Nunca la había visto así...tan frágil, tan melancólica, tan apagada. Todo rastro de luz se esfumó del rostro de Nicole en cuanto vio a su padre.
Le di una mirada de reojo a su padre antes de ir corriendo tras ella, y cuando la vi, supe que no estaba bien. La sentía en otro mundo, o al menos ella quería escapar del mundo donde estaba él, y podía comprenderla porque yo me sentía igual.
Siempre me había parecido la persona más fuerte de la galaxia, pero hasta las personas o estrellas que más irradian luz tienden a titubear, haciendo que su luz se apague un poco antes de recargar fuerzas para brillar con mayor intensidad.
Eso es lo que espero para ella, que esto solo sea un mal momento, pero después que todo el dolor pase, siga brillando como lo ha hecho siempre.
Sentí una fuerte presión en mi pecho al verla llorar, un dolor emocional que era incapaz de controlar al verla así. Quería tomar todo ese dolor que sentía y ponerlo sobre mí para que ya no sufriera más, pero no podía, y lo único que podía hacer era consolarla.
Su padre no se parecía nada a ella, no tiene nada de él, supongo que se parece a su madre. Yo era más alto que él, y lo pude comprobar cuando lo enfrenté por haber tocado a Nicole; no me importa que sea su padre, él no tiene por qué tocarla.
Luego de que se fue, entramos a mi habitación, allí encontré a Ana sobre mi cama mirando la televisión que estaba colgada en la esquina de una de las paredes; en la cama había una bolsa llena de diferentes tipos de dulces, y ella los comía mientras miraba atentamente la televisión.
-¡Hermana! –Saludó alegremente Anita que agitó su mano arriba y abajo. - ¡Mira cuántos dulces tiene Esteban!
Los señaló emocionada, Nicole sacó de su bolso un poco de papel para limpiarle su rostro por el dulce que tenía allí, al principio se alejó, pero después se rindió dejando que su hermana la limpiara.
Se quedó mirándola unos segundos, acariciando su rostro, sus ojos se llenaron de lágrimas. Quise acercarme, pero creo que es mejor que hablen a solas, de hermana a hermana.
-Tengo que hablar contigo, Anita. –dijo Nicole, alejándose un poco de ella.
-Yo mejor las dejo a solas –atiné a decir, pero antes de moverme de donde estaba, mini Nicole habló dejándome sorprendido por sus palabras.
-Quédate, Esteban. Después de todo, tú también has visto a mi padre. -Miró a su hermana mayor- ¿Por qué es mi padre, verdad, Nicole?
El ruido de la televisión sobraba en esa conversación, así que la apagué, y me apoyé en una pared con los brazos cruzados, observándolas con desasosiego.
Ella tomó asiento al lado de su hermana menor, y antes de hablar me miró, no supe descifrar su mirada, solo supe que no importara lo que fuese a decir en ese instante, lo único que le importaba a ella era Ana.
-Sí, es tu padre, es...nuestro papá. –Respondió fríamente. –Pero, Ana, papá es un hombre...complicado, ya sabes. Él te quiere, solo que a su manera.
-A su manera...-Susurré para mí mismo.
¿Querer a alguien a su manera realmente era querer? ¿Por qué debemos recibir el amor de una persona "a su manera"? ¿No sería conformarnos con el amor y cariño de alguien ya que es lo único que puede ofrecerte?
Eso es lo que me pasa con mi papá. Me conformo con el poco (casi nulo) amor que me da, y, aun así, yo lo sigo queriendo, claro que también me molesta...pero es mi padre y lo quiero.
-¿Están seguras que no quieren que me vaya? Creo que deberían de hablar a solas...-Volví a decir, necesitaba saber si realmente querían que me quedara allí, escuchando una conversación tan personal.
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Cielo de luces
Storie d'amoreNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...