NICOLE - Capítulo 7

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Antes de salir de la clínica, me despedí de mi madre ya que no iba a poder visitarla al día siguiente. Cuando por fin estuve en el carro camino a casa, tuve tiempo de pensar en todo lo que había sucedido esa noche con Esteban.

Primero, no era una cita, eso estaba claro, ¿verdad? Como sea, me sorprendí bastante cuando mencionó el por qué estaba en la clínica, no me lo imaginaba así porque parecía sano, no se notaba que estaba enfermo. Mayormente los que tienen cáncer se les cae el cabello y todo lo demás en consecuencia a las quimioterapias, pero no era su caso, él tenía el cabello marrón y parecía estar bien, a no ser que...Ay no.

Puede que exista una pequeña posibilidad del por qué, a pesar de tener cáncer, siga conservando su cabello. Ya no seguía asistiendo a sus quimioterapias. Lo que me lleva a concluir que pronto él va a...bueno eso ya se sabe, no es necesario que lo diga.

De inmediato, me puse triste por él, parecía un chico bastante inocente y alegre, no tenía que pasar por eso. Por otro lado, su padre era bastante diferente a él, y hablo acerca de la personalidad, porque Esteban y su padre son extremadamente iguales en lo que se trata de facciones del rostro, mismos ojos, mismos labios, misma nariz; el señor Rafael es un poco robusto y alto, y al igual que su hijo, muy guapo.

Se notaba de lejos que el padre de Esteban era muy serio y drástico, y la verdad es que cuando se acercó hacia nosotros me intimidó un poco, sobre todo porque es de esas personas que cuando se acerca a alguien, impone con su presencia.

También, podía notar que su padre tenía dinero, llevaba un elegante terno negro que combinaba a la perfección con su corbata azul marino, puede que sea un importante empresario o un abogado.

Llegué a mi casa tarde, como siempre. Intenté hacer el menor ruido posible para no despertar a Ana y a mi tía, que bueno que lo pude conseguir, creo que ni se dieron cuenta que había llegado tarde.

Al día siguiente, me alisté rápidamente para ir a trabajar, también desperté a Ana que tenía que ir a la escuela.

-Sé que llegaste tarde anoche –dijo seria y con los brazos cruzados mientras yo preparaba todo para irnos, estaba apurada, entonces, no le di mucha importancia a lo que me decía.

-Había mucho tráfico.

Ana pareció conformarse con mi respuesta porque no volvió a tocar el tema durante todo el trayecto hacia su escuela, ella solo era una niña, pero no era tonta, y si en una ocasión tendría que mentirle, estoy casi segura que no podría engañarla ni aunque quisiera.

-Cuídate, por favor –le dije antes de que se metiera a su aula.

-Sí, sí. No te preocupes –murmuró de lo más relajada.

Ella me dio la espalda, alejándose de mí. Fue entonces que se me ocurrió hacerle una broma.

-¡Cuídate y no te olvides que te quiero hasta el infinito y más allá! –grité con una sonrisa en la cara.

Sabía que la estaba avergonzando porque sus amigos se comenzaron a reír un poco, incluyendo a los padres de familia, lo cual, hizo que la broma fuera mejor. Ana solo volteó y me hizo una mueca, luego siguió su camino. Había cumplido mi misión y sonreí en silencio.

Miré mi reloj para ver si estaba llegando tarde o no, y sí, ya era tarde. Llegué al colegio donde trabajaba corriendo para que no se notara tanto mi tardanza, pero no pude hacer nada porque igual se dieron cuenta.

-Hasta que por fin te dignas a venir –dijo Sofía algo incómoda por mi tardanza.

-Lo lamento tanto, se me hizo tarde y ayer fue un día bastante agitado y...

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