Me pareció extraño de mí hablar con un chico desconocido, cuando me dirigí a él, quería preguntarle porque me estaba mirando tanto, pero luego me puse a pensar que no quería hacer un problema por las puras, es decir, tampoco me estaba mirando de manera faltosa.
Me llamó la atención que estaba solo y que mantenía la vista en el mar, no miraba a otro lado, solo al mar.
Era un chico guapo, no lo voy a negar, tenía el cabello marrón, ojos verdes; por lo que pude notar era alto, esbelto y llevaba puesta un jean, una camisa a cuadros de color negro y verde, y finalmente unos zapatos negros.
Cuando salí de la playa, me dirigí a mi casa porque ya era tarde, también quería pasar tiempo con mi familia. Cuando entré, noté que estaba todo en silencio.
-¿Hola? –dije.
-¡Sorpresa! –gritaron todos al mismo tiempo.
Me puse muy alegre de que me hayan organizado una fiesta sorpresa, y lo mejor era que habían asistido a la fiesta mis dos amigas más cercanas: Romina y Sofía.
-¡Nicole, feliz cumpleaños! –dijeron las dos abrazándome.
-Qué bueno que vinieron, gracias por todo.
-Nunca nos íbamos a perder tu cumpleaños –dijo Romina.
A Romina y Sofía las conocí en la escuela donde trabajo, Romina tiene 25 años y Sofía tiene 30 años, aunque son mayores que yo, nos llevamos muy bien, ellas son las únicas amigas que tengo.
Sofía está casada y su esposo es ingeniero, ella es una persona madura y centrada; algo que hace que la admire mucho es la dedicación que tiene a su trabajo.
Romina es muy divertida, y por su edad, sale a fiestas; siempre me invita para salir, pero siempre la rechazo porque estoy ocupada cuidando a mi mamá o a mi familia, siempre me dice que tengo que disfrutar mi juventud, pero yo le digo que tengo responsabilidades y que un día saldré con ella, y de seguro también con Sofía.
-De verdad se los agradezco mucho a todos –comenté con una sonrisa en el rostro.
Eran pocas personas las que habían asistido a la fiesta porque solo eran Romina, Sofía, Ana y mi tía Mercedes.
No me importaba que fueran pocas personas, lo importante era que estaban ahí las personas que realmente quería y no iba cambiar eso por nada del mundo.
-Bueno ya, acérquense todos para cantar "Happy Birthday" –dijo mi tía.
Todos me rodearon y mi tía sostenía el pastel mientras que Ana se puso a mi lado, decidí cargar a Ana ya que era pequeña, solo tenía 7 años.
Cuando terminaron de cantar, baje a Ana y ella me susurró:
-Me gustaría que mamá estuviera aquí.
-A mí también me gustaría –le confesé.
-Bueno, ahora nos toca abrir los regalos –dijo mi tía.
-Uy sí, yo primero –Se adelantó Romina.
Sacó de su bolsa un hermoso vestido azul y me lo entregó.
-Espero que te guste.
-Está hermoso, muchas gracias.
-Ahora me toca a mí –dijo Sofía, se dirigió a buscar su bolso y de él, sacó una cajita de color dorado –esto es para ti.
Lo recibí y cuando lo abrí, noté que eran unos aretes en forma de un corazón, simplemente, me encantaron.
-Me encanta, esta increíble.
-Qué bueno que te gustaron –dijo Sofía.
En eso, se acerca Ana y mi tía.
-Cierra los ojos –Me pidió Ana.
-Pero ¿Por qué quieres...?
-¡Solo ciérralos! –dijo interrumpiéndome.
Cerré mis ojos y a los pocos segundos los volví a abrir.
Era un regalo en vuelto, cuando lo tuve en mis manos, supe en un instante que era un cuadro.
Lo abrí y enseguida me puse triste.
Era un cuadro que tenía una foto en la que estábamos Ana, mamá, mi tía Mercedes y yo en un parque.
-No te pongas triste hermana, vas a ver que pronto estaremos todos juntos de nuevo.
-Eso espero, Ana –suspiré.
Alcé la vista y vi que mi tía estaba llorando, me acerque a ella con cuidado.
-Tía, no te pongas así, sólo hay que ser pacientes, vas a ver que todo va a mejorar.
-No te preocupes por mí, Nicole, yo también espero que todo mejore –dijo limpiándose las lágrimas.
Mi tía era testigo de todo lo que habíamos pasado, todo lo que tuve que sacrificar para que mi mamá estuviera en la mejor clínica, y aunque a veces tenía un carácter difícil, igual la quería.
-¡Maldigo el día en el que tu padre piso esta casa, es un mal hombre! –dijo mi tía súper enojada.
-Tía, por favor, no quiero hablar de él ahora y menos si está Ana presente –le susurré al oído.
Mi tía suspiró, le di una mirada suplicante y entendió.
-De acuerdo, bueno, ahora hay que disfrutar por tus diecinueve años, estoy muy orgullosa de ti, Nicole, nunca lo olvides.
-Jamás –dije.
La fiesta no duró mucho, pero disfrute cada momento; ya acostada en mi cama me di cuenta que no me iba a dar por vencida, todos extrañaban a mi mamá, Ana era la más afectada, me dolía pensar que tenía que crecer sin una madre a su lado, es por eso que pase lo que pase, voy a seguir luchando y trabajando para que mi mamá se recupere poco a poco, sé que es algo difícil, pero eso es lo que quiero, y no voy a parar hasta conseguirlo.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...