Mando x Lectora

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Emparejamientos: Din Djarin x Lectora.

Advertencias: ninguna.

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En realidad, era un día como cualquier otro... pensaste. Te despertaste, comprobaste las cosas, comiste algo y esperaste a que Din y el niño se despertaran. Todo era normal. Hasta que Din se despertó. Estaba diferente a lo habitual. Tan... distante. Apenas te hablaba, y rechazaba los abrazos o la cercanía física. Sólo era medio normal con el niño.

"¿Din?", preguntaste al cabo de un rato, cuando te sentaste con él en la cabina.

"¿Qué?".

Tragaste.

"¿Está todo bien?".

Sólo te dio una leve inclinación de cabeza.

"Sabes, si hice algo mal, deberías decírmelo".

"No lo hiciste... ya sabes, lo siento si te hago sentir así, es que hay muchas cosas en mi cabeza ahora mismo".

Entristecida, miraste al suelo.

"De acuerdo".

Suspiró. "Lo siento, Cyare. No tiene nada que ver contigo. Bueno, técnicamente sí, pero no es nada malo".

Lo miraste con una ceja levantada. "Entonces puedes decírmelo".

Din negó con la cabeza.

"No puedo. Todavía no. Ten paciencia".

"Din, odio jugar a este tipo de juegos", murmuraste, "Sólo dime. Por favor. Odio que seas tan distante. Si quieres que me vaya, déjame en el siguiente planeta, pero no me lo pongas tan difícil, por favor".

Din suspiró con frustración.

"Nunca querría que te fueras. Nunca, ¿me oyes? Te amo. Y lo haré siempre. Es sólo que... quiero que... te cases conmigo... y tenía miedo de que me rechazaras si te lo pedía".

Tus ojos se abrieron de par en par. "Vaya... así que..."

Din te interrumpió inmediatamente.

"Si necesitas más tiempo, lo acepto, pero por favor no te vayas".

Pusiste una mano sobre la suya.

"No me iría a menos que me lo pidieras. Nunca. Quiero casarme contigo".

Din te apretó la mano y dejó escapar un ligero pero aliviado suspiro.

"Dank Farrik, estaba tan asustado", murmuró y se levantó. Se arrodilló frente a ti y tú te arrodillaste ante él.

"¿Estás lista para cambiar los votos? Debes repetir después de mí. Primero en Mando'a, luego normalmente".

Asentiste con entusiasmo. Tu Mando'a era grotesco, pero querías esto, a cualquier precio.

"Mhi solus tome, mhi solus dar'tome, mhi me'dinui an, mhi ba'juri verde".

Poco a poco repetiste tras él palabra por palabra. Luego comenzaste a decir las frases de nuevo con normalidad.

"Somos uno, estemos juntos o separados, lo compartiremos todo y criaremos a nuestros hijos como guerreros".

De nuevo repetiste palabra por palabra, con la alegría de que por fin eran uno para siempre. Lentamente besaste a Din.

"Gracias", murmuró. "Gracias por todo y más".

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