★ Capítulo 26

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La fiesta de compromiso de jimin y jungkook se acercaba dado que Robert se había comunicado con los padres del menor y juntos en secreto arreglaron los preparativos para anunciar públicamente a la gran pareja del año.

No era usual que los familiares planeasen ese tipo de cosas antes de que sus hijos los presentarán formalmente, sin embargo, Robert estaba tan emocionado porque su nieto al fin tenía a alguien que amaba que quería que lo más rápido posible este se casará y le diese bisnietos.

Park sun sabía perfectamente que el matrimonio de su hijo no era necesariamente por amor, aún así como siempre lo hacía respetaba la decisión de jimin y por supuesto lo apoyaría sin objeción alguna.

Park leonore, madre de jimin, aunque estaba feliz ya que su hijo al fin se casaría y formaría su propia familia, no podía evitar sentirse enojada porque se enteró del compromiso por boca de otro y no de su propio hijo.

La mujer solo era alegría y felicidad puesto que está no estaba enterada como su esposo de que aquel matrimonio era un acuerdo entre jimin y jungkook, para ella aquel compromiso era símbolo de amor y le alegraba en el alma que su pequeño minie conociese a alguien que realmente lo amara, solo esperaba que este no lo lastimara como el miserable del ex, porque si, aunque jimin jamás le contó de su antigua y tortuosa relación, ella por sus propios medios se había enterado de todo, así que solo quería la felicidad para su bebé.

Los tres parientes se llevaron de maravilla desde el primer instante en que se vieron y hasta se podía decir que eran como viejos amigos que se vuelven a reencontrar, además, como pequeños niños jugando con sus preciados juguetes, estos felizmente fueron de compras y obtuvieron un montón de cosas para la joven pareja, tendrían que visitarlos e informarles que solo en una semana se llevaría a cabo la fiesta de compromiso y debían estar listos.

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Jimin y hobi paseaban por las calles de Seúl en busca de distracción para el peli azul, este último tenía una racha terrible tan así que parecía como si hubiese terminado una relación de años o algo peor, su depresión estaba en aumento y las ganas de vomitar habían vuelto sin cesar, su vida justo ahora era un maldito asco y odiaba haberse acostumbrado a jungkook tan rápido, también, odiaba depender tanto de él y odiaba que su cuerpo reaccionara por si solo a la ausencia de este.

Hobi por su parte cada vez se sentía mejor respecto a su pasado, poco a poco superaba la perdida de su bebé aunque era obvio que aquello jamás en la vida lo iba a olvidar, solo que ya no se echaba la culpa a si mismo por haber tenido ese aborto esporádico y tenía más confianza en si para seguir adelante.

A pesar de sentirse mejor, había algo que a hobi le molestaba, y eso era la presencia de jeon Yoongi, vivir en la mansión jeon no era nada sencillo, solo llevaba una semana allí y estaba a punto de volverse loco, el maniático peli castaño parecía un maldito acosador y todos las noches lo esperaba fuera de su habitación con un ramo de flores y chocolates, si tan solo este supiera que odiaba los chocolates y que era alérgico al polen de las flores...

Era simplemente molesto tener que verle todos los días, parado contra la pared en una pose encantadora mientras vestía un hermoso traje y este se adhería a su musculoso cuerpo, el ver su preciosa cara con una enorme sonrisa y...., Pum, un golpe mental se dió hobi, maldita sea, ¿Por qué tenía que estar pensando en cosas tan... Tan lindas de aquel maniático?.

Cada uno estaba tan perdido en sus propios pensamientos que no eran capaces de ayudar al contrario a sentirse mejor, se suponía que esa salida era para pasar un rato agradable pero al parecer aquello no estaba funcionando.

Los cuatro guardaespaldas del menor iban pegados a este como chicle y no lo descuidaban ni un segundo, es que luego de aquella pelea que tuvo jimin con jeon este dió órdenes claras y precisas de no dejar acercar a nadie a su prometido, por tanto estos se volvieron más rigurosos y ahora no dejaban que ni siquiera alguien le hablase a no ser que fuese necesario.

Era evidente que el culpable de que estos actuasen de esa manera era jeon jungkook, ya se podría imaginar la cantaleta que les dió a esas pobres almas, si de algo estaba seguro jimin es que su prometido era muy meticuloso, posesivo y exigente cuando se lo proponía.

No tenía ni un poco de ánimos para enojarse aún más en ese instante con jeon por ordenarle a sus hombres que actuarán así, ya no quería pelear más, no tenía fuerzas para hacerlo, pero eso no quería decir que dejaría las cosas así, tarde o temprano exigiría que dejasen de comportarse de esa forma o de lo contrario en un ataque de ira podría actuar de forma inapropiada y mandaría a todos a la mismísima mierda.

Parando en seco y sobando sus ciens, jimin se dió media vuelta y miro a sus escoltas con fastidio, si, ellos no eran culpables, pero tenía que hacer algo o se iba a volver loco.

quiero que dejen de estar pegados a mi como si fuesen un chicle, por lo menos dejen una distancia de 3 a 4 metros lejos de mi, ¿acaso no saben lo que es el espacio personal?, Enserio chicos, yo sé que jungkook les ordenó esto pero por favor me voy a enojar y no querrán verme enojado, solo hagan lo que les pido, no le diré nada a jeon y si este por alguna razón se entera yo me encargo de él, — decía con autoridad jimin.

Los hombres no pudieron negarse ante aquel precioso rostro y sus ojos de cachorro suplicando, no era un secreto que las personas que son calladas y amables cuando se enojan son a las que más hay que temerles y ellos no querían ver esa parte de su nuevo jefe.

está bien señor, como usted ordene, solo no deje que se le acerque algún desconocido, su seguridad es lo primordial para nosotros.— respondía Tristán el líder de los cuatro guardias.

Jimin le ofreció una cálida sonrisa a Tristán y luego asintió dándole a entender que no haría nada imprudente que lo pusiese en riesgo, posteriormente engancho su brazo con el de su mejor amigo y un poco más relajado y motivado empezó a jalar a hobi a cada tienda de postres que veía para comer un poco de dulce y mejorar el día.

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Jeon jungkook llevaba enviando flores y visitando a su prometido dos días seguidos en su habitación para apaciguar el ambiente entre los dos y ofrecer una disculpa, no obstante, jimin era difícil de persuadir porque o no recibía las flores o simplemente las arrojaba  a la basura sin mostrar ni un poco de compasión. Y era totalmente entendible que su amorcito estuviese enojado y  no quisiera verlo ni en pintura, sin embargo, no podía darse por vencido tan fácilmente y tenía que seguir insistiendo.

Así que ingeniando un nuevo plan para tratar de enmendar la situación, jungkook empezó hacer lo preparativos y reservas en un hermoso restaurante a las afueras de Seúl tratando de crear el momento adecuado para ofrecerle una disculpa a su prometido, necesitaba crear la atmosfera perfecta y poder hablar tranquilamente con el menor, además, quería pedirle de forma ideal a jimin que fuese su esposo ya que la primera vez que lo hizo fue de una forma déspota e incorrecta.

En conclusión, jeon se dijo para si mismo que no podían seguir así, no aguantaba más el rechazo y la lejanía del peli azul, necesitaba con suma urgencia de la cercanía de este y no estaba dispuesto a arruinar su compromiso por un arrebato de ira y de celos.












































































































¿Qué pasará?
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Ya lo veremos...

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