Baekhyun siempre quiso casarse por amor, pero pertenecer a la clase alta implicará que deba unirse con alguien a quien no ama, y las circunstancias provocarán incluso una creciente antipatía entre los recién casados.
La barrera entre el odio y el am...
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No podía decir que no lo había esperado. Definitivamente se le había cruzado por la cabeza, pero deseaba equivocarse puesto que le parecía demasiado descaro que el amante de Baekhyun fuese, precisamente, alguien con quien le había hecho compartir la mesa.
Asombrado, miró a Hanako. Esperaba ver en ella una expresión que delatara la broma, pero estaba increíblemente seria.
-¿Es él...? -Preguntó, con un hilo de voz. Recibió un sutil asentimiento? -¿Es a quien le prestabas tu departamento? -Quiso confirmar, todavía sin creerlo. -¿Él es el amante de mi marido?...
-Espero que entiendas que, al decírtelo, estoy arriesgando mi vida, y la tuya. -Advirtió la japonesa. -Tienes que ser muy cuidadoso con la forma en que reaccionas... si se entera de que lo sabes, hará cualquier cosa para que no puedas hacer nada en su contra.
Chanyeol la escuchaba, pero su mente estaba lejos. En el día de su boda, donde Sehun no estuvo presente. Recordó las veces en que el pelinegro había estado en su casa... bajo su techo... Sentado junto a Baekhyun...
Había tenido a su rival bajo sus propias narices...
Y cuando Baekhyun estuvo en el hospital...
Había sido tan obvio todo el tiempo... y él había sido un ingenuo, un ciego... un completo imbécil...
La rabia empezó a fluir en su sangre, rápidamente, invadiendo desde los dedos de sus pies hasta el último cabello.
Sentía un incontrolable deseo por encarar a Baekhyun, pero era consciente de que estaba tan furioso, que si lo veía de frente, podría acabar matándolo a golpes por sinvergüenza.
Hanako seguía viéndolo, preocupada al ver la manera en que su mandíbula se tensaba por el coraje.
-¿Estás bien?... -Cuestionó, angustiada.
-¿Dónde está?
-¿Qué? -Le miro, confundida.
-Cuando registraron tu departamento debió haber estado vacío. ¿A dónde se fue ese infeliz?
-Yo... no tengo idea...
Chanyeol metió sus manos entre las rejas, tomándola desprevenida al sujetarla con fuerza por el cuello. -¡¿Dónde está?!
Satoru puso sus manos en las muñecas del muchacho, intentando apartarlo, pero no había comparación entre su fuerza y la de él. Ella volvió a negar. La obstrucción de aire le hizo cerrar los ojos. -...Cálmate... -Suplicó, con mucho esfuerzo.
El castaño respiraba agitado. Estaba ansioso y enojado. Quería liberar toda la ira que sentía. Al ver a Hanako soltando sus muñecas y, en su lugar, sosteniéndose de las rejas para evitar caerse, una pizca de lucidez le llegó. Ella no tenía la culpa.
-...Lo siento. -Se disculpó, con frialdad, antes de soltarla.
La japonesa se tomó un momento para recuperar el aliento. Su respiración era irregular. Se inclinó un poco, llevando una de sus manos a su pecho; la otra se mantuvo sosteniendo el helado hierro de la reja. -No sé a dónde se fue... -Dijo, respondiendo a la pregunta de Yeol. -Seguramente sabía que iban a aprehenderme... Debió irse, quizá ni siquiera está en el país ahora.
