||DIECISIETE||

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|17|Él

Mirabel intento aguantarse la risa, al ver bien a la persona que los interrumpió; un hombre alto de abundante barba –con ligeras canas visibles–, con una anaranjada camiseta hawaiana, gorro de pesca, con unos pantalones cortos que dejaban expuestas sus piernas velludas y unas sandalias. Ella intentaba no reírse ante la imagen de su novio detrás del extraño disfraz. Camilo siempre lograba sorprenderla cuando interpreta a un personaje. Aun así sonrió con cierta emoción de que él estuviera allí para recogerla, esperaba más que los otros dos actores fueran por ella.

–¿Amor, que haces aquí? –pregunto ella con una sonrisa que intentaba ocultar su risa.

Matías miro sorprendió a Mirabel, ¿Ella salía con ese vagabundo?

–Quería sorprenderte –exclamo Camilo alzando sus hombros avergonzado al mismo tiempo que sacaba un pequeño ramo de flores de crisantemo: a pesar de ser pequeño era tan bonito.

La mirada de ella brillo ante el detalle, acepto el ramo, mirándolas con cariño y una sonrisa hermosa. Abrazo las flores junto con las rosas que le dio Matías. Ambos hombres no pudieron evitar sonreír ante el bello sonrojo que tenía la joven de lentes.

–¿Él es tu novio? –pregunto en un tono tranquilo como curioso Matías.

Camilo lo miro con el ceño fruncido, cosa que hiso sentir incomodo al estudiante, no obstante Mirabel asintió con una sonrisa ante su pregunta mirando a su novio enamorada. Haciendo que incluso que olvidara que llevaba puesto ese horrible disfraz. Matías al ver esa expresión en su rostro, sentía mas ganas de saber quién era realmente Mirabel. Muchos la tachaban como una mujer en búsqueda de atención o fama, pero en persona de veía más radiante por sí misma y desinteresada en la fama de las personas que la rodean.

–Amor, él es Matías –hablo en un tono dulce llamando la atención de ambos hombres–, es mi compañero de clases y mi amigo.

Camilo arqueo su ceja mirando al estudiante como si lo estuviera analizando. Estaba celoso, sí, pero tenía que controlarlo para no molestarla. Suspiro y serio se acercó a él, los dos tenían la misma estatura, a pesar de eso Camilo se miraba muy amenazante. Matías sintió sus piernas temblar esperando un golpe por darle flores a su novia, pero grata fue su sorpresa al momento de ver como el vagabundo extendía su mano hacia él.

–Un gusto, soy Carlos, Carlos Santa Ana –se presentó en un tono neutro–. Gracias por cuidar a mi mariposita.

Mirabel sonreía mientras que Matías trataba de procesar lo que ocurría, aun así acepto el saludo del hombre, sintiendo fuerza del hombre en el apretón; como si de una advertencia discreta se tratara.

–El gusto es mío –dijo tratando se ser amable y educado, sin importarle el dolor de su mano, él seguía sonriendo nervioso–, solo quiero decirle lo afortunado que es al tener a Mirabel –miro a la chica con una sonrisa–, ella es muy talentosa y quería demostrárselo con el ramo, no hay ninguna intención de cortejo solo admiración –trato de excusarse ante cualquier malentendido–. Espero que no se moleste.

Negó tranquilo soltando su mano y volviéndola a guardar en su bolsillo.

–Sé lo talentosa que es ella –aclaro serio mirando discretamente a su amada– y me alegro que no esté sola entre tanta mierda.

Matías abrió sus ojos con sorpresa, sonriendo levemente al saber que él se preocupaba por como ella se relacionaba en la escuela.

–Es una buena amiga, una mujer muy interesante para la mala imagen que tienen todos sobre ella –hablo con cierto tono preocupado aprovechando la distracción de la joven con uno de los tablones de anuncio– y me gustaría conocerla más, sin no le incomoda.

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora