Mi primer novio. Mi primer amor. Mi primer beso. Mi todo.
Esteban Hernández.
¿En qué momento te volviste una parte fundamental en mi vida?
Te has metido en mi corazón sin previo aviso, ni siquiera consultaste antes de entrar, simplemente lo hiciste y allí te quedaste. Tiraste la llave para no irte nunca más, no creo que lo hagas, aun cuando quieras irte, mi corazón seguirá latiendo por ti.
Pienso en todo mientras camino hacia la clínica para ver a mi novio.
Dios, "novio". Esteban es mi novio.
Sonrío para mí misma recordando como besé sus suaves labios.
Me toco con mis dedos para engañar a mis labios y pensar que son los de él. Como me acarició, abrazó, su mano sobre mi cintura. Todo fue perfecto.
Toco la puerta, impaciente por verlo.
Allí está, parado junto a una puerta recién abierta para mí, con una sonrisa deslumbrante que llena mi alma y hace que quiera dar saltitos de alegría. Me toma por la cintura con un solo brazo y me lleva hacia dentro, cierra la puerta tras de él con el pie y sus labios chocan con los míos.
Llevo mis manos a su cuello para profundizar el beso y aprieta su agarre en mi cintura, me separo de él por falta de aire y lo miro a los ojos.
-Te extrañé. –Susurra con cercanía.
Casi no nos hemos visto por la gran carga de trabajo que tenía en la escuela, nos hablábamos por teléfono todos los días, pero no es lo mismo.
-También yo.
Su sonrisa se ensancha aún más, como si eso fuera posible de alguna manera.
Pasa sus nudillos por mi rostro y analiza cada detalle de mí. Su piel cálida es como miel para la mía, es tan suave su manera de tocarme que pensamientos inusuales vienen a mi mente. Me pongo roja al pensar en cómo sería si esa mano y dedos me recorrieran el cuerpo mientras él...
-Nicole.
Despierto del trance en el que estaba.
-¿Si? Te escucho –Lo miro aún, embriagada por su tacto.
-Siempre quise tocarte así, sentir tu piel.
Ay, por Copérnico y Galileo, él no ayuda a disipar esas imágenes en mi cabeza.
Se inclina nuevamente para besarme cuando sentimos que alguien está a punto de abrir la puerta, nos separamos como si nos quemáramos el uno al otro.
Mierda. Esto se volvió peligroso.
-Ya vine, traje todo lo que...-Las palabras de Jackie quedan en el aire cuando me ve, frunce el ceño y mira a su paciente, aunque él no la ve a ella. -¿Todo bien? Ambos se ven...acalorados.
-¡Acalorados! ¡Sí, hace demasiado calor! –Comienzo a reír nerviosamente y sacudo mi camisa de algodón rápidamente, formando un abanico que hace que el viento diminuto que he creado golpeé mi pecho.
Esteban esconde una sonrisa divertida y mira hacia abajo. Jackie nos analiza nuevamente y decide no hacernos caso, sigue su camino hacia el escritorio.
Nos quedamos tras ella y escuchó la risita de mi novio.
-Chist. –Lo miro severamente. –No te rías.
-"¡Acalorados!¡Sí, hace demasiado calor!" –repite lo que dije exageradamente y tratando de imitar mi tono de voz.
-Calla. –Le tiro la almohada que estaba a mi alcance y él la toma en el aire, Jackie voltea a vernos y él esconde la almohada detrás de su espalda.
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Cielo de luces
RomantikNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...