||VEINTICINCO||

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|25|Guerra

–¿De compras? –repitió completamente sorprendida ante su propuesta.

–¡Si! Tú y yo junto con los chicos –exclamo Teresa desde el otro lado de la línea.

Mirabel se quedó callada un momento mientras hacía malabares con sus cosas y su teléfono que dura penas podía sostener en su hombro. No fue hasta que apareció Matías como su héroe y con una sonrisa la ayudo a guardar sus cosas en su mochila en lo que continuaba la llamada. Tapo el micrófono con su mano para poderle susurrar un pequeño gracias a su compañero quien solo guiño un ojo como un cómplice.

–No lo sé...

Pudo escuchar como las voces desanimadas de Miguel y Alberto se escuchaban de fondo tratando de convencerla. Suspiro al saber que su amiga la tenía en altavoz. Después escucho como ella los corría molesta al saber que fue descubierta.

–Querida, yo no acepto un no como respuesta y eso debes tenerlo muy en cuenta. Nadie me rechaza –sonó como una amenaza que logro hacerla sentir intimidada.

Se escuchó como la actriz dejo salir un suspiro, al parecer intentaba calmarse. Aún era nuevo para ella tratar a la gente como amigo y no como enemigos, hacia su esfuerzo y Mirabel y los chicos lo reconocían. Una vez que recupero la postura, le hablo con un tono más tranquilo:

–Escucha, iras porque iras, tenemos que comprarte un vestido para el día del estreno.

–¿Por qué me lo dices ahora? –pregunto tratando de regañarla por llamarla en horas de clases– Apenas pude salvarme de que me quitaran el teléfono por sonar en clases.

–Es tu culpa que no lo tienes en silencio –recalco–, además no pude esperar para decirte.

Sonrió de lado.

–Aparte el plan original: solo era acompañar a Miguel por los trajes de sus gemelos, Alberto se apuntó rápidamente porque quería comprarle un traje a Luca para que no se vistiera como un nerd o niño bueno –ambas rieron al escuchar el grito del pecoso por decirle así a su mejor amigo– y como yo no tengo a nadie a quien vestir más que a ti.

–¿Soy tu única opción? –pregunto con ironía y alzando la ceja.

–¡Lo eres!

Mirabel suspiro, pellizcándose la fuente de su nariz.

–Planeaba hacer mi propio vestido y lo sabes.

–¡Oh, no! He notado que no duermes bien por estar tan metida con tus estudios y el teatro –la regaño como si fuera una niña–. Por esta vez te dejare que compres el vestido más caro que veas, no importa el precio ni diseñador. Hoy seré tu sugar mami.

Se sonrojo levemente al escuchar lo último, Teresa no tenía vergüenza alguna en decir lo que piensa. Aunque por otro la ella tenía razón, apenas lograba tener tiempo que lo utilizaba para dormir o estudiar para los próximos exámenes.

–Además tu amado vagabundo vendrá con nosotros –añadió de manera coqueta–. Podíamos aprovechar para comprar lencería y condones.

Ahora sí, Mirabel parecía un tomate cosa que llamo la atención de su amigo al verla tan avergonzada con una simple llamada. Sabía que Teresa sonreía ante su silencio.

–El pobre apenas puede mantenerse firme, solo quedan tres días y esta estresado, una buena noche de sexo duro lo calmaría ¿No lo crees, Bel? –su voz era seductora y saboreo cada letra de aquel apodo que le tenía. Oh, como le encantaba joder aquella mujer.

–Podrías dejar de decir esas cosas como si nada.

–No –exclamo en un tono infantil.

Rodeo la mirada avergonzada como fastidiada.

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora