||CINCUENTA||

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|50|Comflictos internos

La madrugada del domingo llego en toda la ciudad de Encanto. El sol no hacia ni de su presencia entre los huecos de las enormes montañas que los rodeaban. Varios alumnos de la universidad se movían por las canchas y pasillos ayudando en todo lo que fuera para el gran festejo de mañana. Y entre ellos resaltaba el ánimo y la sonrisa de la más joven de las hermanas Madrigal.

Ella reía con dulzura junto con Luca, ambos encaminaban por los largos pasillos de la facultad de gastronomía. Cargando un par de cajas con manteles. Pasos atrás los seguía un joven, con la mirada perdida en los múltiples mensajes de su teléfono exigiéndole venderles a la joven de lentes. Matías se encontraba callado y de muy mal humor. No le interesada las enormes cantidades de dinero, nadie le ofrece algo que en verdad le interese. ¿Son tan inútiles para no sacar información de la pareja incestuosa?

Qué asco le daban todos los de su alrededor. Gruño y guardo su teléfono. Tenía ganas de acabar ya con todo esta estupidez. Ya nada le emocionaba...o al menos no se le ocurría algo mejor para divertirse un poco. No obstante estaba tan perdido en sus pensamientos que se tensó al sentir una delicada mano posar en su hombro. Sus ojos se enfocaron en aquellos orbes castaños de Mirabel que parecía preocupada.

–¿Sucede algo, Mati?

–¿Q-qué?

Inconscientemente y aun aturdido de tal trato imprevisto giro el radillo de su ojo enfocándose en el castaño oscuro de atrás. Luca rápidamente dejo su caja en el suelo y se acercó a ellos, su rostro mostraba seriedad pero en sus ojos había preocupación. Mirabel se hizo a un lado, dándole privilegio al menor de estatura. Él observaba sin entender nada, Luca coloco su mano en su frente para verificar su temperatura, pero estaba helada a pesar que sudaba.

–No has dormido bien –expreso alejándose unos pasos atrás.

Matías parpadeo procesando todo, toco su propia frente notando su fría piel y las gotas de sudor que tenía.

–Simplemente, han pasado cosas, no es nada –intento sonreírle a ambos pero no logro convencerlos–. Mejor volvamos al trabajo.

Luca lo detuvo antes que se le ocurriera dar un paso más.

–Vete a descansar –ordenó serio–. Iré al rato a ver como sigues y si te veo por aquí no dudare el patearte las bolas hasta que te largues –lo amenazo.

Mirabel lo miro sorprendida, pero su expresión se calma al escuchar la risa del más alto. Luca daba miedo cuando se molesta o enoja y si le creía que cumpliría su amenaza. Ya lo ha golpeado por no cumplir sus órdenes. Luca por su lado no parecía molesto solo seguía mirándolo con seriedad.

–Creo que no tengo opción –dijo sonriéndole a su novio.

Él solo lo miro con la ceja arqueada.

–Si quieres, puedo llamar a Camilo para que te lleve, en verdad te ves muy mal –propuso Mirabel con una pequeña sonrisa.

Él suspiro, ya no aguantaba soportar tanta amabilidad de ella, pero aun así tenía que seguir fingiendo. Aunque la idea de estar con Camilo era muy tentadora.

–No quiero ser una molestia, Mirabu –comento rascando su mejilla de manera "inseguro y nerviosa".

–No lo eres, jamás lo serás eres mi amigo.

Ahora tenía ganas de vomitar ante tanta dulzura. Suspiro rendido, miro a Luca y de nuevo esos malditos sentimientos lograban revolver su estómago. Los odiaba porque hacían desenfocarse de su objetivo. Se mentalizo pensando que podría divertirse en echar leña al fuego casi extinto de los escándalos.

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora