||CUARENTA Y TRES||

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|43|Consecuencias

No levanto su vista cuando escucho varios pasos acercándose, solo observo sus manos maltratadas y rojas por haber golpeado sin remordimiento a ese bastardo. Siguió perdido en el mugroso y asqueroso suelo de la celda. No tenía el valor de levantar la mirada ni cuando escucho como las rejas oxidadas se abrieron. Podía sentir todas aquellas miradas decepcionadas posadas sobre él. Aún recuerda los gritos y gimoteos de Mirabel que le gritaba que parara pero él no lo hizo.

No levanto la mirada ni cuando sintió un puñetazo fuerte en su mejilla.

–¡¿QUÉ MIERDA TE PASA?! –le gritó Luca con una voz destrozada–. ¿Cómo se te ocurre golpearlo hasta llevarlo al hospital? ¿Qué te ha hecho él, Alberto? –su voz cada vez sonaba más rota y las lágrimas no tardarían en invadir sus mejillas. No entendía por qué hizo eso.

No respondió ni lo miro.

–¡Te estas arruinando, Alberto! ¡La gente espera afuera para comerte vivo! –exclamo furioso–. ¡¿Esto es lo que querías?!

–No...

Luca limpio sus lágrimas con fuerza utilizando su puño. Bajo la mirada y cayó de rodillas al suelo. Alberto al fin lo miro, pero termino rompiéndose al verlo tan mal como él.

–Siento que es mi culpa...–el mayor lo miro sorprendido–...todo esto es mi culpa.

Abrió la boca pero nada salió de ella. Un nudo doloroso lo torturaba. Intento acercarse, no obstante Luca se alejó de manera brusca, sin atreverse a verlo se levantó y sacudió su pantalón. Respiro hondo, en su mirada solo se podía apreciar un vacío y en su rostro pareciera que desconocía a su mejor amigo.

–Luca...

–No –negó angustiado, pasando agresivamente su mano por su cabello–, Dios, nunca debí enamorarme de ti, arruine tu vida, tu reputación, ¿Sabes cómo están las cosas cuando el video de tu pelea apareció? –Rio con sarcasmo y dolor, sintiendo como de nuevo las lágrimas recorrían su mejillas–. Todos creen que eres un monstruo...y todo esto fue por mi culpa. Arruine tu vida, nuestra amistad...yo...yo.

Bajo la mirada, estaba entrando en un ataque de pánico, él lo sabía lo conocía también. Sin pensarlo volvió a intentar abrazar pero cuando Luca lo vio acercarse retrocedió con una mirada llena de miedo. Asustado por su reacción paro sus pasos quedándose mirando por unos momentos, antes que el menor saliera huyendo de la celda, pasando de largo de los demás y dejándolo parado en medio del asqueroso y repulsivo lugar.

El italiano bajo la mirada sintiendo las miradas preocupadas de sus amigos; querían protegerlo pero no tenían idea porque él actuó así con el novio de su mejor amigo y el único amigo que tenía Mirabel en la universidad. Se adentraron los tres a la celda, Miguel abrazaba a Teresa para calmarla, las emociones fuertes podrían afectarle mientras que Camilo fue el quien tomo la iniciativa. Respiro hondo tratando de arreglar sus ideas en su mente.

Alberto no los miro, se sentía decepcionado de sí mismo por perder el control y temía que lo despreciaran más. Volvió a dejarse caer en el asiento de piedra de la celda y afectado con todo lo que ocurría y de nuevo perdió su vista en el suelo. Sentía asco por si mismo.

–Alberto –suspiro y lo miro angustiado–, ¿Qué paso?

–Él me provoco –gruño furioso.

–Mirabel y los videos dicen que perdiste el control ni cuando llego la patrulla dejaste de golpearlo –cada vez que hablaba aumentaba su tono de voz, seguía sin entender que mierda sucedió para que actuara así–. Amigo, él no se defendió, todos los videos y testigos lo apuntan como la víctima y Mirabel...–bajo la mirada– ella te tiene miedo...casi lo matas.

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora