Estaba en la playa, contemplando el hermoso mar que tenía en frente, era totalmente espectacular, me encantaba el sonido de las olas y me relajaba, hacía que me olvidara de mis problemas, pero como siempre, tarde o temprano, vuelves a tu realidad. Y así fue.
-¿Joven Esteban?, joven Esteban, despierte –decía alguien.
-¿Quién es? –dije todavía dormido.
-Joven Esteban, soy yo, su enfermera.
Al ver que no respondía decidió gritar.
-¡Joven Esteban, despierte!
-¡Ya! ¡Ya desperté! ¿Feliz? –dije molesto.
-Perdóneme, joven Esteban, pero ya sabe que tiene que despertar temprano, ya son las once de la mañana –dijo mi enfermera.
-No te preocupes, Jackie. Ya te he dicho que solo me digas Esteban, solo háblame de "usted" cuando esté mi papá presente, ya sabes como es él –dije levantándome de la cama.
- Sí, lo sé, supongo que es la costumbre. Solo te digo que no te olvides que tu papá hoy viene a verte.
-No me lo hagas recordar, Jackie, ya estoy bastante molesto de que venga a verme.
-¿Por qué te molesta tanto su presencia? –preguntó Jackie.
-¿Por qué? ¿Todavía lo preguntas?, él solo viene cuando se le da la gana –dije molesto.
-No te molestes, Esteban, tu padre quiere lo mejor para ti.
-Sí, claro –dije sarcásticamente.
Ella se comenzó a reír.
-Antes de que venga, ¿Crees que pueda salir?, solo un rato –dije nervioso porque tenía miedo que dijera que no.
-No, tú sabes las reglas que me indicó tu padre, después de la última vez que te dejé salir, se molestó mucho, así que no.
-¡Él no puede hacer eso!, ni siquiera es mi doctor –dije molesto.
-Sí, si puede, es tu padre –Me recordó Jackie.
-Ya tengo veinte años, por favor, Jackie, déjame salir, te lo ruego, solo será un rato –junté las manos como si fuera a rezar y puse cara triste.
-No, ya te lo dije.
-Por favor –Le pedí casi rogándole.
-Está bien, pero solo un rato –dijo no tan convencida de lo que estaba diciendo.
-¡Gracias! ¡Muchas gracias! –La abracé de la emoción.
-De acuerdo, pero tienes que llegar temprano, antes de las seis para que puedas alistarte antes de ver a tu padre –dijo separándose de mí.
-De acuerdo –dije.
Después de que Jackie salió de mi habitación, me alisté rápidamente, qué bueno que en una maleta llevaba ropa de calle; desayuné y salí de la clínica.
Sabía perfectamente donde ir, cerca de la clínica había una playa hermosa que hace mucho tiempo no visitaba.
A los diecisiete años me detectaron una enfermedad terminal. Cuando me enteré de ello, el mundo se me vino abajo porque tenía tantos sueños que, por esta enfermedad, no se iban a cumplir.
Pero estaba decido a luchar, no iba a morir sin intentarlo, así que comencé a realizar los tratamientos y quimioterapias por tres años, pero, lamentablemente, ya no pude hacer nada y los doctores me dijeron que tenía poco tiempo de vida. Sí, esa era la verdad. Me dieron ese mensaje a hace algunos meses y dejé de hacer mis quimioterapias, solo tomaba algunos medicamentos para poder alargar mi tiempo de vida, pero estaba claro que iba a morir en cualquier momento. Aún así, la verdad es que no sé por cuanto tiempo pueda seguir viviendo.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...