La Muerte Y Pobredumbre - Séptimo Capitulo

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(El cuervo y el Arlequín)

—¿Podrías detenerte, Arlequín? Esto es muy monótono. Además, eso de tratar de asesinarme cada vez que tienes la oportunidad me está hartando-Una brillante arma, un cuchillo de cocina, rozando la yugular del peli negro que forzaba a su contraria a atacarle, tomó su muñeca buscando apartar el cuchillo de sí. Árd, la portadora de dicha arma, ansiaba clavar ese cuchillo.

—Maldito demonio. ¡Te odio, enfermo!—Con todas las fuerzas que tenía, apoyaba su brazo libre para acorralar a Wade, el cual solo se limitaba a forcejear procurando no hacerle demasiado daño al Arlequín.

—Sé quién te contrató para asesinarme, Arlequín, déjame decirte que quien sea que te contrató no sabe absolutamente nada sobre los demonios— En un rápido movimiento gracias a un pequeño momento de distracción, la tomó del brazo y la acorraló contra la pared dejando caer el arma bajo la mesa—Yo también soy asesino a sueldo, sé que quieres eliminarme, pero te recuerdo que dependes de mí si quieres que tu credibilidad no caiga en pedazos.

-Ugh... Eres un egoísta sin escrúpulos. ¿Qué carajos pasa contigo? ¿Qué más quieres? ¿De qué otra forma vas a tratar de dañarme?-Aún estando desprotegida, incluso más que él, lo desafiaba para al mismo tiempo hacer un plan de escape, era su única opción en ese momento.

-No pretendo hacerte daño. Al menos no yo, no seré tan despiadado como ella, solo digamos que ella hará todo el trabajo-Muy tranquilamente sonreía, aún estando en una situación tan peligrosa y llena de adrenalina, él mostraba su semblante cálido y tranquilo.

-¿Ella? ¿Hablas de esa chica... Tu amiga? Lo dudo mucho, ni siquiera he cruzado una palabra con esa maniática, apuesto que está igual de enferma que tú-Sonreía con un semblante valeroso y desafiante, algo muy destacable y arriesgado a la vez.

-¿Valentine? Oh, es cierto. Ustedes la llaman de otra manera aquí, ¿no?-Entre sus pensamientos estaba la caníbal, Valentine, la maniática genocida con delirios de grandeza, su hermana.

-Entonces es tu amiga- Él solo se limitó a asentir con una mirada un poco preocupada pero no por eso exactamente.-Y no seremos nosotros. La masacre no será obra nuestra, ni tampoco habrán testigos de esa cruda escena, o al menos eso creo-Suspirando con cansancio y retomando su postura, lentamente alejó a la Arlequín, soltando su agarre dejándola sentada sobre la mesa totalmente ilesa.

-Tú...-Antes de poder decir algo más, una voz dulce sonó tras la puerta del almacén, alertándolos a ambos. Wade cubrió la boca de la contraria con sus manos.

-Señorita Harryson... Eh... Denos un segundo, estamos algo ocupados por aquí-Con una risa nerviosa, escondía el cuchillo tras unas cajas, retirando lentamente su mano de la boca de la contraria- Adelante.

-¿Chicos?-La monocromática asomó la cabeza lentamente abriendo la puerta, iluminando un poco la habitación con un rayo de luz exterior, asomando su cabeza como si de un pequeño y curioso gato se tratase- ¿Qué hacen a oscuras en el almacén? Les pedí que trajeran los muebles de la entrada hace como treinta minutos y no me entregaron nada-Esta encendió la luz y entró a la habitación con total desconcierto de la situación.

-Oh jeje. Tuvimos un pequeño inconveniente, nada más que eso. ¿Verdad, Arlequín?-Comentó viéndole con su típica sonrisa relajada, obviamente ella también se sumaría al juego, con tal de no ser atrapada.

-Oh sí... Los tipos de ingeniería vinieron después de ti y nos pidieron ayuda así que... ¡Sí!, perdón por tardar tanto, habíamos olvidado lo que nos habías pedido en primer lugar, lo sentimos.

-La señorita Árd trató de cargar algunas cajas, no pudo con algunas, así que le ayudé a recogerlas, por eso tardamos-Complementando la mentira y dando afirmaciones para así convencer a la sirvienta.

"Ten piedad, hija mía". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora