la empatía humana, ya que le fue concedida en ínfimas cantidades, pero Yizhou le entregó tal privilegio espontáneamente y sin pedir algo a cambio.
Lo necesitaba, le hacía falta saber que no era la única con un cuchillo atorado en el pecho. Permitió que la abrazara, que le diera la calidez que a su mente y corazón le hacían falta. Dejó que el mar de lágrimas que golpeaba contra las esquinas de sus ojos vieran la luz tras desbordarse por su rostro. No tenía idea de lo mucho que un ser humano podía llorar hasta que lo vivió en carne propia. También entendió que tenía la disposición para hacerlo hasta llegar al desgaste, por eso se esforzaba, para no llorar a plenitud. Sentía que al hacerlo acabaría lamentando hasta el día que nació.
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DESCIFRANDO TUS ACCIONES.
FanfictionKarina en verdad desea ser la hija perfecta, llenar los estándares de su madre, ser paciente y tolerante como su padre, ser un buen ejemplo para su hermana menor y una amiga en la que se pueda confiar, Pero, siendo el títere favorito de su abuelo er...