Baekhyun siempre quiso casarse por amor, pero pertenecer a la clase alta implicará que deba unirse con alguien a quien no ama, y las circunstancias provocarán incluso una creciente antipatía entre los recién casados.
La barrera entre el odio y el am...
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La noche siguiente, Baekhyun esperó despierto, otra vez, hasta que Chanyeol llegó a casa.
Sinceramente, esperaba que no se tomara enserio sus palabras, pero lo hizo y llegó tan pronto se metió el sol.
Sin embargo, a diferencia de lo Chanyeol esperaba, la tensión entre ellos no desapareció y no volvieron a hablar. Si bien, comían juntos, evitaban mirarse y no se dirigían una sola palabra.
La situación empezaba a ponerse incómoda, incluso para Baekhyun; aunque eso no significaba que dejaría de lado su orgullo.
Realmente no sabía qué era lo que quería. No quería que su esposo se disculpara con él, porque no tenía intención de perdonarlo. Tampoco quería que volvieran a hablar como si nada hubiese pasado.
Debía admitir que se sentía más tranquilo desde que no se hablaban, puesto que tampoco discutían, pero no quitaba el hecho de que los silencios entre ellos fuesen insoportablemente desagradables.
Se fue a la cama temprano, cerciorándose, como siempre, de asegurar la puerta, aunque ya tenía más que claro que eso no impediría que Chanyeol entrara cuando le diera la gana.
Pronto se quedó dormido, pero despertó cerca de la media noche, al oír un ruido anormal en su habitación. De inmediato miró hacia la puerta, y suspiró aliviado al ver que seguía cerrada. Un golpecillo se escuchó, por segunda vez, mas el doncel, en medio de su ensoñación, no supo distinguir de dónde venía.
"Baekhyun" escuchó en un susurro, apenas audible.
Se levantó y caminó despacio hacia la puerta, apegando su oreja a ésta. Al oír de nuevo otro golpecito, se dio cuenta de que no venía de la puerta, sino de la ventana.
Volteó rápidamente y, afuera, en el balcón, vio una silueta masculina que reconoció al instante. Se apresuró a abrir para que Sehun pudiera entrar.
Ni bien había terminado de cruzar el enorme ventanal, el pelinegro le abrazó.
—¿Qué haces aquí? —Preguntó Baekhyun, sin ocultar su asombro, mas correspondiendo al abrazo.
—¿No te alegra verme? —Cuestionó, divertido, el más alto.
—Claro que sí. —Respondió el doncel, con una brillante sonrisa, antes de levantar el rostro para poder besar rápidamente a su amado. —Pero me sorprende que te atrevieras a venir aquí, estás loco, ¿cómo se te ocurre meterte así a mi recámara? —Cuestionó, entre ligeras risas.
—Hace casi una semana que no nos vemos, y me estaban matando las ganas de tenerte cerca. Ya no lo soportaba. —Dijo Sehun, besando de nuevo la dulce boca de Baekhyun.
—¿Cómo lograste entrar? Hay vigilantes en toda la propiedad.
—Sí, de hecho, fue más difícil de lo que pensé. —Admitió. —Además, hay cámaras de seguridad por todas partes. ¿Lo sabías?
