||SESENTA Y TRES||

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|63|Deja que se callen: inicio de un nuevo comienzo (parte 3)

La incomodidad de aquellas miradas que la reconocían no solo a ella, si no a dos acompañantes que prácticamente la dejaban a varios atrás. Desde que divulgo el artículo donde ella se presenta como la actual pareja de Camilo Madrigal, varios la observan y murmuraban a sus espaldas, la mayoría de comentarios eran crueles diciendo que ella no era lo suficientemente bonita para ser la pareja de alguien tan galán como su prometido. Camilo la apoyo diciendo que las ignorase y la presumió por sus redes confirmando su relación y exclamando lo feliz que era al lado del amor de su vida. Mantenían su compromiso en secreto, no querían que su gran día se arruinara por paparazis o reporteros y más cuando la boda será un lado humilde de la ciudad.

Suspiro cansada y levanto su mirada a sus cuñados que seguían caminado de manera firme y directa en medio del enorme aeropuerto de las afuera de Encanto. Tanto Dolores como Antonio caminaban con toda tranquilidad ignorando miradas o rumores y enfocándose en sus teléfonos; lo más probable hablando con sus respectivos asistentes. Ambos gran Madrigal la habían levantado a las fuerzas de la cama que compartía con Isabella, obviamente la morena estaba disgustada que se llevaran a su hermanita a primera hora cuando había mucho que hacer para la boda dentro de varias horas. No fue gracias a Antonio que obligo a su hermana que pararan a una cafetería a comprarle un desayuno al ver que la joven embarazada no había comido para traerla de un lado a otro. Mirabel quiso agradecerle, pero Antonio solo la ignoro, ellos no tenían una buena relación por más que ella quiso acercarse a él cuando era un niño pequeño pero las miles de niñeras que lo cuidaban se lo prohibían.

–¿Por qué estoy aquí de lugar de Camilo? –preguntó cansada e intentando recuperar el aire de sus pulmones.

Los dos hermanos pararon sus pasos, provocando que Mirabel casi chocara con ellos. Asustada de haberlos hecho enojar retrocedió unos pasos atrás justo el momento en que ellos se quejaron y la miraron serios.

–Porque mis abuelos quieren verte, al parecer están más emocionados de ver con que –la miro descortésmente de arriba hacia abajo; provocando que ella se sintiera más incómoda– mujer de bajo nivel se casara su amado nieto.

–Camilo siempre fue el preferido de ellos –explicó sin mucha importancia el menor.

No pudo evitar mirar a Antonio con cierta tristeza. Ahora que lo pensaba; Camilo le dijo que dijo que no los había visto desde el funeral de su padre y el preadolescente nació mucho después de eso. Él era el más maduro y serio de los tres –o mejor dicho cuatro– hermanos. Lentamente se acercó al joven actor; quien la miraba desconcertadamente. Tal vez en otra vida hubieran sido buenos amigos. Suspiro y tomo su mano para transmitirle algo de cariño.

–Debe ser duro conocerlos por primera vez en persona también –murmuró con pesar.

El joven de tez oscura se tensó y la miro con sorpresa, aunque no era ningún misterio de que ella lo supiera, siendo que el idiota de su hermano no le ocultaba casi nada a ella. Miro como ella sostenía sus dos manos y le regalaba una cálida sonrisa, nunca había recibido ese tipo de afecto de otra persona que no fuera su abuela. Aun así no la aparto pero tampoco le devolvió una sonrisa o algo de afecto. Por otro lado Dolores miraba la escena con seriedad, en su mente solo pasaba el hecho que todos comparaban a la costurera como un ángel caído entre tanta gente de mierda.

Así estuvieron un corto rato hasta que escucharon el grito de una mujer mayor a lo lejos.

–¡LOLA! ¡MI NIÑA! –gritó con emoción y demasiada alegría una mujer mayor (casi siendo de la misma edad que Alma y Pedro) de tez oscura como Antonio, de baja estatura, gordita y con un cabello sujetando en un gran moño amarillo – ¡YA LLEGAMOS!

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora