El dolor de cabeza era insoportable e hizo que abriera mis ojos.
Sentía que alguien me observaba, y al despertarme noté que era cierto; pestañeé varias veces para enfocar el rostro de la persona que me miraba.
Una niña se apareció en mi campo de visión. Tenía el cabello largo y marrón, los ojos también marrones, y me observaba muy de cerca, tratando de guardar en sus recuerdos cada facción de mi rostro.
Al verla bien, me asusté al tener a alguien tan cerca mío de repente y grité sentándome en el sofá donde estaba, tapándome con la manta de color azul hasta mi cabeza, como si fuera un niño pequeño.
Bajé de a pocos la manta hasta que solo quedó descubierto mis ojos para ver quién era aquella niña.
Noté que se había alejado porque mi grito la había asustado.
-¿N-Nicole? –Le pregunté a la pequeña.
Tal vez la resaca estaba haciendo que alucinara porque había una niña allí exactamente igual a Nicole.
Ella abrió los ojos, sorprendida de como la había llamado.
-¿Quién? ¿Yo?–preguntó mirando a ambos lados, solo para asegurarse que le estaba hablando a ella.
Asentí, aún asustado porque no reconocía la sala que estaba a mí alrededor, y sí, no me acordaba de casi nada de lo que pasó en la noche anterior.
-No soy Nicole, Soy...
-¡Ana! –La interrumpió mi amiga, quien se había hecho presente en la sala- Te dije que no lo despertaras.
-Pero no yo no lo he despertado –protestó la niña, quien al parecer, se llamaba Ana.
Dejé de tapar mi rostro como un auténtico cobarde. Me toqué la cabeza por el dolor punzante que emergía en él. Nicole se acercó, y se sentó a mi lado.
-¿Cómo te sientes? –preguntó preocupada.
-Me duele la cabeza –Las miré a las dos y dije:- Ustedes se parecen mucho.
Ambas rieron.
-Pues porque somos hermanas –intervino la niña que no dejaba de mirarme con curiosidad, dio un salto hacia donde estaba y se presentó:- Mi nombre es Ana, soy la hermana menor de Nicole. De seguro te ha contado mucho de mí, ¿no es así?
Sonreí alegremente.
-Sí, así es. Pero no me imaginaba que ustedes dos se parecían tanto...Eres como una mini Nicole.
Frunció el ceño, y antes de que pudiera protestar por como la llamé, fue interrumpida por la presencia de una señora.
-Veo que ya despertó –Supuse que era la tía de Nicole, me había hablado de ella muchas veces, y según lo que me había contado, podía llegar a ser muy estricta, pero a la vez muy amable.
Pero el tono con que me había hablado no era necesariamente de amabilidad.
-Buenos días. –La saludé cordialmente- Por favor, no me trate de usted, dígame solo Esteban.
Asintió en silencio.
Todos nos quedamos callados, hasta que Nicole habló.
-Bueno, el desayuno está recién hecho, siéntense en la mesa.
Su tía y Ana desaparecieron de la sala; Nicole me sonrió.
-No te preocupes por tu dolor de cabeza, es normal por la resaca. Te daré una pastilla para aliviar el dolor cuando termines de desayunar.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...