Monedas De Plata - Sexto capitulo

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( Las travesías de Rossie y Rafael )


-¿Qué hacías en el establo?- Preguntaba un adulto,un hombre robusto y alto que estrellaba con fuerza la cabeza de su hija contra el comedor.

-¡Quería traer una oruga para mami!- Confesó con miedo la pequeña Harryson de ese tiempo, una niña pequeña y pelirroja.

-¡Tu madre esta enferma! ¿Acaso eres estúpida? - Su pequeño cuerpo se chocó contra la puerta cerrandola de golpe con el peso de su cuerpo lastimado.

-A mami le gustan...Pensé que eso le haría bien- Su hombro había recibido todo el peso de su cuerpo impactado contra la madera de la puerta.

-Hermana...Nada le hará bien a este punto, entiende- Escuchó una voz lejana,se trataba de su dulce hermano que busco apaciguar el ambiente para así permitirse cargarla en sus brazos- Padre. Déjame llevarla al río.

-Hazlo. Se ve terrible- Respondió el padre para retirarse del lugar con una botella de vino en la mano.

-Calma Rosita...Te llevare allá- Ya estando en los brazos de su tierno hermano logró calmarse, cerró sus ojos para descansar la vista y evitar el mareo.

-Gracias hermanito...

Caminó con su cuerpo adolorido en brazos del mayor hasta el río cerca del establo, desnudó su cuerpo para lavarlo con un trapo blanco que pronto se tiño de rojo,su espalda maltratada de tantos golpes esas marcas de golpes y moretones en sus muñecas hizo que el mayor quisiera llorar pues,siendo su única hermana,su único apoyo.

Verla en ese estado tan denigrante era incluso más difícil de ver de lo que pensó,sentía asco,sentía asco de su padre y de las cosas que hacía por despecho desquitando su odio en el cuerpo de la joven.

La niña que había heredado los encantos de su madre,su belleza e inocencia,el recuerdo de la salud que antes habitaba el cuerpo de su amada, su condena, su aspecto. Unos niños de granja que se cuidaban entre sí ,Rafael ,el mayor y Rossie,la menor. Los únicos hijos de aquel hombre repleto de desdicha,un viejo granjero que cuidaba del ganado de alguien más para recibir una miseria a cambio para poder subsistir con sus hijos y su débil esposa. Una mujer de campo que sufría de muchas dolencias las suficientes como para no poder criar a sus dos hijos,la que siempre permanecía en cama. Cuidar a su hermana era ya su deber a pesar de ser un niño también,dependía de la suerte en lugar de su padre que centraba su atención en su esposa.

Curar sus heridas,envolverlas en un rollo y consumirlas en el fuego,pretender que se han olvidado. Eso hacia diario para seguir adelante.

Sus dificultades eran sus habilidades. Les costaba seguir,le costaba vivir con ella,su tierna hermana. ¿Porqué lo hacía?, ella era la única persona que realmente le importaba en aquel entonces verla bien era su único propósito pues,sus sueños se hicieron añicos. El hecho de saber que su hermana podría vivir,vivir en ensueño,vivir lo que su madre tanto quería ver. Su única esperanza fue postularla ahí,esa carta real tendría que valer la pena,todas sus esperanzas en un trozo de papel...Ese maldito día.

-Oh mi...Reina- El robusto dijo asombrado tras abrir la puerta y descubrir la silueta de la imagen real. Moon.

-Buenas tardes. Vengo por su hija,la joven Rossie...- Esa mujer. Esa deidad se presentó en su puerta.

-Un momento,porfavor- Cerró la puerta con cuidado para girarse y buscar a su hija con la mirada,ahí se encontraba,junto a su hermano que la sujetaba en sus brazos con fuerza- La Reina ha llegado. Es tiempo de irse- Sus cambios repentinos de humor no fueron tan sorprendentes como ahora,la formalidad y la falta de que demostraba era lo que le inquietaba a ambos.

-No...No quiero- Pronto nacieron lagrimas en los ojos de la joven que se negaba a separarse del cálido abrazo de su hermano- Dile que se vaya.

-...Tienes que hacerlo,vivirás mejor- Aunque este también se negaba,sabia que eso la podría salvar de esa pobreza,era la única forma- Esto es por su bien - Buscaba convencerla pues esta ya forcejeaba,no quería soltarlo.

-Niña. Te seré sincero,por primera vez en años tu madre y yo nos pusimos de acuerdo. Tu hermano llamó a la Reina. Él nos convencio- Ese hombre duro había roto su cascarón,revelando por fin el secreto que le había ocultado- Despídete de Aliza,ella no volverá a verte más ni tu a ella- Dijo así refiriéndose a su madre que no tardó en aparecer,su cuerpo pálido y débil,sus mejillas rosas y piel helada. Casi muerta.

-Huye lejos de aquí - Contestó el hermano.

Su madre traía consigo sus maletas,ya estaba todo preparado,todo pasando tan rápido. Le entregó su equipaje para luego darle un beso en la frente,sus labios tibios y resecos rozando su tersa piel. Sintió como una mano enguantada se reposo en su hombro,se trataba de Moon que le observaba con una mirada cálida y una sonrisa tierna dibujada en su rostro,su calor llegó hasta su pecho,llenando su corazón dejándolo repleto de paz,se sentía la espada contra la pared,un camino que ofrecia trabajo duro y puro en una granja con su padre agresivo o un camino que simulaba paz y trabajo duro pero honesto.

Tiritando abrazó a su madre la cuál rápidamente la apartó dejándola atrapada en los brazos de la mujer,sus brazos rodeando su cuello como una orca,su aroma,llenando sus fosas de ese aroma nocturno que caracterizaba su nombre apartandola de su familia dejándola fuera de casa,la más alta caminando en frente de Aliza que extendió su mano para recibir un par de monedas de plata. Ahora era presa de la Reina de las escorias.

"Ten piedad, hija mía". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora