||TREINTA Y CUATRO||

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|34|Oportunidad de Cambiar

No podía evitar sentirse inquieta, sabía que estaba, que solo eran amigos, pero ¿Por qué sentía un ligero enojo al verlos juntos?

Desde que Luca volvió con la mirada apagada y destrozado; el único matrimonio no dudo en levantarse y abrazarlo en forma de consuelo. Alberto llego después más distante que nunca y solo compartió miradas con Teresa, provocando que ella temblara y Camilo corriera a su rescate abrazándola con fuerza contra su pecho mientras le susurraba cosas que nadie más escucharía.

Mirabel no entendía se sentía de nuevo excluida de todo lo que pasa y lo peor es que sabía que tenía celos de su novio y amiga. De nuevo se sentía sola entre tanta gente. La tensión era horrible; Miguel y su conyugue no dudaron en ofrecer su casa para que se quedara. Paguro acepto de manera apenada pero en verdad necesitaba estar lejos de su "mejor amigo". Alberto fue el primero en irse sin decir ninguna palabra, solo tomo un taxi y se fue. Nadie lo detuvo sabía que necesitaba tiempo a solas para pensar. Por otro lado Camilo nunca se separó de Teresa, se alejaban de todos para hablar, sabían que hacían mal eso pero Teresa no quería que Mirabel se enterase así. Una vez que el taxi de ella llego, el gran Madrigal le ofreció llevarla y acompañarla, no obstante Teresa se negó rotundamente ella sabía lo que él planeado para su novia y que podría ser la única noche donde podrían estar tranquilos. Le deseo suerte y se despidió con un beso en la mejilla dejando su característico labial rojo en su mejilla, quiso despedirse de su amiga pero el miedo al rechazo por parte de ella la invadía y solo subió en silencio al vehículo.

Camilo con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón suspiro cansado. Saco un pañuelo que siempre llevaba en su bolsillo y limpio el labial. No quería voltear atrás, sabía que solo quedaban ellos dos en una profunda tensión. Respiro hondo y volteo hacia la entrada del teatro, donde sentada en las escaleras estaba ella mirándolo con tristeza, descalza y sujetando los tediosos tacones.

A pasos lentos se acercó a ella y en completo silencio tomo asiento a su lado. Ambos miraron el estacionamiento vacío, ya no quedaba nadie y era más de media noche. Solo la luz blanca de los faroles los iluminaba y la ligera brisa de la nocturna primavera los acompañaba.

–¿Ellos estarán bien? –pregunto en un hilo de voz.

–Eso espero –respondió inseguro con la mirada fija en la nada–. Estas cosas pasan. Alberto le cuesta aceptarlo...en parte lo entiendo me paso cuando comencé a enamorarme de ti.

Ella reacciono ante su confesión, ella estaba más que enterada de la confusión de Alberto, le sorprendía que Camilo paso por lo mismo. Aunque no negaría que ella también sufrió cuando supo que sentía algo por su "primo" y mejor amigo. Suspiro desanimada, no quería demostrar que dejo de estar al tanto de lo que sucedía con sus amigos: Luca se refugiaba en Miguel, Alberto estaba en parte en su propio mundo y Teresa solo se refugiaba en Camilo sin una razón que ella entendiera. ¿Y dónde queda ella?

–No quiero que las cosas empeoren –murmuro escondiendo su rostro sus rodilla.

Camilo volteo a verla, no sabía que decir, tampoco quería que las cosas empeoren, desvió la mirada con tristeza.

–Solo necesitan su espacio –susurro–. Sabíamos que esto iba a pasar.

–¿Y ahora qué?

–Bueno solo quedamos tú y yo –volteo a verla y sonrió de lado intentando calmar la tensión del ambiente–. No quiero dejar que esto arruine nuestra noche. Conozco un lugar donde podemos estar tranquilos, ya sabes pasar tiempo juntos –comento lo más casual podía y acercándose peligrosamente a ella.

–No quiero ir a un motel –lo fulmino con la mirada.

Camilo ríe suavemente y con delicadeza acaricia una de sus mejillas. Beso su mejilla y se levantó de su lugar.

Deja que se callen...||CamimiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora