Baekhyun siempre quiso casarse por amor, pero pertenecer a la clase alta implicará que deba unirse con alguien a quien no ama, y las circunstancias provocarán incluso una creciente antipatía entre los recién casados.
La barrera entre el odio y el am...
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¿Por qué había dicho eso?
Baekhyun se quedó mirando la puerta por unos segundos luego de que Chanyeol hubiera salido.
Quizá había sido demasiado cruel.
No, sólo había dicho la verdad, y no tenía porque callarse. Se arrepentía profundamente de haber aceptado casarse con ese sujeto.
Recordó la mirada de su marido, hacía unos minutos. Detrás de su indiferencia y su frialdad, había logrado ver que le había herido. Pero se lo merecía. Merecía sentir al menos un poco de dolor, luego de lo que le hizo a él.
Cada vez que lo recordaba, el odio de Baekhyun por su esposo crecía dentro de su pecho. Era un maldito insensible, un bruto, egoísta.
El pelirrosa no pudo seguir pensando en más adjetivos despectivos con los que pudiese describir a Chanyeol, porque alguien llamó a la puerta de la biblioteca. Era obvio que no se trataba de su marido, ya que éste sólo entraba.
—Adelante. —Indicó Baek. La puerta se abrió, dando paso a un muchacho, que lucía más joven que el mayordomo. Era bajito, con el cabello rubio y unos grandes ojos gatunos. Llevaba entre sus manos una bandeja.
—El Señor me pidió que trajera la comida de su esposo a la biblioteca. -Indicó el joven, acercándose. Su caminar era elegante, y suave. Colocó, cuidadosamente, la bandeja sobre la mesita junto a Baekhyun.
—Gracias... —Respondió el doncel.
—No me he presentado con usted, Señor Park. Mi nombre es Kim Minseok, soy el sub chef de la casa Park. Estoy a sus órdenes para lo que necesite.
¿El sub chef? ¿Por qué había ido el sub chef a llevarle comida en lugar de algún otro empleado?
Ignoró la necesidad de preguntar, porque realmente no le importaba. -Me llamo Baekhyun, porfavor, llámame por mi nombre.
—Si lo hace sentirse más cómodo, con gusto lo haré, Baekhyun. —Aceptó Minseok. —Si no necesita nada más, me retiro a casa antes de que se haga más tarde.
—¿No te quedas aquí? —Señaló el pelirrosa, sorprendido, puesto que en la casa Byun, tenían habitaciones de servicio para todos sus empleados.
—No, ninguno de los empleados nos quedamos aquí. Sólo venimos durante el día. —Explicó.
—Ya veo... —Murmuró. Tenía sentido que nadie hubiese interferido en su noche de bodas. Aunque tal vez no lo habrían hecho incluso si hubieran estado en la mansión. Baekhyun dudaba que alguien se atreviera a retar a Park Chanyeol. —Gracias otra vez. Que descanses.
—Le agradezco, pase buena noche. —Dijo a modo de despedida y se fue, dejando sólo a Baekhyun.
Sería una buena noche si no estuviera en esa casa, pensó. Su mente lo aterraba. Temía tener que dormir junto a su marido, y que éste quisiera tomarlo de nuevo.
