||SESENTA Y CUATRO||

315 30 16
                                    

|64|Deja se callen: Y que se abran las puertas (Parte 4)

La novia, las damas y Mariano junto con el tímido asistente de Dolores pararon repentinamente sus pasos al momento de salir del edificio con rumbo a la iglesia. Siendo que tres magníficos caballos con adornos florales al igual que detalles amarillos y azulados los esperaban en frente del lugar cada uno con su respetivo jinete. Miguel con su traje de charro negro montaba uno blanco con una sonrisa encantadora enmarcada en su rostro que hacia resaltar su único hoyuelo, mientras que detrás de él con posturas elegantes y firmes los seguían Alberto cabalgando una hermosa yegua castaña junto con Luca que tenía un caballo negro como el carbón. Los tres le sonrieron a la novia que estaba completamente impactada, con un hermoso brillo en sus ojos castaños, que por petición de su hermana había vuelto a utilizar lentes de contacto para ocasión.

Miguel bajo de un salto y se quitó el sombrero ante las damas.

–Mira, Morenita, al fin trajeron mi caballo –exclamó con su radiante sonrisa mientras acariciaba la cabeza del bello animal–. Lo llame Chente.

–¿En serio? ¿Caballos? –interroga divertida la novia, mirando a su amigo con la ceja arqueada.

–Sí, porque no, Camilo me dio permiso –dijo alzando sus hombros con indiferencia.

–Realmente no –aclaró serio Alberto–, tu solo dijiste: "Y si traemos a la morenita como una princesa". Camilo creyó que te referías a una limosina o algo más apropiado, no caballos.

El charro volteo a verlo de manera molesta.

–Cállate, metiche.

Mirabel rio dulcemente mientras Luca ponía los ojos en blanco.

–¿Entonces nos iremos en caballo?

Sipi, yo te llevare –comentó con una sonrisa para después borrarla y mirar con enojo a Teresa– y tu bruja te iras en taxi, ni creas que te dejaremos subirte a un caballo por gorda.

La actriz gruño y le mostro el dedo medio, Miguel le respondió sacándole la lengua. Él la protegía mucho para no arriesgar su embarazo que era el más avanzado. Isabella se propuso en irse en el caballo con ella mientras que Teresa, Mariano, Luisa y el asistente de Dolores –quien solo está ahí para ayudar a la modelo a no enojarse o atender cualquier pendiente de ella–. La hermana mayor no pudo evitar verlo de lejos, no había nada especial en el pobre hombre, pero sentía una cierta atracción por él. Como si le excitara asustarlo, como un león a su presa.

Les entregaron a ellos las canastas de flores, el ramo junto con las reliquias. Fue una sorpresa para todo ver a Dolores amarrarse su esponjada cabellera e ir directo a caballo negro. Era obvio que no quería irse en el mismo auto que Mariano. Sin permiso ni aviso ni ayuda se subió atrás de Luca y antes de que él le reclamase o dijera algo, ella se le adelanto.

–No te atrevas a decir nada, me debes esto después de que mataras a mi hermano –murmuro amenazante.

Él abrió los ojos sorprendido, no la miro, solo dejo salir un gruñido. Se mantenía calmado con la mirada en frente.

–¿Cómo lo sabes? –no tenía miedo, era más ira que eso; porque sabía que tipo de mujer era Dolores Madrigal.

–Se te olvida quien es la siguiente sucesora –respondió indiferente.

Los dos hablaban entre susurros tratando que nadie los escuchara.

–Sé quién eres Paguro, puedes engañar a cualquiera...pero no diré nada por el acuerdo de nuestras familias.

Él suspiró cansado mientras mantenía la mirada en como Alberto y Miguel ayudaban a Mirabel a subir con mucho cuidado al corcel.

–¿Cómo puedes manejar todo esto tan fácil? –preguntó con una mirada desanimada.

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora