Estaba ahí, tratando de conciliar el sueño, pero no podía, pasaba horas sin dormir, mirando el techo.
Miré mi reloj, eran las doce de la noche. Volteé y miré a mi hermana Ana, dormía como un angelito, aunque no lo era tanto cuando estaba despierta; ya habían pasado varias horas, miré de nuevo al reloj y eran las tres de la mañana, me estuve dando vueltas en mi cama hasta que me quedé dormida.
Un ruido me despertó, miré bien y era mi tía Mercedes y mi hermana, tenían un pastel en sus manos y entonaban la canción "Happy Birthday".
-Muchas gracias -dije alegre.
-¿Te gustó? -dijo Ana.
-¿Qué cosa? -respondí.
-Que te cantáramos "Happy Birthday".
-Claro que sí -Le di un beso en la frente.
-¿Qué vas hacer hoy, sobrina? –dijo Mercedes.
-Voy a visitar a mamá al hospital –dije sin pensarlo dos veces.
-¿De nuevo? –dijo.
-Si tía, de nuevo –dije algo molesta y levantándome de mi cama.
-Hermana, ¿puedo ir contigo?
-No, Ana, tienes que cuidar a mi tía.
-Yo me puedo cuidar sola –afirmó mi tía.
-¿Pueden esperar afuera? Me quiero cambiar.
Ellas salieron del cuarto y miré mi reloj, eran las siete de la mañana, ya era tarde, así que me alisté rápido.
Salí del cuarto, desayuné, me despedí de mi tía y Ana, y salí de casa.
Cuando llegué al hospital, había mucha gente, algunas estaban furiosas y gritaban, otras lloraban, no era un hospital muy grande, no había suficiente personal para atender a todas esas personas.
Dejé de mirar y me dirigí a la habitación de mamá, entré y vi a mi mamá con el doctor.
-¿Cómo está? –pregunté.
-No está tan bien –respondió.
Agaché mi cabeza.
Mi mamá sufría de Alzheimer lo tenía desde hace muchos años. Fue mi culpa no haberlo detectado a tiempo, olvidaba las cosas cuando iba a comprar y pensaba que era algo normal, que se podía olvidar cualquier persona, pero este no era el caso, fue mi culpa porque estaba tan concentrada en mis estudios y no me percaté lo que le estaba sucediendo a mi mamá. Y el hecho que no tuviera papá tampoco ayudaba, bueno, si tengo un papá, pero no sé dónde está, nos abandonó poco después de que Ana naciera, así que era yo quien debía mantener a la familia.
Estaba mi tía Mercedes, quien era la hermana de mi mamá, pero ella ya era muy mayor.
Durante años había trabajado muy duro para poder llevar a la mejor clínica a mi mamá, aparte de eso, había conseguido un préstamo en el banco así que tenía una gran deuda por pagar, pero eso no importaba en estos momentos.
Hoy la trasladaban a la mejor clínica de la ciudad, ese era el mejor regalo y estaba feliz.
-¿Hoy día es tu cumpleaños verdad? –me preguntó el doctor.
-Sí, doctor, ¿Quién le dijo? –pregunté.
-Tu tía llamó y me dijo ¿Cumples diecinueve años, verdad?
Asentí y miré a mi mamá, le sonreí.
Había veces que se acordaba de mí y otras veces no, en ocasiones, se ponía agresiva.
-¿Quién es esta mujer? –dijo mi mamá.
Miré al doctor y el doctor se dirigió hacia ella y se sentó a su lado.
-Señora María, ella es su hija –le dijo el doctor a mi mamá.
-¡Yo no tengo hijos! –gritó ella.
Se me cayó una lágrima, no era una persona que lloraba, era una persona muy fuerte y podría decir que a veces era muy fría en situaciones muy tristes, pero esta vez me quebré.
-Ya doctor, déjela, esta bien –dije limpiándome las lágrimas.
-Iré a hacer los papeles para que puedas trasladar a tu mamá a la clínica- dijo el doctor.
-Sí, gracias –respondí.
Sacaron a mi mamá de su habitación y se la llevaron a la ambulancia, entré con ella.
Ella miraba todo como si fuera algo nuevo y le sonreí, esta vez, sin esperar nada a cambio y ella me devolvió la sonrisa.
Cuando llegamos a la clínica me sentí muy feliz, era un sueño cumplido que mi mamá estuviera en la mejor clínica de la ciudad, me había costado mucho esfuerzo ya que incluso trabajaba de madrugada. He trabajado de distintas cosas, de sirvienta, de secretaria y en mis tiempos libres limpiando autos, cuando la luz del semáforo se ponía roja, era el momento de trabajar, algunas veces me iba bien y otras no.
Hace un año que trabajo de auxiliar de educación inicial en una escuela, básicamente, ayudo a la profesora que está a cargo de la clase. Soy la más joven de todas las profesoras y auxiliares, pero siempre me tratan con respeto; como trabajo de auxiliar, tengo un empleo estable así que ya no es necesario que esté realizando otros trabajos.
De afuera, la clínica se veía enorme, era grande y muy bonita, lo mejor era que, a unas cuadras, quedaba cerca la playa, eso le sumaba puntos extra.
Una enfermera nos llevó a la habitación de mi mamá, las paredes eran blancas, las sábanas de la cama estaban estendidas y limpias, la habitación tenía un baño propio y una mesita de noche que estaba al lado de la cama.
Recostaron a mi mamá en la cama con cuidado y me dijeron que espere aquí, mi mamá estaba dormida así que no había ningún problema.
Abrieron la puerta y un doctor pasó a la habitación donde estábamos.
-Buenos días, soy el doctor Pablo Pérez, yo seré el doctor de su madre.
-Buenos días doctor, soy la hija de la paciente María, yo fui quien la trasladó a esta clínica.
-No se preocupe, ya me lo informaron, su madre estará muy bien cuidada en esta clínica.
-Gracias doctor, ¿hay algo más que debo hacer antes de irme? –pregunté.
-No, eso sería todo, pero antes de irse, ¿podría decirme su nombre y su apellido para poder apuntarla en la lista de familiares de la paciente?
-Si claro, mi nombre es Nicole Torres.
-Gracias, hasta luego, señorita Nicole -se despidió el doctor.
- Hasta luego doctor, cuide a mi mamá, por favor.
-No se preocupe, aquí estará bien cuidada.
-Gracias –dije antes de salir por la puerta de la habitación.
Salí de la clínica con rumbo a mi casa pero... ¿Qué iba hacer en mi casa?, aparte de cuidar a mi hermana y a mi tía, quería disfrutar mi cumpleaños, al menos por un momento, no sabía a donde ir, luego me acorde que hay una playa cerca de la clínica, no me parecía mala idea ya que amaba la playa, así que me dirigí ahí.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...