Estaba conforme con el "Gracias, hijo", es decir, no esperaba menos.
Esa mujer, llamada Elizabeth, no dejaba de verme. Buscaba el momento adecuado para acercarse a mí y conversar, pero yo no quería ni cruzar media palabra con ella, no me sentía cómodo.
¿Qué iba a decirle? "Bienvenida a la familia, señora que recién acabo de conocer"
Negué con la cabeza, fastidiado.
Por suerte los tenía a ellos, y a ella. Nicole me robaba el aliento cada que podía y ni siquiera tenía la necesidad de hablarme, con solo yo verla me dejaba sin aliento.
El ocaso se imponía ante todos nosotros, en el horizonte, ya estaba anocheciendo y corría un frío viento que, de vez en cuando, hacía tiritar a los presentes. Mis ojos subieron hasta el cielo, ya no era azul, ahora era de un color anaranjado brilloso, por el atardecer.
Una música agradable comenzó a sonar, y solo quería bailar con Nicole. No dejaba de verla bailar con Romina y Eduardo. Sofía, por otro lado, se encontraba sentada a mi derecha.
-¿A qué hora piensas invitarla a bailar? –dijo, y yo giré para verla mientras le respondía.
-La verdad, no lo sé.
-Solo recuerda hacerlo antes de que se acabe la fiesta. –Me recomendó con una pizca de sarcasmo en su voz. Me reí.
La música cesó, Eduardo y Romina volvieron hacia la mesa donde estábamos, pero Nicole, no. Ella siguió bailando sola, no le importaba que otras la miraran y la juzgaran, simplemente bailaba. Ella era misma y eso me encantaba.
-Ya deja de mirarla así, pervertido. –Romina me dio un pequeño golpe en el hombro. –Se dará cuenta.
Me enderecé en mi asiento, lo menos que quiero es que se entere de lo que siento por ella. Sin embargo, Eduardo continuó hablando e hizo que me ponga rojo de la vergüenza:
-Yo creo que alguien está enamorado.
-No, ¿En serio? –Se burló Romina de él, y fingiendo no poder creérselo- Nadie de aquí lo habíamos notado.
-Ya, déjame. No puedo decir nada delante de ti sin que me hagas bullying.
Romina frunció el ceño y volteó a ver a Sofía.
-Dile a tu esposo que no sea un exagerado.
-Amor, no seas exagerado. –Repitió Sofía con una sonrisa inocente.
-¡Oigan, ya basta! Parece que a veces se unen contra mí. –Eduardo hizo un puchero antes de tomar su copa de champán.
Comencé a reírme antes de volver nuevamente en mi asiento y ver a Nicole en la pista de baile, pero ya no estaba ahí. La busqué con la mirada y la vi cerca del bar con una copa que tenía en sus manos...no estaba sola, estaba con Daniel.
Ladeé la cabeza con molestia. ¿De qué podrían estar hablando?
-Al parecer a alguien más le llamó la atención Nicole. –Declaró Sofía con una mueca.
Todos ahora observaban como Daniel trataba de establecer conversación con Nicole, mientras que ella solo quería irse de allí. Se notaba que le molestaba su presencia.
-¿Crees que necesite ayuda? –Les pregunté a todos cuando vi que se acercó más a ella.
-Creo...creo que ella puede, Nicole sabe defenderse. –Romina parecía dudar un poco, pero igual dijo aquello que no me dejó para nada tranquilo.
Vi como el desgraciado se acercó más y rozó su mano con la suya, ella se apartó notoriamente antes de darse la vuelta y darle la espalda.
-Ya ven –Romina parecía más tranquila pero su rostro cambió cuando todos vimos como Daniel bajó su mano por su espalda hasta casi llegar a su trasero. –Carajo.
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Cielo de luces
RomanceNicole es una chica demasiado ocupada y que no puede vivir como una joven debería hacerlo. Tiene que cuidar de su familia, y de sobre todo, su madre que padece Alzheimer. Ella sabe que su único lugar seguro es mirar las estrellas y perderse en ellas...