La Gran Bestia - Cuarto Capítulo

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(Amy, la corrupta)

Estoy adentrándome cada vez más en el país de las ensoñaciones como si de un largo sueño se tratara,puedo escuchar la lluvia,gotas y granizo chocando contra la ventana de mi habitación y mi cuerpo reposando sobre la cama bajo capas y capas de calor por las mantas que le rodean,ver mi cuerpo desde otro ángulo me hace pensar, es como si de un fantasma se tratase,es ambiente hogareño me contagia su calidez,entre suspiros y algunos ronquidos reposa mi cuerpo somnoliento.

Es la sensación más agradable que he sentido en mucho tiempo, ese extraño sentir rebosa mis pensamientos,se siente familiar de alguna forma como si otra presencia fuera mi compañía cuando en realidad me encuentro sola en mi habitación. Sin embargo,siento como si alguien me estuviera,su mirada clavada en mi.

Entre más la percibo, ese ambiente familiar y cálido comienza a tornarse más y más oscuro,poco a poco el sonido de la lluvia va desvaneciéndose y cada sonido que había percibido antes se deshace en el viento dejando la habitación en total silencio sepulcral.

Siento como si todo a mi alrededor se disipa y el frío que me rodea cala mis huesos como si me encontrara fuera de mi habitación,entumeciendo mi cuerpo lentamente. Sentí el peso de alguien,esa presencia acurrucada sobre mi espalda reposando todo su peso sobre mi cuerpo, asfixiandome.

Busco librarme de ese peso que tanto me negaba cualquier salida, puedo sentirlo forzándome a unirme más a el,así mismo agarró cada una de mis extremidades, dominando todo mi ser con un fuerte agarre en las muñecas acercándose cada vez más cerca a mi rostro,podía sentir sus jadeos y oír sus gruñidos como una bestia rabiosa que anhelaba desesperadamente devorarme.

Mi corazón estaba latiendo con demasiada fuerza como si de un ratón se tratase,quería huir ya estaba en mi límite mis gritos incesantes fueron apagados poco a poco sentí como si alguien tapara mi boca,una mano fría y larga tapaba mi boca. Escuché mis latidos resonando en mi pecho con fuerza "¡Si esta es una pesadilla porfavor has que se detenga!" Grité con voz desgarrada entre algunos quejidos ahogados para finalmente rendirme desmayada,quien sabe por cuánto.

Abrí mis ojos de nuevo,oscuridad absoluta era todo lo que me rodeaba,ni un solo sonido emanaba mi boca al tratar de gritar desesperadamente por auxilio,mi cuerpo inmóvil era acompañado con una respiración agitada.

Ese frío, era todo lo que me hacía compañia, aunque hubiera deseado que solo hubiera sido eso,una pesadilla solamente,eso anhelaba con ansias hasta que una mano reposada sobre mi hombro hizo que mis esperanzas se redujeran más.

Giré mi mirada hacia esa bestia la cual no tardo en tomarme de las muñecas y tirándome con fuerza al suelo lleno de oscuridad,ese dolor se sentía tan real que me dejó perpleja; ni siquiera pude ver su rostro ni reconocerlo,en un intento inútil por retomar mi postura y levantarme tras ese golpe esa cosa se acercó a mi sentí su mirada atenta diciéndome indirectamente que dejará de moverme,decidí quedarme en total silencio,quieta pero desorientada con la mirada fija rezando a que de detuviera.

Logré ver como su sombra se desvanecía y tomaba otra apariencia como si fuera cerámica,deshaciendo su forma robusta e inmensa a tomar la forma de otro ser,otra persona,su silueta era de una mujer de cabellos largos,delgada y alta eso fue lo único que pude ver en su sombra solo me limite a eso hasta que,ella me tomó del cabello forzandome a verla.

Ojos azul cielo,atentos,cabello castaño oscuro demasiado largo y enredado,labios resecos y morados quizás por hipotermia o algo parecido,su tez pálida demasiado pálida,tan blanca como la nieve al punto de que podía ver sus venas.

El cuerpo está inmovil y mi mirada perdida en cada aspecto de su rostro y vestimenta, mis ojos siendo incapaces de mirar hacia otro lado,me encuentro totalmente paralizada, esa mujer,esa abominación sonrió plácidamente al ver mi rostro desesperado y finalmente ella decidió hablar para terminar con la tensión que nos cubría a ambas.

-Dos, cinco, doce, doce, uno-Sonrió al mencionar cosas tan confusas para mí,para ella tenían sentido hasta que dijo-Tu serás mi nuevo molde, Bella, así te llamaré.

-¿Disculpa?- Cuestioné con los pocos alientos que tenía.

-Ahora soy tú-Se aproximó con una sonrisa hóstil. Su voz distorsionada retumbaba con más fuerza en mis oidos.

-No sé quien eres, pero porfavor déjame ir-Era inevitable,esas lágrimas desbordandose por mis mejillas lograban delatarme,el miedo que yo demostraba resultó ser fascinante para ella.

-Soy alguien muy parecido a ti. ¿Lista para saciar nuestra hambre? -Me dió la impresión de que esta vez no me incluía a mi en esto. Hablaba de ella y más personas. ¿Qué demonios es ella?.

-No. ¡Déjame ir! Me niego a hacer esto- Busqué con la mirada algún escape, ella sólo forzó más el agarre.

Se acercó aun más a mi con una sonrisa burlona. Se hecho a reír al ver cómo intentaba escapar.

-Dejarte ir? Lo siento niña -Tragué saliva, estaba atrapada-...Tú eres esencial para el trabajo, te libraría de no ser porque esto no ha acabado todavia.

-No seré la marioneta de nadie!-Mi horror le alimentaba de una manera que me cuesta explicar. Lo disfrutaba.

-Déjame quitarte el velo de los ojos.

Esas fueron las últimas palabras que me dirigió,sentí que alguien habia atravesado mi cráneo con algo filoso mi vista periférica se había bloqueado por completo, tambaleando trate de moverme pero mi cuerpo desistió de inmediato. La vista cegada, un campo de visión limitado, sentí ese calor resbalandose por mi nuca. Ya en el suelo con mi vista nublada y oscura pude escuchar el movimiento de las cadenas acercándose a mi, pude percibir su aura con solo oir esas carcajadas y sonidos que se acercaban lentamente a mi.

Por último,ya estando de rodillas en el suelo tambaleando y, a ese punto ya suplicar por el fin de la agonía.

Se acercó más. Mi cuerpo desecho por completo y el único sentido que aún seguía alerta era el oído,el cual escucho el último sonido proveniente de su boca, "Tengamos un momento de completa insania, hija mía". Fué lo último que mis oídos percibieron hasta que mi consciencia colapso.

No hallaba respuestas. No las había.

"Ten piedad, hija mía". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora